martes, 17 de febrero de 2015

25ta. CONSIDERACION VIRTUDES INTERIORES sFs


EL VIGESIMOQUINTO DIA

Su simplicidad como la de una paloma

A Francisco de Sales no le gustaban las pretensiones ni los amaneramientos y detestaba la hipocresía; pero la simplicidad lo deleitaba. El siempre ponía su corazón en sus labios y en sus acciones. El se comportaba con la franqueza más grande hacia todas las personas; en resumen, su candor y sinceridad verdaderamente se asemejaban la simplicidad de una paloma. El alma de Francisco de Sales fue bañada en el océano de las consolaciones interiores, su espíritu se elevaba hacia las bóvedas sólidas de la devoción y su corazón se expandía libremente en la gloria del amor puro. Es por esto que él no hacía nada compulsivamente, sino por amor, y amaba a Dios más de lo que lo temía.

El no estaba desordenadamente apegado a sus ejercicios espirituales; por que cuando la necesidad o la caridad para con su vecino lo requería, él los interrumpía sin dificultad ni remordimiento. El siempre estaba listo para dejar a Dios por Dios, y de con la misma alegría descendía la escalera de Jacobo hacia la acción mientras ascendía por ella hacia la contemplación. Nada nunca lo perturbaba mientras que su Amo estuviera servido. Su alma era como un hermoso estándar, encendido por las consignas de la Voluntad Divina, que flotaba, se envolvía y se desenvolvía en el aliento del Espíritu Santo.

En el camino a la virtud, Francisco de Sales no dependía de las comunicaciones y las consolaciones interiores; y por ello él siempre estaba contento y nunca se quejaba ni se sentía inquieto. (Pere de la Riviere.)

Un Ramillete Espiritual

El alma que es verdaderamente como una paloma, esto es, que ama a Dios con ternura, hace uso de los medios prescritos para su perfección, sin exaltación y sin buscar otros medios. Esta dice: ‘Mi Amado piensa por mi y yo confió en El.’ (Discursos.)



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