jueves, 13 de agosto de 2015

SEÑORES, NO ESCLAVOS DEL TRABAJO

"No debemos ser esclavos del trabajo, sino señores", dijo el Papa


                                             Volvieron las audiencias generales.
Valores Religiosos, 13 de agosto de 2015
Según señaló Francisco, la esclavitud laboral "va en contra de Dios y en contra de la dignidad humana". La obsesión del desarrollo y la eficiencia de la técnica "ponen en riego los ritmos humanos de la vida", agregó el pontífice.

El Papa Francisco dijo hoy en la audiencia general, dedicada a la dimensión de la fiesta, que "no debemos ser nunca esclavos del trabajo, sino señores", pero en lugar de eso "sabemos que hay millones de hombres, mujeres y también niños esclavos del trabajo, esto va contra Dios y contra la dignidad humana"
"La ideología de la ganancia quiere comerse también la fiesta, reducida a un modo de hacer dinero y gastarlo, pero ¨es para eso que trabajamos?", agregó el Papa
Este modo de festejar, comentó, es una suerte de "feo virus, al final estamos más cansados que antes, daña el trabajo verdadero, consume la vida, y los ritmos desarreglados de la fiesta a menudo se cobra víctimas jóvenes". El tiempo de fiesta, en realidad, es "sagrado, porque Dios lo habita de modo especial".
Francisco dijo que está bien si en el "trabajo, sin descuidar los deberes, sabemos infiltrar algún espacio de fiesta, por un nacimiento", un nuevo contratado, alguien que se retira, "una partida, son momentos de solidaridad en el engranaje de la máquina productiva, que nos hace bien, suspende el trabajo, nos recuerda que estamos hechos a imagen de Dios
El Papa subrayó que "no debemos ser nunca esclavos del trabajo, sino señores, hay un mandamiento para esto que concierne a cada uno, pero sabemos que hay millones de hombres y mujeres y hasta niños esclavos del trabajo".
"La obsesión del desarrollo y la eficiencia de la técnica ponen en riesgo los ritmos humanos de la vida", agregó, indicando que "el tiempo de reposo, sobre todo dominical, está destinado a nosotros para que podamos gozar de lo que no se compra y no se vende". "La familia -concluyó- tiene una competencia extraordinaria para comprender, dirigir, valorizar, el auténtico valor de la fiesta, qué bellas son las fiestas en familia".


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