sábado, 7 de febrero de 2015

ECOS DE LA PALABRA - V DOMINGO TIEMPO ORDINARIO - 08-02-2015


Lecturas de la Misa
Domingo 8 de Febrero de 2015
V Domingo Ordinario
Primera Lectura
Job 7:1-4, 6-7
1¿No es una milicia lo que hace el hombre en la tierra? ¿no son jornadas de mercenario sus jornadas?2Como esclavo que suspira por la sombra, o como jornalero que espera su salario,3así meses de desencanto son mi herencia, y mi suerte noches de dolor.4Al acostarme, digo: «¿Cuándo llegará el día?» Al levantarme: «¿Cuándo será de noche?», y hasta el crepúsculo ahíto estoy de sobresaltos.6Mis días han sido más raudos que la lanzadera, han desaparecido al acabarse el hilo.7Recuerda que mi vida es un soplo, que mis ojos no volverán a ver la dicha.

Salmo Responsorial
Salmo 147:1-6
1Alabad a Yahveh, que es bueno salmodiar, a nuestro Dios, que es dulce la alabanza.2Edifica Yahveh a Jerusalén, congrega a los deportados de Israel;3él sana a los de roto corazón, y venda sus heridas.4El cuenta el número de estrellas, y llama a cada una por su nombre;5grande es nuestro Señor, y de gran fuerza, no tiene medida su saber.6Yahveh sostiene a los humildes, hasta la tierra abate a los impíos.

Segunda Lectura
I Corintios 9:16-19, 22-23
16Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!17Si lo hiciera por propia iniciativa, ciertamente tendría derecho a una recompensa. Mas si lo hago forzado, es una misión que se me ha confiado.18Ahora bien, ¿cuál es mi recompensa? Predicar el Evangelio entregándolo gratuitamente, renunciando al derecho que me confiere el Evangelio.19Efectivamente, siendo libre de todos, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más que pueda.22Me he hecho débil con los débiles para ganar a los débiles. Me he hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos.23Y todo esto lo hago por el Evangelio para ser partícipe del mismo.

Evangelio
Marcos 1:29-39
29Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.30La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella.31Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles.32Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados;33la ciudad entera estaba agolpada a la puerta.34Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.35De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración.36Simón y sus compañeros fueron en su busca;37al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan.»38El les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido.»39Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.
QUINTO DOMINGO EN TIEMPO ORDINARIO
(Febrero 8, 2015)

Perspectiva Salesiana
Seamos sinceros. Aunque mucho intentemos ver siempre el lado positivo de la vida, cada uno de nosotros hemos pasado por momentos en que responderíamos a la pregunta que nos hace Job con un rotundo “si”. 
Los problemas de la vida son reales. Los impedimentos en la vida son dolorosos. Los dolores de cabeza – y los del corazón- son parte del ser humano. Tenemos que ser honestos. Tenemos que identificar y enfrentar aquellas cosas en nuestras vidas que nos hacen sentir oprimidos y agobiados por el peso de nuestras cargas. Aun así, quedarnos sumidos o enfrascados en la negatividad puede ser mucho más peligroso y debilitante para nuestra salud espiritual, emocional, psicológica, social y mental, que los problemas en si. 
Francisco de Sales nos dice que quedarnos enfocados en los problemas de la vida “trastorna el alma, despierta miedos excesivos, genera repudio por la oración, oprime e idiotiza el cerebro, priva la mente de su prudencia, su determinación, su juicio y su coraje, y destruye su fuerza. En una palabra, ese dolor es como un invierno severo que estropea toda la belleza del campo y debilita los animales. Despoja el alma de toda su dulzura y la deja impedida". 
Cuál es el mejor remedio para la melancolía, para la tentación de quedarnos enfocados solo en las cosas malas, las cosas que están rotas, las cosas dolorosas? La oración, las buenas obras, y los buenos amigos:
  • La Oración - "La oración es un remedio soberano ya que eleva el alma a Dios quien es nuestra dicha y nuestro consuelo". 
  • Las Buenas Obras - "El maligno trata de debilitarnos para que no hagamos el bien valiéndose de nuestro dolor, pero si él ve que no nos vamos a dar por vencidos, entonces dejará de molestarnos " 
  • Los Buenos Amigos - "Revelen a otros, humilde y sinceramente, todos los sentimientos, las afecciones y las sugestiones que les ocasionan sus tristezas. Traten de conversar con sus amigos espirituales y de pasar con ellos tanto tiempo como les sea posible durante este periodo".
San Francisco de Sales afirma que "el maligno se complace con nuestra tristeza y melancolía por que él mismo es un ser triste y melancólico y lo será por toda la eternidad. Es por ello que Satán desea que todos sean como él”. Cuando tengamos que enfrentarnos a los problemas y a las dificultades de la vida hagamos lo mejor para privar a Satanás de nuestra compañía. 
El Padre Michael S. Murray, OSFS es el Director Principal del Centro Espiritual De Sales.



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