lunes, 13 de octubre de 2014

Los laicos piden al Sínodo que se los escuche más


Las exposiciones de los laicos insistieron en formar al clero sobre lo...
Viernes 10 Oct 2014 | 10:59 amCiudad del Vaticano (AICA): Este viernes 10 de octubre las sesiones del Sínodo de los Obispos continuaron con 15 intervenciones, entre ellas seis parejas y nueve auditores, casi todos laicos comprometidos en los ámbitos de la pastoral familiar, la bioética y la ecología humana. Los expositores pidieron que se escuche más a los laicos a la hora de buscar soluciones a los problemas de las familias, en particular en lo que respecta a la esfera de la intimidad de la vida matrimonial. También se insistió en la capacitación del clero en estos temas.

Este viernes 10 de octubre las sesiones del Sínodo de los Obispos continuaron con 15 intervenciones, entre ellas seis parejas y nueve auditores, casi todos laicos comprometidos en los ámbitos de la pastoral familiar, la bioética y la ecología humana. Procedentes de diferentes países y en representación de casi todos los continentes, llevaron al Aula sinodal su testimonio vivo de apostolado familiar en la vida cotidiana.

Los expositores recordaron las dificultades que viven las familias en Oriente Medio, en particular de Irak. Los numerosos conflictos repercuten gravemente en las familias, disgregadas por la muerte de sus miembros, obligadas a emigrar en busca de un lugar seguro para vivir, privadas de futuro para los jóvenes, mientras los ancianos se ven abandonados a sí mismos.

Los testimonios buscaron transmitir que la unidad de la familia cristiana en Medio Oriente está "profundamente sacudida" en los países de la región. Ante estos escenarios dramáticos, aseguraron que la Iglesia representa un refugio seguro, una "familia de familias" que ofrece consuelo y esperanza. En el aire del Aula se respiraba la necesidad de formar a los matrimonios para ser, en estos y otros escenarios, "mediadores" de paz y de reconciliación.

Con un oído en los fieles
Otro punto destacado por los auditores fue la necesidad de que la Iglesia escuchase más a los laicos a la hora de buscar soluciones a los problemas de las familias, en particular en lo que respecta a la esfera de la intimidad de la vida matrimonial. Por esta razón, se hizo hincapié en la importancia de la sinergia entre el mundo académico y el mundo pastoral, para no formar "técnicos", sino agentes pastorales que conozcan y sepan promover los temas de la familia y de la vida, a través de una sólida "visión antropológica católica del mundo".

Además, los auditores subrayaron la necesidad de un mayor diálogo entre la Iglesia y el Estado, también a través del compromiso de fieles laicos que, lejos de ambiciones personales, sean capaces de promover la protección de los derechos de la familia y la defensa de la vida, trabajando en pro de un Estado de rostro humano. Los laicos deben ser activos y competentes en la defensa pública de los valores de la vida y la familia.

Otras voces insistieron en la necesidad de formar a los sacerdotes en los temas de la familia, en particular, en la apertura a la vida, para que puedan explicar y hablar con naturalidad y claridad del amor conyugal. También porque en muchas partes se observa que si la planificación familiar natural se explica en detalle, destacando el valor positivo, se fortalece la vida de la pareja. En este contexto, se recordó que las homilías, bien preparadas, fomentan la participación de los fieles en la celebración de la Misa.

El Aula también oyó la necesidad de no abundar en tanta teoría con los jóvenes, que entienden muy bien la centralidad de la familia cuando sus miembros la demuestran siendo testigos creíbles y sujetos de evangelización . Para ello, se insistió en acompañar a las parejas con una pastoral adecuada, incluso después del matrimonio y no sólo antes.

Cercanía en el dolor
Los auditores dieron voz al sufrimiento de los que pierden a un familiar, como las personas viudas, los huérfanos o los padres a quienes muere un hijo. Para todos ellos es fundamental el acompañamiento de la Iglesia y de los grupos de escucha y ayuda, para que no se sientan desarmados frente a la profunda angustia de la pérdida, al temor de un "desierto" de los afectos, sino que permanezcan firmes en la fe.

Más tarde se habló de la importancia de una "ecología humana", que ayude a contrarrestar los efectos negativos de la globalización económica, a menudo portadora de modelos contrarios a la doctrina católica. Hubo una fuerte condena de todas las formas de violencia doméstica, en particular contra las mujeres, señalando que a menudo este flagelo se da en las parejas jóvenes.

Por último, se hizo hincapié en la necesidad de la comunicación dentro de la familia, porque el compartimiento entre los cónyuges, así como también en la educación de los hijos y sobre todo la oración en el hogar, contribuyen a fortalecer el núcleo familiar.+


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