sábado, 14 de marzo de 2015

ECOS DE LA PALABRA IV DOMINGO DE CUARESMA


Lecturas de la Misa
Domingo 15 de Marzo de 2015
IV Domingo de Cuaresma
Primera Lectura
II Crónicas 36:14-17, 19-23
14Del mismo modo, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según todas las costumbres abominables de las gentes, y mancharon la Casa de Yahveh, que él se había consagrado en Jerusalén.15Yahveh, el Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su Morada.16Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira de Yahveh contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio.17Entonces hizo subir contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a los mejores en la Casa de su santuario, sin perdonar a joven ni a doncella, a viejo ni a canoso; a todos los entregó Dios en su mano.19Incendiaron la Casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén: pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos.20Y a los que escaparon de la espada los llevó cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos de él y de sus hijos hasta el advenimiento del reino de los persas;21para que se cumpliese la palabra de Yahveh, por boca de Jeremías: «Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los setenta años.»22En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra de Yahveh, por boca de Jeremías, movió Yahveh el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino:23«Así habla Ciro, rey de Persia: Yahveh, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. El me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él y suba!»

Salmo Responsorial
Salmo 137:1-6
1A orillas de los ríos de Babilonia estábamos sentados y llorábamos, acordándonos de Sión;2en los álamos de la orilla teníamos colgadas nuestras cítaras.3Allí nos pidieron nuestros deportadores cánticos, nuestros raptores alegría: «¡Cantad para nosotros un cantar de Sión!»4¿Cómo podríamos cantar un canto de Yahveh en una tierra extraña?5¡Jerusalén, si yo de ti me olvido, que se seque mi diestra!6¡Mi lengua se me pegue al paladar si de ti no me acuerdo, si no alzo a Jerusalén al colmo de mi gozo!

Segunda Lectura
Efesios 2:4-10
4Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amo,5estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo - por gracia habéis sido salvados -6y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús,7a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.8Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios;9tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe.10En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos.

Evangelio
Juan 3:14-21
14Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre,15para que todo el que crea tenga por él vida eterna.16Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.17Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.18El que creee en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.19Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.20Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras.21Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»
CUARTO DOMINGO EN TIEMPO ORDINARIO
(Marzo 15, 2015)
“Dios es rico en misericordia… que es manifestada a nosotros a través de Jesucristo”.

“Nosotros realmente somos obras de Dios, creadas en Jesucristo para llevar una vida de buenas obras que Dios ha preparado para nosotros desde el principio de los tiempos”. 


Perspectiva Salesiana
La Cuaresma es un tiempo para celebrar la misericordia, la generosidad y la bondad de Dios. 
Ciertamente escuchamos un eco de la carta de Pablo a los Efesios en las observaciones hechas por San Francisco de Sales en su Tratado del Amor de Dios (II, 5) cuando escribe: “Quién puede ahora dudar de los abundantes medios que tenemos a nuestra disposición para alcanzar la salvación gracias a nuestro Salvador, en cuya imagen hemos sido hechos y por cuyos mérito hemos sido salvados?”

Francisco añade: “Verdaderamente, el pecado de Adán estuvo lejos de abrumar la generosidad de Dios, por el contrario, el pecado de Adán intensificó la generosidad de Dios y la sacó a relucir en todo su esplendor!” 
La Cuaresma nos llama a proclamar esta verdad: Asi como Dios nos amo al crearnos, nos amo aun más al redimirnos! Como San Francisco de Sales proclamo, “El estado de redención es cien veces mejor que el estado de inocencia”. 
La Cuaresma nos llama a proclamar la verdad de que ante la generosidad de Dios todos somos muy frecuentemente mezquinos, intransigentes, poco caritativos. Esto es demostrado de forma muy poderosa cuando pecamos. Irónicamente, es sólo cuando aceptamos la generosidad de Dios que somos realmente capaces de arrepentirnos de nuestros afectos, actitudes y actos pecaminosos. Francisco de Sales nos pregunta: “Acaso no saben que la bondad de Dios debería llevarlos al arrepentimiento?” 
La Cuaresma nos llama a “llevar una vida de buenas obras”. El arrepentimiento no es solamente abstenernos del pecado; el arrepentimiento significa también acoger la virtud, hacer lo que Dios nos manda y nos aconseja hacer “diligentemente, frecuentemente y prontamente con entusiasmo y alegría”. (Introducción a la Vida Devota, Parte I, Capítulo 1) 
En lo que queda de esta temporada dediquémonos a la gratitud. Agradezcan la misericordia, la generosidad y la bondad de Dios para con ustedes: acepten la salvación que Cristo ha obtenido para ustedes! Aléjense de esos pecados que les impiden experimentar y aceptar la generosidad en sus vidas. Den testimonio de la gentileza de Dios y de su arrepentimiento siendo misericordiosos, generosos y gentiles en sus relaciones con los demás. Si lo hacen se convertirán mas convincentemente, en “obras de Dios, creadas en Cristo, para llevar una vida de buenas obras” que Dios preparo para ustedes – si, ustedes- desde la creación del mundo!
El Padre Michael S. Murray, OSFS es el Director Principal del Centro Espiritual De Sales. 



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