sábado, 31 de enero de 2015

8va. CONSIDERACION VIRTUDES INTERIORES sFs



EL OCTAVO DIA

Su calma imperturbable

Francisco de Sales dijo que él no sabía cómo hacer dos cosas al mismo tiempo. La razón por la cual él dijo esto era que él no aprobaba del apuro, ya que este solo resulta en disturbios, muchas imprudencias, muchas distracciones y muchas culpas. Por esto él deseaba hacer bien lo que fuera que estuviera haciendo, y no podía hacerlo bien sin prestar atención. Por esto era su costumbre nunca apurarse por ninguna razón, y poner sus asuntos en orden y concentrarse en sus objetivos, sus buenos deseos, sus santos afectos, sus intenciones piadosas y la experiencia que él había adquirido a través de su larga práctica de la vida espiritual; para que todo lo que él comenzara fuera terminado, como una obra de arte, completa en todo respecto y como alabanza a su creador. (Pere de la Riviere)

‘No se como es posible,’ él escribió a Santa Juana de Chantal, ‘pero aún cuando me siento tan miserable, esto no me perturba; por el contrario, a veces me resulta una dicha, por que pienso que yo verdaderamente soy un objeto propio de la Divina misericordia.’

Este perfecto erudito de nuestro Salvador había adquirido tal propiedad sobre sí mismo que nada perturbaba su paz interior; nada podía quitarle su libertad espiritual. Francisco de Sales siempre estaba contento, por que él vivía en la paz del Crucificado.

Un ramillete espiritual

Ejercita tu gentileza exterior e interior y mantente en calma aún si te encuentras en medio de una multitud de ocupaciones. Cuídate del apuro que es la prohibición de la devoción, y eleva tu alma a las alturas frecuentemente considerando al mundo sólo para detestarlo y considerando el tiempo sólo como el medio con el cual se lucha para alcanzar la eternidad. (El Director Espiritual de las Almas Devotas y Religiosas.)



MENSAJE DEL PRIMERO DE FEBRERO DE 2015


ECOS DE LA PALABRA - 01-02-2015 - IV DOMINGO ORDINARIO


Lecturas de la Misa
Domingo 1 de Febrero de 2015
IV Domingo Ordinario
Primera Lectura
Deuteronomio 18:15-20
15Yahveh tu Dios suscitará, de en medio de ti, entre tus hermanos, un profeta como yo, a quien escucharéis.16Es exactamente lo que tú pediste a Yahveh tu Dios en el Horeb, el día de la Asamblea, diciendo: «Para no morir, no volveré a escuchar la voz de Yahveh mi Dios, ni miraré más a este gran fuego».17Y Yahveh me dijo a mí: «Bien está lo que han dicho.18Yo les suscitaré, de en medio de sus hermanos, un profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande.19Si alguno no escucha mis palabras, las que ese profeta pronuncie en mi nombre, yo mismo le pediré cuentas de ello.20Pero si un profeta tiene la presunción de decir en mi nombre una palabra que yo no he mandado decir, y habla en nombre de otros dioses, ese profeta morirá.»


Salmo Responsorial
Salmo 95:1-2, 6-9
1Venid, cantemos gozosos a Yahveh, aclamemos a la Roca de nuestra salvación;2con acciones de gracias vayamos ante él, aclamémosle con salmos.6Entrad, adoremos, prosternémonos, ¡de rodillas ante Yahveh que nos ha hecho!7Porque él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su pasto, el rebaño de su mano. ¡Oh, si escucharais hoy su voz!:8«No endurezcáis vuestro corazón como en Meribá, como el día de Massá en el desierto,9donde me pusieron a prueba vuestros padres, me tentaron aunque habían visto mi obra.


Segunda Lectura
I Corintios 7:32-35
32Yo os quisiera libres de preocupaciones. El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor.33El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer;34está por tanto dividido. La mujer no casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Señor, de ser santa en el cuerpo y en el esp1ritu. Mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.35Os digo esto para vuestro provecho, no para tenderos un lazo, sino para moveros a lo más digno y al trato asiduo con el Señor, sin división.


Evangelio
Marcos 1:21-28
21Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar.22Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.23Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar:24«¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»25Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.»26Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él.27Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.»28Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.

CUARTO DOMINGO EN TIEMPO ORDINARIO
(Febrero 1, 2015)

“Me gustaría que estuviesen libres de toda preocupación.”

Perspectiva Salesiana

La verdad es que todos nosotros sentimos intranquilidad. Hay cosas, situaciones y relaciones que nos preocupan cada día. En algunos casos, debemos preocuparnos si no nos preocupamos! 


La preocupación hace parte de la vida. La preocupación nos reta a que respondamos a aquellas cosas en nuestras vidas que necesitan atención, cosas que deben ser enfrentadas, cosas que deben ser examinadas, y en lo posible, obtenidas, remediadas o, cuanto mas, mejoradas. Por supuesto todos sabemos por experiencia que muchas de las cosas que anhelamos también dependen de las acciones de los demás… incluyendo a Dios. 



El problema es que la preocupación se puede convertir en ansiedad. Mientras que la preocupación usualmente se enfoca en asuntos, inquietudes, personas o eventos específicos, la ansiedad es una emoción suelta que puede llegar a incapacitar nuestra habilidad para lidiar con los retos que nos impone la vida. 



“La ansiedad es el mal mas grande que puede sucederle al alma, excluyendo al pecado”, escribe San Francisco de Sales. “La ansiedad surge de un deseo excesivo de ser liberados del mal que experimentamos o de adquirir el bien que tanto anhelamos. Aun así, no hay nada que contribuya a agravar mas el mal, o que impida mas el bien, que la ansiedad”. 



Francisco de Sales sugiere que debemos monitorear nuestro nivel de ansiedad: “Deben considerar si su corazón esta bajo control, o si se les ha escapado de las manos para enredarse en un aferramiento excesivo al amor, el odio, la envidia, la avaricia, el miedo, el cansancio o la dicha. Si esta deambulando por ahí vayan tras él, y tráiganlo de vuelta gentilmente ante la presencia de Dios”. 



Por supuesto, la prevención es la mejor cura. “Cuando experimenten principios de ansiedad, encomiéndense a Dios. Decídanse a no hacer nada de lo que ese deseo les urge hacer hasta que la ansiedad se haya desvanecido completamente, a menos que sea algo que no puede ser pospuesto. En ese caso deben refrenar y controlar el curso de ese deseo con un esfuerzo gentil y pacífico. Por encima de todo, actúen racionalmente, no emocionalmente”. 



Que Dios nos libre de la ansiedad. Que podamos centrarnos en el corazón del Dios amoroso a medida que acogemos los altibajos de cada día junto con todo lo demás que venga. Que Dios nos ayude a impedir que nuestras preocupaciones se conviertan en nuestro modo de vida. 
El Padre Michael S. Murray, OSFS es el Director Principal del Centro Espiritual De Sales.


7ma. CONSIDERACION VIRTUDES INTERIORES sFs

EL SEPTIMO DIA

Su admirable paz interior

Qué podemos decir de nuestra grandiosa paz que era la más querida, la más fiel, la invitada más constante del alma de Francisco, brillando gloriosamente desde su continencia angelical y desde la inocencia de sus ojos, y proclamándose a sí misma notablemente en la humildad de sus palabras y en su venerable disposición? Esta paz había echado unas raíces tan profundas en su corazón que toda la violencia del mundo y del infierno no hubiera podido robársela.

El cardinal de Berulle, refiriéndose a Francisco de Sales, declara que Francisco poseía una paz imperturbable. Esto no puede ser disputado ya que aun cuando en ciertos momentos, a causa de la fragilidad humana, la molestia más mínima pudo haber interrumpido la paz de su espíritu, esta resultó ser como un pequeño aliento de inquietud que duró sólo un instante; así como las divisiones del agua, el aire y el fuego que se acaban prontamente y vuelven a unir los elementos de la misma forma en que estaban antes. Esta paz era tan preciosa para él, que Francisco de Sales la estimaba por sobre todo lo que es considerado como deseable en el mundo.

La profunda paz interior que Francisco disfrutaba se debía a que el Dios de la paz habitaba en su alma; y aun cuando él experimentaba seguidamente ciertas perturbaciones interiores, él no daba muestras de ellas en su exterior. Así demostraba Francisco de Sales el control tan preciso que él ejercía sobre sus pasiones. (Pere de la Riviere)

Un Ramillete Espiritual

La paz es un tesoro sagrado que merece ser comprado a un alto precio. La paz es el pasaporte del hijo de Jesucristo; la paz es la dicha del hijo de nuestra Señora.

Si el universo entero se convulsiona no debemos preocuparnos, porque el mundo entero vale menos que la paz del alma.

Si es la Voluntad de Dios que nuestros objetivos no resulten en éxitos, debemos entender que nuestra voluntad no tiene cabida aquí, y no debemos dejar que esto nos quite ni una hora de sueño. (Cartas.)


MENSAJE DEL 31 DE ENERO DE 2015


viernes, 30 de enero de 2015

MENSAJE CUARESMA 2015 - S.S. FRANCISCO

Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2015
[TEXTO COMPLETO]

Principio del formulario
El Papa Francisco celebrando la Misa del 1 de enero en la Basílica de San Pedro por la Solemnidad de María Madre de Dios. Foto Petrik Bohumil / ACI Prensa
VATICANO, 27 Ene. 15 / 09:31 am (ACI).- Hoy se dio a conocer el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2015 que lleva como título “Fortalezcan sus corazones”. El texto ha sido dado a conocer por la Sala Stampa de la Santa Sede en conferencia de prensa. Los idiomas en los que puede encontrarse son el italiano, español, inglés, polaco, alemán, francés y árabe.
A continuación el texto completo en español:
«Fortalezcan sus corazones» (St 5,8)
Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos.
Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen… Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos.
Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente. Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia.
La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos. Por eso, necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan.
Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su Hijo por la salvación de cada hombre. En la encarnación, en la vida terrena, en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, se abre definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra.
Y la Iglesia es como la mano que tiene abierta esta puerta mediante la proclamación de la Palabra, la celebración de los sacramentos, el testimonio de la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5,6). Sin embargo, el mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a través de la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él. Así, la mano, que es la Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida.
El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesidad de renovación, para no ser indiferente y para no cerrarse en sí mismo. Querría proponerles tres pasajes para meditar acerca de esta renovación.
1. «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26) – La Iglesia
La caridad de Dios que rompe esa cerrazón mortal en sí mismos de la indiferencia, nos la ofrece la Iglesia con sus enseñanzas y, sobre todo, con su testimonio. Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo que antes se ha experimentado. El cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres.
Nos lo recuerda la liturgia del Jueves Santo con el rito del lavatorio de los pies. Pedro no quería que Jesús le lavase los pies, pero después entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo de cómo debemos lavarnos los pies unos a otros. Este servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tienen "parte" con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre.
La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26).
La Iglesia es communio sanctorum porque en ella participan los santos, pero a su vez porque es comunión de cosas santas: el amor de Dios que se nos reveló en Cristo y todos sus dones. Entre éstos está también la respuesta de cuantos se dejan tocar por ese amor. En esta comunión de los santos y en esta participación en las cosas santas, nadie posee sólo para sí mismo, sino que lo que tiene es para todos.
Y puesto que estamos unidos en Dios, podemos hacer algo también por quienes están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios para que todos nos abramos a su obra de salvación.
2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9) – Las parroquias y las comunidades
Lo que hemos dicho para la Iglesia universal es necesario traducirlo en la vida de las parroquias y comunidades. En estas realidades eclesiales ¿se tiene la experiencia de que formamos parte de un solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos? ¿O nos refugiamos en un amor universal que se compromete con los que están lejos en el mundo, pero olvida al Lázaro sentado delante de su propia puerta cerrada? (cf. Lc 16,19-31).
Para recibir y hacer fructificar plenamente lo que Dios nos da es preciso superar los confines de la Iglesia visible en dos direcciones.
En primer lugar, uniéndonos a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando la Iglesia terrenal ora, se instaura una comunión de servicio y de bien mutuos que llega ante Dios. Junto con los santos, que encontraron su plenitud en Dios, formamos parte de la comunión en la cual el amor vence la indiferencia.
La Iglesia del cielo no es triunfante porque ha dado la espalda a los sufrimientos del mundo y goza en solitario. Los santos ya contemplan y gozan, gracias a que, con la muerte y la resurrección de Jesús, vencieron definitivamente la indiferencia, la dureza de corazón y el odio. Hasta que esta victoria del amor no inunde todo el mundo, los santos caminan con nosotros, todavía peregrinos. Santa Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia, escribía convencida de que la alegría en el cielo por la victoria del amor crucificado no es plena mientras haya un solo hombre en la tierra que sufra y gima: «Cuento mucho con no permanecer inactiva en el cielo, mi deseo es seguir trabajando para la Iglesia y para las almas» (Carta 254,14 julio 1897).
También nosotros participamos de los méritos y de la alegría de los santos, así como ellos participan de nuestra lucha y nuestro deseo de paz y reconciliación. Su alegría por la victoria de Cristo resucitado es para nosotros motivo de fuerza para superar tantas formas de indiferencia y de dureza de corazón.
Por otra parte, toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe quedarse replegada en sí misma, sino que es enviada a todos los hombres.
Esta misión es el testimonio paciente de Aquel que quiere llevar toda la realidad y cada hombre al Padre. La misión es lo que el amor no puede callar. La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva a cada hombre, hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8). Así podemos ver en nuestro prójimo al hermano y a la hermana por quienes Cristo murió y resucitó. Lo que hemos recibido, lo hemos recibido también para ellos. E, igualmente, lo que estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y para toda la humanidad.
Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia.
3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) – La persona creyente
También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia. Estamos saturados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir. ¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia?
En primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en toda la Iglesia —también a nivel diocesano—, en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la oración.
En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegando tanto a las personas cercanas como a las lejanas, gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nuestra participación en la misma humanidad.
Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si pedimos humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites de nuestras posibilidades, confiaremos en las infinitas posibilidades que nos reserva el amor de Dios. Y podremos resistir a la tentación diabólica que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros mismos.
Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, quiero pedir a todos que este tiempo de Cuaresma se viva como un camino de formación del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct. enc. Deus caritas est, 31).
Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma: "Fac cor nostrum secundum Cor tuum": "Haz nuestro corazón semejante al tuyo" (Súplica de las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia.
Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal, y les pido que recen por mí. Que el Señor los bendiga y la Virgen los guarde.
Vaticano, 4 de octubre de 2014
Fiesta de san Francisco de Asís
FRANCISCUS PP.


OLVIDO DEL CRISTIANO TIBIO

Papa Francisco: El cristiano tibio olvidó el entusiasmo del primer amor
Papa Francisco en la Misa de la Casa Santa Marta / Foto: L'Osservatore Romano
VATICANO, 30 Ene. 15 / 11:16 am (ACI/EWTN Noticias).- La custodia de la memoria del primer amor y la esperanza en el encuentro con Cristo fueron los dos temas principales de la homilía del Papa Francisco en la Misa de Santa Marta de este último viernes de enero, en la que alertó a los fieles del peligro de convertirse en cristianos tibios.
El Obispo de Roma comentó la Epístola a los Hebreos de la liturgia que invita a recordar “aquellos días primeros, cuando, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y sufrimientos”. Para el Papa este es “el día del encuentro con Jesús” que nunca se olvida porque es el día de “una alegría grande”, de “un deseo de hacer cosas grandes”.
“La memoria es muy importante para recordar la gracia recibida, porque si nosotros expulsamos este entusiasmo que viene de la memoria del primer amor, este entusiasmo que viene del primer amor, llega un peligro grande para los cristianos: la tibieza. Los cristianos 'tibios'”.
“Eh, pero están ahí, quietos, y sí, son cristianos, pero perdieron la memoria del primer amor. Y, sí, han perdido el entusiasmo. Además, han perdido la paciencia, ese 'tolerar' las cosas de la vida con el espíritu de amor de Jesús; aquel 'tolerar', que 'lleva sobre sus hombros' las dificultades... Los cristianos tibios, pobrecitos, están en grave peligro”.
Sobre el mismo tema, Francisco puso dos ejemplos. Por un lado, la epístola de San Pedro donde se dice que “el perro vuelve a su vómito”, y por otro que hay personas que en la decisión de seguir el Evangelio han echado de ellos al demonio, pero cuando éste regresa con fuerza, le abren la puerta sin estar en guardia y así el demonio “toma posesión de aquella casa”.
A diferencia, “el cristiano tiene estos dos parámetros: la memoria y la esperanza”.
“Reclamar la memoria para no perder aquella experiencia tan bella como la del primer amor, que alimenta la esperanza. Muchas veces es oscura, la esperanza, pero va hacia adelante. Cree, va, porque sabe que la esperanza no decepciona para encontrar a Jesús. Estos dos parámetros son, precisamente, el marco en el que podemos mantener esta salvación de los justos que viene del Señor”.
Por último, subrayó que es una salvación que va protegida “para que el pequeño grano de mostaza crezca y de su fruto”.
“Dan pena, hacen mal al corazón de muchos cristianos, ¡de muchos cristianos! A mitad de camino, muchos cristianos fracasan en este camino hacia el encuentro con Jesús, partiendo del encuentro con Jesús. Este camino en el que han perdido la memoria del primer amor y no tienen esperanza”.


INTENCIONES DEL SANTO PADRE PARA FEBRERO

Éstas son las intenciones del Papa Francisco para febrero

Papa Francisco / Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)
VATICANO, 30 Ene. 15 / 11:36 am (ACI/EWTN Noticias).- La Santa Sede dio a conocer este viernes las intenciones del Papa Francisco para el mes de febrero, dedicadas a los encarcelados, sobre todo a los jóvenes, y a los cónyuges separados.
La intención universal del apostolado de la oración del Santo Padre para el mes de febrero de 2015 es: “Para que los encarcelados, en especial los jóvenes, tengan la posibilidad de reconstruir una vida digna”.
Su intención evangelizadora es: “Para que los cónyuges que se han separado encuentren acogida y apoyo en la comunidad cristiana”.


EL PAPA FRANCISCO TAMBIEN SE DIVIERTE

Los malabaristas que alegraron al Papa Francisco

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Los malabaristas y el Papa Francisco
ROMA, 30 Ene. 15 / 10:13 am (ACI).- El miércoles 28 de enero un grupo de malabaristas se hizo presente en la audiencia general en el Aula Pablo VI y realizaron un breve acto que divirtió al Papa Francisco y a los miles de fieles presentes.
Fueron en total unos 150 artistas del Circo Medrano, quienes le saludaron con trucos de ilusionismo y malabarismos. Uno de los que participó en la presentación se acercó al Santo Padre para hacerlo participar de uno de los números.
“Hace ciento cincuenta años que damos la vuelta al mundo humildemente, y nos sentimos cercanos al mensaje de amor y de fraternidad llevado por Jesús: además, también él dio muchas vueltas durante su predicación”, explicó al diario vaticano L’Osservatore Romano (LOR) Davio Casartelli, uno de los directores del circo.
Soldados de la ONU
Asimismo, el Pontífice recibió a 60 soldados de las Fuerzas de Paz de la ONU, conocidas como los cascos azules, con motivo de la audiencia general celebrada el 28 de enero en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Los soldados llegaron acompañados de su capellán, de origen argentino, el P. Rafael Mélida, y el Papa Francisco estrechó sus manos y se detuvo para bendecir una fotografía que le extendieron.
“Estamos adiestrados para la guerra, pero trabajamos por la paz”, explicó el teniente coronel Claudio Cervigni al diario de la Santa Sede, L’Osservatore Romano (LOR).
El escuadrón militar estaba formado por argentinos, chilenos y paraguayos, quienes trabajan actualmente en la Línea Verde, una zona desmilitarizada que divide la isla de Chipre.
Los soldados llevaron al Papa sus boinas azules, señal militar que expresa el compromiso por afirmar la justicia y la convivencia pacífica entre los pueblos.
En efecto, la tarea de los cascos azules consiste en crear y mantener la paz en áreas de conflictos, monitorear y observar los procesos pacíficos y brindar asistencia a ex combatientes en la implementación de tratados con fines pacíficos.
“Misioneros” japoneses saludan al Papa
Además, cuatro jóvenes japoneses, provenientes de la Prefectura de Nagasaki, saludaron al Papa durante su recorrido inicial por el Aula Pablo VI. Los nipones vistieron con kimonos y bandas, como los cuatros jóvenes estudiantes que en 1952 el jesuita Alejandro Valignano, misionero en Oriente, envió a estudiar a Roma.
En su saludo a los fieles, y como cada miércoles, el Santo Padre también saludó a muchos ancianos y personas con necesidades especiales, a quienes estrechó las manos y bendijo.