miércoles, 2 de julio de 2014




La semana pasada el New York Times publicó un interesante artículo sobre las vocaciones religiosas de la Iglesia Católica en Estados Unidos. Tradicionalmente, un artículo del New York Times buscaría a mostrar una imagen negativa de la situación vocacional, pero esta vez fue diferente.
El artículo, titulado In two Michigan towns, a Higher Calling is Heard (En dos pueblos de Michigan el llamado de lo alto fue escuchado), explica por qué en dos pequeños pueblos del Medio Oeste de Estados Unidos, un inusual número de jóvenes está respondiendo a la llamada vocacional.
Cuando leí el titular, lo primero que pensé fue “quiero ir allá para ver y sentir lo que está pasando”. Tras leer por segunda vez el artículo, pude identificar unas pocas pero importantes conclusiones sobre una experiencia que toda comunidad católica puede incorporar para aumentar el número de vocaciones y ayudarlas a perseverar en el tiempo:
• Adoración Eucarística por las vocaciones: El New York Times señala que en esos dos pueblos, las parroquias locales dedican una hora de oración por las vocaciones. El Señor Jesús nos dice “Pedid, y se os dará” (Mt. 7,7). Sabemos que el Señor es bueno y misericordioso, que Él es abundante en sus dones espirituales, pero también necesita que le pidamos estos dones. Necesitamos más vocaciones, por lo tanto recemos por ellas como comunidad.
• Apoyo de los padres y de la comunidad. La decisión de entregar la vida al servicio de Dios y de la Iglesia es algo difícil, así como lo es el matrimonio. Si todos tus amigos te han dicho que es una locura que te cases con tu novio/novia es muy probable que dudes más de una vez en pedir su mano. Lo mismo ocurre cuando consideras una vocación religiosa. Conozco a muchos hombres y mujeres valientes que no tuvieron el apoyo de sus padres o amigos cuando decidieron responder al llamado del Señor. Cuántas más vocaciones tendríamos si los padres tuvieran la misma actitud de Agnes Koenigsknecht, madre de dos sacerdotes, quien dice: “No nos pertenecen. ¿Cómo puedes retenerlos (ante su vocación)?”.
• Estímulo y apoyo constante a seminaristas y religiosos. Actualmente, existen muchos desafíos para vivir la fidelidad en el matrimonio o en la vida religiosa. Solemos celebrar cuando un joven decide ingresar en la vida religiosa, pero ¿qué pasa después? Los religiosos y religiosas tienen altos y bajos al igual que el resto de las personas. En lugares donde el número de vocaciones es alto, el New York Times señala que existe un apoyo contante que va desde pequeñas contribuciones monetarias hasta cartas de motivación escritas por niños.
En octubre de 2013, el Papa Francisco también ofreció algunos importantes consejos al Obispo chileno Juan Ignacio González para aquellos que están considerando la vocación a la vida religiosa:
• Es Jesús quien te llama. “Que se deje mirar por Jesús, porque el que lo llama no es ni el cura, ni el obispo, ni el Papa. Es Jesús quien lo está mirando con cariño, le muestra la gente, la necesidad del pueblo de Dios y le dice: si quieres ayúdame”, afirmó el Papa Francisco.
• Rechazar tu llamada vocacional causa tristeza. Jesús llamó al joven rico, un hombre con muchas riquezas, pero el joven rico eligió no responder. El Papa Francisco dice, “si no lo sigues, eres libre, pero mira la tristeza que provocas en el corazón del Señor y la tristeza de provocas en tantos corazones que no van a poder solucionar su problema porque les va a faltar un sacerdote”.
• No seas tonto. “El Señor cuando agarra de la mano nunca deja solo”. Jesús es fiel a todos los que él llama. Si Él te llama, nunca te abandonará.
Es verdad que la Iglesia Católica ha experimentado un descenso en el número de vocaciones, sin embargo, existen comunidades donde existe un florecimiento de las vocaciones y el Señor no nos ha dejado solos. Él nos está mostrando el testimonio de comunidades católicas vivas. Nos corresponde a cada uno de nosotros poner de nuestra parte, rezar por las vocaciones, crear una cultura de la aceptación y entregar un apoyo constante.


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