jueves, 6 de noviembre de 2014

El cardenal Poli invitó a rezarle a la Virgen por las vocaciones
El cardenal Mario Aurelio Poli, en un reciente encuentro. ver más
Jueves 6 Nov 2014 | 07:58 am Buenos Aires (AICA): El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, recordó que noviembre es el mes dedicado a la Virgen María, que con su sí abrió “la historia humana al plan amoroso de Dios”, y destacó que este tiempo también se dedica a rezar por las vocaciones “en el jardín de la Iglesia”. En un mensaje en este sentido, el purpurado porteño explicó que la Iglesia “espera una respuesta generosa de los bautizados al constante llamado de Dios a sus hijos, para ocupar un lugar en la evangelización”.
El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, recordó que noviembre es el mes dedicado a la Virgen María, que con su sí abrió “la historia humana al plan amoroso de Dios”, y destacó que este tiempo también se dedica a rezar por las vocaciones “en el jardín de la Iglesia”.

En un mensaje en este sentido, el purpurado porteño explicó que la Iglesia “espera una respuesta generosa de los bautizados al constante llamado de Dios a sus hijos, para ocupar un lugar en la evangelización”.

“Por esta intención rezamos todo el año, pero nos sentimos más seguros de la mano de nuestra Madre la Virgen, y bajo su mirada elevamos una ferviente oración al Dueño de la viña para que envíe obreros y obreras al campo de su Iglesia”, subrayó y agregó: “Sabemos que Dios sigue llamando, con el lenguaje oculto de las mociones interiores, más fuertes y perceptibles que las voces y los sonidos”.

“Se manifiesta en forma discreta y sutil, como un runrún en el corazón de cada niño y cada joven. Así atrae y seduce a las almas que Él elige para abrazar el sacerdocio, la vida consagrada, los compromisos laicales y hasta infunde la fuerza y el entusiasmo para lanzarse a las lejanas misiones, donde todavía no lo conocen”, sostuvo.

Por último, el cardenal Poli expresó su esperanza de que al leer este mensaje “te sientas comprometido a sumarte a los sentimientos de toda la Iglesia. Ella engendra hijos en el bautismo, y como buena madre espera paciente la edad del discernimiento, para que iluminados con los dones del Espíritu Santo, descubran su lugar en la Iglesia y en el mundo a evangelizar”.+ 


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