martes, 11 de agosto de 2015

EL ODIO POR VIVIR COMO CRISTIANOS

Nos odian porque “persistimos en vivir como cristianos”, dice Arzobispo desde Irak


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Mons. Matti Warda, Arzobispo de Erbil (Irak). Foto Flickr HazteOir (CC-BY-SA-2.0)
ROMA, 11 Ago. 15 / 11:09 am (ACI).- El Arzobispo de Erbil (Irak), Mons. Bashar Matti Warda, afirmó que los extremistas musulmanes del Estado Islámico (EI) los odian porque “persistimos en querer vivir como cristianos” aún incluso a pesar de la persecución que sufren desde hace algunos años en la región de Medio Oriente.
En una carta enviada a la agencia vaticana Fides, el Prelado relata que en estos momentos tanto él como sus “hermanos obispos y sacerdotes no podemos hacer más que aconsejar a las madres y padres jóvenes a tomar todas las consideraciones necesarias en cuenta y orar mucho antes de tomar una trascendental, y tal vez peligrosa, decisión”.
“La Iglesia no es capaz de ofrecer y garantizar la seguridad fundamental que sus miembros necesitan para prosperar. No es ningún secreto que el odio hacia las minorías se ha intensificado en algunos sectores en los últimos años. Es difícil entender este odio. Somos odiados porque persistimos en querer vivir como cristianos. En otras palabras, somos odiados porque insistimos en exigir un derecho humano fundamental”.
Para el Arzobispo esta situación genera dos necesidades fundamentales para la Iglesia en la región: rezar por ellos y crear conciencia sobre la situación y la supervivencia de estos hermanos cristianos.
Mons. Warda resalta que “nuestro bienestar, como una comunidad histórica, ya no está en nuestras manos. El futuro llegará, sea uno u otro, y para nosotros esto significa esperar a ver qué tipo de ayuda (militar, ayuda humanitaria) llegará”.
Las obras en medio de la persecución
El Arzobispo de Erbil explica que hasta el momento, más de 5 mil familias han abandonado Irak desde 2014. Algunos han sido recibidos en Europa, Estados Unidos o Australia, y muchos otros están todavía refugiados en Jordania, el Líbano y Turquía “y su futuro está a la espera”.
Tras explicar que en algunos casos han debido ubicar hasta 30 personas por casa en el caso de los refugiados, el Prelado relata que se ha podido arrendar casas para dar cabida a dos mil familias y para poder conformar 1.700 caravanas. “Ahora, nuestros grupos cristianos están al menos una vivienda semi-permanente. Esto está lejos de ser el ideal, pero sin duda una mejora que en las tiendas originales y edificios semi-destruidos”, narra Mons. Warda.
En el campo de la salud, la Iglesia ha abierto dos centros médicos gratuitos. Uno de ellos es la Clínica San José que es administrado por las Hermanas del Sagrado Corazón de la India, asistidas por 12 médicos jóvenes para servir a unas dos mil personas que reciben medicinas por un costo de 42 mil dólares mensuales.
“Estamos rehabilitando un edificio como estructura para adaptarlo como un hospital de maternidad y cuidado infantil. También hemos abierto un centro de asistencia psicológica”, afirma el Prelado.
La educación: Tarea urgente
“A través del apoyo de un número de agencias, hemos sido capaces de construir 8 escuelas para dar cabida a 8.700 estudiantes de entre 16 y 18 años”, explica el Arzobispo y resalta que también se ha iniciado la construcción de una Universidad Católica en Erbil (CUE), y hemos recibido un gran apoyo de la Conferencia Episcopal Italiana para ayudar a nuestros estudiantes. “Esto, también es un esfuerzo para convertir o desplazar a la maldad de ISIS y otros”, comenta.
Esta casa de estudios estará abierta a todos sin importar la religión: “el CUE es un acto de fe y esperanza de que da testimonio de nuestro amor por Cristo. Y porque queremos preparar a los líderes para el futuro, se trata de abrir las puertas de la universidad para los musulmanes y para que se sepa quiénes somos, cuál es nuestra fe”.
Finalmente el Prelado señala que “todos nosotros tenemos la responsabilidad de ayudarlos –a través de nuestras oraciones personales y sacrificios primero– y luego a través de una campaña de sensibilización de la comunidad internacional acerca de la condición frágil de nuestras comunidades cristianas en Irak”.


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