martes, 12 de mayo de 2015

LA FE QUE COMPROMETE

Mons. Arancedo: “La fe no nos aísla del mundo, sino que nos compromete”


Santa Fe (AICA): Sabado 9 May 2015 | 19:40 pm “Volver a poner el amor en el centro de las relaciones humanas, es comenzar a recrear el mundo desde el proyecto de Dios, como nos lo ha manifestado en Jesucristo. Por ello decimos que es posible pensar en un mundo distinto que se maneje con otros principios y sostenga una nueva fraternidad. La fe no nos aísla del mundo, sino que nos compromete desde la mirada de Dios”, recordó el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, y agregó: “Hay un tema muy cercano a la caridad que es la solidaridad, que la vemos muy cerca nuestro en tantos gestos de ayuda y de denuncia, frente a las desigualdades y la pobreza, la violencia y la inseguridad, el robo y la muerte”. 

El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, recordó que “cuando queremos encontrar una palabra que nos permita conocer o definir a Dios, siempre llegamos a lo simple de la experiencia de san Juan: ‘Dios es amor’”, y consideró que “a partir de esta definición se comprende todo el camino de Dios hacia nosotros”.

El prelado aseguró que “volver a poner el amor en el centro de las relaciones humanas, es comenzar a recrear el mundo desde el proyecto de Dios, como nos lo ha manifestado en Jesucristo. Por ello decimos que es posible pensar en un mundo distinto que se maneje con otros principios y sostenga una nueva fraternidad. La fe no nos aísla del mundo, sino que nos compromete desde la mirada de Dios”.

“Hay un tema muy cercano a la caridad que es la solidaridad, que la vemos muy cerca nuestro en tantos gestos de ayuda y de denuncia, frente a las desigualdades y la pobreza, la violencia y la inseguridad, el robo y la muerte”, precisó y agregó: “Esto no es ajeno a la fe y el amor”. 
Monseñor Arancedo sostuvo que “desde el evangelio podemos hablar de un nexo muy íntimo entre solidaridad y caridad, y citó el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia para fundamentarlos. 
“A la luz de la fe, la solidaridad tiende a superarse a sí misma, al revestirse de las dimensiones específicamente cristianas de gratuidad total, perdón y reconciliación. Entonces el prójimo no es solamente un ser humano con sus derechos y su igualdad fundamental con todos, sino que se convierte en la imagen viva de Dios Padre, rescatada por la sangre de Jesucristo y puesto bajo la acción permanente del Espíritu Santo. Por tanto, debe ser amado, aunque sea enemigo, con el mismo amor con que le ama el Señor, y por él se debe estar dispuesto al sacrificio, incluso hasta el extremo: “Dar la vida por los hermanos”, puntualizó.+ 


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