domingo, 12 de octubre de 2014


“Para actuar en nombre de Dios, debemos cuidar la vida de todos”
Santa Fe (AICA): El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, recordó que “Dios es Padre de todos”, por eso “no podemos decir que actuamos en su nombre, cuando no amamos y cuidamos la vida de todos”. “En estos tiempos venimos escuchando y viendo imágenes de muertes por personas y grupos que, creyéndose amparados por el mandato de un fundamentalismo religioso, niegan con sus hechos la existencia del mismo Dios que buscan predicar”, advirtió en su reflexión semanal. Tras reconocer que “esto que está lejos de nosotros es fácil de condenar”, consideró que también “debemos mirar más cerca, a esos hermanos más cercanos que están, incluso en la misma familia, en nuestro barrio, y preguntarnos cuál es nuestra actitud frente a ellos”.

El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, recordó que “Dios es Padre de todos”, por eso “no podemos decir que actuamos en su nombre, cuando no amamos y cuidamos la vida de todos”.

“En estos tiempos venimos escuchando y viendo imágenes de muertes por personas y grupos que, creyéndose amparados por el mandato de un fundamentalismo religioso, niegan con sus hechos la existencia del mismo Dios que buscan predicar”, advirtió en su reflexión semanal.

Tras reconocer que “esto que está lejos de nosotros es fácil de condenar”, consideró que también “debemos mirar más cerca, a esos hermanos más cercanos que están, incluso en la misma familia, en nuestro barrio, y preguntarnos cuál es nuestra actitud frente a ellos”.

“No hace mucho los obispos en un documento decíamos que la Argentina estaba ‘enferma de violencia’, no todos lo comprendieron, pensaban que exagerábamos. Por el contrario, sólo constatábamos un hecho y queríamos hacer una advertencia, que nos lleve a tomar conciencia de que somos parte y que podemos acostumbrarnos a convivir en una cultura violenta”, sostuvo.

Por último, monseñor Arancedo aseguró que “una fe auténtica en Dios es, no lo dudemos, la mayor garantía para crear una sociedad de hermanos. Me alegro como argentino cuando en un barrio se abre una capilla, y veo que ya comienza una catequista a hablar de Dios, del Evangelio a los niños y a colaborar con las familias en la formación moral de sus hijos”.+ 


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