¿Por qué el apego a la riqueza genera
corrupción? Responde el Papa Francisco
VATICANO, 25 May. 15 / 11:10 am (ACI).- “El apego a las riquezas es el inicio de todo tipo
de corrupción, por doquier”, alertó esta mañana el Papa Francisco en la homilía
de la Misa que
presidió en la capilla de la Casa Santa Marta.
Según
señala Radio Vaticano, el Santo Padre dijo que “el apego a las riquezas es el
inicio de todo tipo de corrupción, por doquier: corrupción personal, corrupción
en los negocios, también la pequeña corrupción comercial, la de aquellos que
quitan 50 gramos al peso justo, corrupción política, corrupción en la
educación… ¿Por qué? Porque aquellos que viven apegados al propio
poder, a las propias riquezas, creen que están en el paraíso. Están
cerrados, no tienen horizonte, no tienen esperanza. Y al final, deberán dejar
todo”.
Así
lo indicó el Papa comentando el pasaje del joven rico que le pide a Jesús
seguirlo y le asegura que quiere vivir desde siempre los mandamientos, pero
después cambia totalmente su humor y actitud cuando el Maestro le dice que el
último paso que debe cumplir, eso que le falta es vender sus bienes, darlos a
los pobres y entonces seguirlo. De golpe, “la alegría y la esperanza”
desaparecen en aquel joven, porque él, no quiere renunciar a su riqueza.
El
Pontífice observó que “hay un misterio en la posesión de las riquezas”. Porque
“las riquezas tienen la capacidad de seducir, de llevarnos a una
seducción y de hacernos creer que estamos en un paraíso terrenal”.
En
cambio, afirmó Francisco, aquel paraíso terrenal es un lugar sin “horizonte”,
semejante a aquel barrio que recordó haber visto en la década de los años
setenta, en que vivía gente acomodada que había fortificado los límites para
defenderse de los ladrones.
“Y vivir
sin horizonte es una vida estéril,
vivir sin esperanza, es una vita triste. El apego a las riquezas nos da tristeza y nos
hace estériles. Digo ‘apego’, no digo ‘administrar bien las riquezas’, porque
las riquezas son para el bien común, para todos. Y si el Señor a una persona se
las da es para que las utilice para el bien de todos, no para sí mismo, no para
que las encierre en su corazón, que después con esto se vuelve corrupto y
triste”.
El
Santo Padre insistió en que las riquezas que carecen de generosidad, “nos hacen
creer que somos poderosos, como Dios. Y al final nos quitan lo mejor,
la esperanza”. Pero Jesús, dijo el Papa, en el Evangelio indica cuál es la
justa modalidad para vivir una abundancia de bienes.
“La
primera Bienaventuranza: ‘Bienaventurados los pobres de espíritu’, es decir,
despojarse de este apego y hacer que las riquezas que el Señor le ha dado a él
sean para el bien común. La única manera”.
“Abrir
la mano, abrir el corazón, abrir el horizonte. Pero si tú tienes la mano
cerrada, tienes el corazón cerrado como aquel hombre que hacía
banquetes y se vestía lujosamente, no tienes horizontes, no ves a los demás
que tienen necesidad y terminarás como aquel hombre: lejos de Dios”, concluyó.
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