Antes de suicidarse, actriz reconoció que
sufría depresión a causa de un aborto
Charlotte
Dawson. Foto: Eva Rinaldi (CC BY-SA 2.0)
SYDNEY, 03
Mar. 14 / 03:48 am (ACI/EWTN Noticias).- La actriz australiana Charlotte Dawson, que se
suicidó hace una semana en su departamento, había revelado previamente que la
profunda depresión que sufría estaba relacionada con haberse sometido a
un aborto,
hace 15 años.
En
su libro autobiográfico “Air Kiss & Tell”, publicado en 2012, Charlotte
relató las circunstancias que la llevaron al aborto, su sensación de abandono
por parte de su entonces esposo, el nadador olímpico Scott Miller, y la
profunda depresión a la que se vio arrastrada.
En
su libro, la actriz recordó que ella “sabía que estaba embarazada; no necesité
hacerme la prueba, yo podía sentirlo”.
“Era
la más brillante pero terrible sensación y la prueba, como esperaba, lo
confirmó”, dijo.
“Íbamos
a tener un bebé. Yo iba a ser realmente una madre. Si hubo espacio para tener
mariposas en mi estómago, me imagino que podía habérmelas arreglado para eso
también”.
Sin
embargo, recordó Charlotte, “sentí algo de duda en Scott. Mi fecha de parto
chocaría con los Juegos Olímpicos de 2000m y esto era muy preocupante. Todo lo
que Scott había hecho llevaba a este momento, y nada podía oponerse en su
camino, así que decidimos que abortaríamos al niño y trataríamos de nuevo
luego”.
Como
un lamento, Charlotte escribió que “¿quién necesita un feto desarrollándose
cuando se ofrecía una medalla de oro, eh?”.
“Por
dentro yo estaba en un caos total. Quería el bebé. ¿Cuánto tendríamos que esperar?
¿había siquiera alguna garantía de que quedaría embarazada otra vez? Por
supuesto, acepté sin cuestionar que las Olimpiadas eran la prioridad número uno
de Scott”, tal como él y otras personas interesadas le dijeron.
Charlotte
se encontró sola en la clínica donde se sometió al aborto, pues Scott, su
esposo, “me acompañó a la clínica local, pero no pudo lidiar con la atmósfera,
así que me dejó ahí sola”.
“Yo
estaba luchando con la decisión e intentando no parecer emocional o angustiada
al respecto, para que Scott pudiera mantener su enfoque. Estaba tratando de
entrenarme a mí misma para pensar en mi bebé como un inconveniente, como un
estornudo en una transmisión televisiva. Era difícil”.
Luego,
recordó Charlotte, “tuve que reconciliarme con la responsabilidad personal de
tener un aborto. ¿Debería sentir culpa y vergüenza? Estaba enfrentando mi idea
de que la maternidad era un tiempo sencillo y feliz, especialmente para los
recién casados”.
“Consideré
la posibilidad de que podría acabar siendo una mujer sin hijos, lo que era un
prospecto frustrante y desmoralizador para mí, por lo mucho que quería ser una
madre. ¿Qué pasaba si no podía tener otro hijo? ¿Qué si arruinaba mi única
oportunidad de maternidad por sacrificar esta?”.
Contrario
a lo que aseguran quienes promueven el aborto como una experiencia liberadora
para la mujer, en el caso de Charlotte, la muerte de su bebé “fue un tiempo
horrible, triste para mí, pero tuve que seguir recordando lo que tenía. Tenía
un esposo y estábamos construyendo una vida y un hogar juntos”.
“Quería
nuestro bebé, pero me sentía codiciosa, como si ya tuviera mucho, que el aborto
era un compromiso que debía hacer”, recordó.
“A
pesar de lo valiente que trataba de ser, y de lo mucho que trataba de
reasegurarme a mí misma que lo que estaba haciendo era lo correcto, aún así era
un momento desgarrador”.
Y
al volver a casa tras someterse al aborto, escribió la actriz australiana,
“sentí que algo había cambiado. Sentí un cambio. Quizás era hormonal, pero
sentí los primeros matices de lo que ahora puedo identificar como mi primera
experiencia con la depresión”.
“Debería
haber comprado un sofá especialmente para el cuco de la depresión en ese
momento. Si hubiera sabido que me iba a visitar tan a menudo, al menos hubiera
tenido un lugar para sentarse, el bastardo”, dijo.
A
pesar de sacrificar a su bebé en favor de la carrera deportiva de su esposo,
Charlotte se encontró con la noticia de que este le había sido infiel con una
nadadora.
Además,
su participación en las olimpiadas se vio frustrada por la revelación de que
consumía sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento. No fue siquiera
incluido en el equipo para las Olimpiadas de Sydney.
Al
enterarse de la infidelidad de su esposo, la depresión de Charlotte se
incrementó intensamente.
“Si
comencé a sentir punzadas de depresión tras el aborto, el impacto de recibir
estas noticias apenas a los seis meses de matrimonio fueron
mucho para soportar. Algo dentro de mí se rompió completamente ese domingo,
algo que no se puede reparar, algo que nunca ha vuelto”.
“Alrededor
de este tiempo aprendí el gentil arfe de ahogar las penas con montones de
vino”, escribió.
El
síndrome post-aborto
El
síndrome post aborto ha sido ha sido comparado con los traumas que enfrentan
los soldados al retornar del campo de batalla.
En
2011, el Dr. Ernesto Beruti, especialista en clínica obstétrica y ex jefe de la
Maternidad del hospital Rawson (Argentina), aseguró que "ante la tragedia
del aborto siempre hay dos víctimas: la primera es el niño por nacer, que
pierde el derecho más importante que tenemos todos los seres humanos, que es el
derecho a la vida; la segunda es la mujer, que muchas veces lo hace por
presión del entorno, del marido, de la familia, y muchas veces padece el
síndrome postaborto, un calvario que le destroza el alma y la acompaña
el resto de su vida".
“Es
más fácil que una mujer se saque un hijo del vientre a que se lo saque de su
cabeza y de su corazón", lamentó.
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