Papa Francisco denuncia la cultura del
descarte ante el Cuerpo Diplomático
VATICANO, 12 Ene. 15 / 10:58 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco dirigió este lunes el discurso de Año Nuevo al Cuerpo Diplomático, en el que denunció la cultura del descarte y sus consecuencias en las relaciones humanas e internacionales, en las familias y en la relación del hombre con Dios.
El
Cuerpo Diplomático acreditado ante el Vaticano está formado por 180 estados y
83 cancillerías con embajada en Roma. En su discurso, Francisco condenó la
violencia y el terrorismo fundamentalista, así como recordó los países que
están sufriendo conflictos y guerras. Además hizo un repaso a la situación
internacional y los viajes que realizó este último año. Además, habló de la
visita que comienza mañana a Sri Lanka y después a Filipinas.
Paz
y rechazo
A
lo largo de su intervención, el Papa habló de diversos temas. Comenzó abordando
la “paz” como “don precioso de Dios y, al mismo tiempo, como responsabilidad
personal y social que reclama nuestra solicitud y diligencia”. Recordó que
la Navidad habla
de paz, pero también de rechazo: “Hay un tipo de rechazo que nos afecta a
todos, que nos lleva a no ver al prójimo como a un hermano al que acoger, sino
a dejarlo fuera de nuestro horizonte personal devida, a transformarlo más bien en un adversario, en un
súbdito al que dominar”.
El
Pontífice advirtió de que “esa es la mentalidad que genera la cultura del
descarte que no respeta nada ni a nadie: Desde los animales a los seres
humanos, e incluso al mismo Dios. De ahí nace la humanidad herida y
continuamente dividida por tensiones y conflictos de todo tipo”.
En
este punto, comparó la matanza de los niños de Herodes con el asesinato hace un
mes de cien niños “con una crueldad inaudita”.
“Una
cultura que rechaza al otro, que destruye los vínculos más íntimos y
auténticos, acaba por deshacer y disgregar toda la sociedad y generar violencia
y muerte”, algo que “lo podemos comprobar lamentablemente en numerosos
acontecimientos diarios, entre los cuales la trágica masacre que ha tenido
lugar en París estos últimos días”, dijo el Papa.
El
Papa denunció además que “el ser humano libre se convierte en esclavo, ya sea
de las modas, del poder, del dinero, incluso a veces de formas tergiversadas de
religión” que “nacen de un corazón corrompido, incapaz de ver y de hacer el
bien, de procurar la paz”.
Las
consecuencias de este rechazo son la “proliferación de conflictos” que “como
una auténtica guerra mundial combatida por partes, se extienden, con
modalidades e intensidad diversas, a diferentes zonas del planeta”.
Fundamentalismo
religioso, Oriente Medio y África
Francisco
también dirigió su pensamiento a Oriente Medio que sufre numerosos conflictos
“que se arrastran ya durante demasiado tiempo y cuyas manifestaciones son
escalofriantes también a causa de la propagación del terrorismo de carácter
fundamentalista en Siria e Irak”.
Esto
se explica porque “es consecuencia de la cultura del descarte aplicada a Dios”.
Sobre el fundamentalismo religioso dijo que “antes incluso de descartar a seres
humanos perpetrando horrendas masacres, rechaza a Dios, relegándolo a mero
pretexto ideológico”.
El
Pontífice aludió entonces a “una respuesta unánime que, en el marco del derecho
internacional, impida que se propague la violencia, reestablezca la concordia y
sane las profundas heridas que han provocado los incesantes conflictos”.
En
este punto, el Papa recordó también la violencia que sacude Nigeria y la trata
de personas que sufre el país. “Preocupante es también la situación de Sudán
del Sur y algunas regiones de Sudán, del Cuerno de África y de la República
Democrática del Congo”, señaló.
Dignidad
de la mujer, enfermos y marginados
El
Papa también reiteró la defensa de la dignidad de la mujer y denunció el crimen
de la violación sexual que ocurre en tiempos de guerra y, “lamentablemente”,
también donde no hay conflictos. Asimismo, recordó a los enfermos,
especialmente quienes sufren por la epidemia del ébola.
Sobre
los refugiados, recordó que tienen que huir para simplemente tener “un futuro,
porque permanecer en su patria puede significar una muerte segura”. Pero “hay
también otro dato alarmante: muchos emigrantes, sobre todo en América, son
niños solos, más expuestos a los peligros y necesitados de mayor atención,
cuidados y protección”.
Francisco
pidió cambiar de actitud, dejando la indiferencia y el miedo y pasar “a una
sincera aceptación del otro”, lo que requiere “legislaciones adecuadas que sean
capaces de tutelar los derechos de los ciudadanos y de garantizar al mismo
tiempo la acogida a los inmigrantes”.
Sin
embargo, existen también “'exiliados ocultos' que viven en el seno de nuestras
casas y en nuestras mismas familias”. Son los ancianos y los discapacitados, y
también a los jóvenes, ha dicho el Papa. “Los primeros son rechazados cuando se
convierten en un peso y en 'presencias que estorban', mientras que los últimos
son descartados porque se les niega la posibilidad de trabajar para forjarse su
propio futuro”.
El
Papa denunció que la cultura del descarte también afecta a la familia, ya que
está “cada vez más extendida cultura individualista y egoísta que anula los
vínculos y tiende a favorecer el dramático fenómeno de la disminución de la
natalidad, así como de leyes que privilegian diversas formas de convivencia en
lugar de sostener adecuadamente a la familia por el bien de toda la sociedad”.
En
su opinión, una de las causas es la “globalización uniformante” que “descarta
incluso a las culturas, acabando así con los factores propios de la identidad
de cada pueblo que constituyen la herencia imprescindible para un sano
desarrollo social”.
Asia
y su nuevo viaje
El
Papa recordó la Jornada de la Juventud Asiática en Corea del Sur. Allí “recordé
que es necesario valorar a los jóvenes, 'intentando transmitirles el legado del
pasado aplicándolo a los retos del presente'”. Sobre el viaje a Sri Lanka y
Filipinas que inicia hoy, explicó que quiere “mostrar así el interés y la
solicitud pastoral con que sigo los acontecimientos de los pueblos de ese vasto
continente”.
A
las autoridades les tendió de nuevo la mano para contribuir “al bien común, a
la armonía y a la concordia social”. Sobre todo deseó “que se retome el diálogo
entre las dos Coreas, países hermanos, que hablan la misma lengua”.
Albania,
Turquía, Israel, Estados Unidos y Cuba
En
la última parte, Francisco ha agradecido a Dios los beneficios y encuentros que
ha dado. Por ejemplo, en el viaje a Albania y a Turquía. En este último, “he
podido constatar los frutos del diálogo ecuménico e interreligioso, además del
compromiso a favor de los refugiados provenientes de otros países de Oriente
Medio”, al igual que en Jordania.
Sobre
el desbloqueo de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y en cuya medida
ha sido fundamental la labor de la Santa Sede,
el Papa sostuvo que es un ejemplo “de cómo el diálogo puede verdaderamente
edificar y construir puentes es la reciente decisión de los Estados Unidos de
América y Cuba de poner fin a un silencio recíproco que ha durado medio siglo y
de acercarse por el bien de sus ciudadanos”.
“Igualmente,
animo los esfuerzos realizados para lograr una paz estable en Colombia, así
como las iniciativas encaminadas a restablecer la concordia en la vida política
y social de Venezuela”, expresó.
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