Francisco llegó a Roma con más popularidad de la
que ya tenía
Ayer presidió la misa más multitudinaria que se
recuerde. En su gira de seis días por Sri Lanka y Filipinas recorrió más de 12
mil kilómetros, se trasladó en varios vuelos y dio numerosas muestras de
solidaridad en la "periferia del mundo".
El Papa Francisco llegó este lunes a Roma tras una
intensa gira de seis días a Sri Lanka y Filipinas, donde presidió el domingo la
misa más multitudinaria de la historia reciente de la Iglesia. El pontífice
argentino llegó a bordo de un avión de la compañía Philippines Airlines al
aeropuerto Roma-Fiumicino a las 17H40 hora de Italia tras 14 horas de vuelo.
Se trató del séptimo viaje al exterior desde que fue elegido pontífice en
marzo del 2013 y el segundo al continente asiático. Francisco culminó su gira
con una misa en la capital de Filipinas, Manila, a la que asistieron entre 6 y
7 millones de personas, una afluencia récord de fieles ante los cuales condenó
las desigualdades sociales, el materialismo y la corrupción.
Francisco, que cumplió 78 años en diciembre,
recorrió en una semana más de 12.000 kilómetros, se trasladó con varios vuelos
y se desplazó en helicóptero y en el papamóvil para manifestar con gestos
concretos su cercanía y solidaridad a poblaciones que se encuentran en la
"periferia" del mundo y de la Iglesia.
En esta última gira, Francisco hizo un llamamiento a la unidad en Sri Lanka tras la guerra civil, pidió a los filipinos que sean ``misioneros de la fe'' en el continente más poblado del mundo y batió un récord de asistencia a su última misa en la capital Manila. El presidente de Filipinas, Benigno Aquino III, líderes de la iglesia y 400 niños de la calle gritando ``Papa Francisco te queremos'', despidieron al pontífice en una base aérea de Manila donde, cargando con una bolsa de viaje negra, embarcó en un avión rumbo a Roma. De pie en la parte superior de las escaleras de acceso, saludó a la multitud, inclinó ligeramente la cabeza y luego entró en la aeronave.
En el vuelo de regreso al Vaticano, Francisco hizo uso de su cuenta Twitter: "A mis amigos de Sri Lanka y Filipinas: Que Dios los bendiga a todos. Por favor, recen por mí", escribió hoy el Papa en esa red social Twitter. Minutos después, ya en el espacio aéreo chino, el papa envió un nuevo twit al presidente de China, Xi Jinping: "Transmito mis cordiales saludos a Su Excelencia mientras vuelo sobre su país", afirmó el PAPA en el mensaje, quien también destacó: "rezo por usted y por todo el pueblo de China, invocando para ustedes abundantes bendiciones de armonía y prosperidad".
Cientos de miles de filipinos salieron a las calles de Manila ondeando banderas para ver por última vez a Francisco, de 78 años, quien sonrió y saludó a bordo de un papamóvil blanco abierto por los laterales. A su paso, muchos gritaban, lo llamaban por su nombre y saltaban y lloraban de alegría. ``Es mi líder mundial número uno'', dijo Rita Fernández, una mujer de 63 años con cuatro hijos, quien esperaba en una calle cerca de la Nunciatura Apostólica donde Francisco se alojó durante su visita de cuatro días.
``Viaja en autobús. Voló a Tacloban para visitar a los sobrevivientes del tifón a pesar de la tormenta y se detiene a hablar con los pobres. Es un santo en vida'', añadió Fernández, que sostuvo un celular con cámara y vestía una camiseta amarilla con una imagen sonriente de Francisco. Incapaz de atravesar la densa multitud para acercarse a las primeras filas, un hombre se subió a una escalera portátil y desplegó un cartel con la cara del pontífice sonriendo y un mensaje de despedida escrito a mano: ``Querido Papa Francisco, te queremos! Oramos por ti. Por favor ora por todos nosotros''.
Tanta pasión y devoción dieron energía al líder de la iglesia católica, con 1.200 millones de files en todo el mundo, que se enfrenta al laicismo más conservador, a escándalos de abusos sexuales por parte de sacerdotes y a otros problemas abrumadores. El Papa ha dedicado su viaje de cuatro días a Filipinas a los pobres. Ha denunciado la corrupción que les ha robado una vida digna, visitó a niños de la calle y viajó al este, a Tacloban, para ofrecer sus oraciones a los sobrevivientes del letal tifón Haiyan de 2013 que arrasó unas de las regiones más pobres del archipiélago.
En esta última gira, Francisco hizo un llamamiento a la unidad en Sri Lanka tras la guerra civil, pidió a los filipinos que sean ``misioneros de la fe'' en el continente más poblado del mundo y batió un récord de asistencia a su última misa en la capital Manila. El presidente de Filipinas, Benigno Aquino III, líderes de la iglesia y 400 niños de la calle gritando ``Papa Francisco te queremos'', despidieron al pontífice en una base aérea de Manila donde, cargando con una bolsa de viaje negra, embarcó en un avión rumbo a Roma. De pie en la parte superior de las escaleras de acceso, saludó a la multitud, inclinó ligeramente la cabeza y luego entró en la aeronave.
En el vuelo de regreso al Vaticano, Francisco hizo uso de su cuenta Twitter: "A mis amigos de Sri Lanka y Filipinas: Que Dios los bendiga a todos. Por favor, recen por mí", escribió hoy el Papa en esa red social Twitter. Minutos después, ya en el espacio aéreo chino, el papa envió un nuevo twit al presidente de China, Xi Jinping: "Transmito mis cordiales saludos a Su Excelencia mientras vuelo sobre su país", afirmó el PAPA en el mensaje, quien también destacó: "rezo por usted y por todo el pueblo de China, invocando para ustedes abundantes bendiciones de armonía y prosperidad".
Cientos de miles de filipinos salieron a las calles de Manila ondeando banderas para ver por última vez a Francisco, de 78 años, quien sonrió y saludó a bordo de un papamóvil blanco abierto por los laterales. A su paso, muchos gritaban, lo llamaban por su nombre y saltaban y lloraban de alegría. ``Es mi líder mundial número uno'', dijo Rita Fernández, una mujer de 63 años con cuatro hijos, quien esperaba en una calle cerca de la Nunciatura Apostólica donde Francisco se alojó durante su visita de cuatro días.
``Viaja en autobús. Voló a Tacloban para visitar a los sobrevivientes del tifón a pesar de la tormenta y se detiene a hablar con los pobres. Es un santo en vida'', añadió Fernández, que sostuvo un celular con cámara y vestía una camiseta amarilla con una imagen sonriente de Francisco. Incapaz de atravesar la densa multitud para acercarse a las primeras filas, un hombre se subió a una escalera portátil y desplegó un cartel con la cara del pontífice sonriendo y un mensaje de despedida escrito a mano: ``Querido Papa Francisco, te queremos! Oramos por ti. Por favor ora por todos nosotros''.
Tanta pasión y devoción dieron energía al líder de la iglesia católica, con 1.200 millones de files en todo el mundo, que se enfrenta al laicismo más conservador, a escándalos de abusos sexuales por parte de sacerdotes y a otros problemas abrumadores. El Papa ha dedicado su viaje de cuatro días a Filipinas a los pobres. Ha denunciado la corrupción que les ha robado una vida digna, visitó a niños de la calle y viajó al este, a Tacloban, para ofrecer sus oraciones a los sobrevivientes del letal tifón Haiyan de 2013 que arrasó unas de las regiones más pobres del archipiélago.
Una multitud, que las autoridades estimaron en 6
millones de personas, hizo frente a la lluvia en las calles y el principal
parque de Manila para el último acto de la gira por Asia de Francisco, quien
pidió a los filipinos que protejan a los jóvenes del pecado y el vicio para que
puedan llegar a ser misioneros de la fe.``Los filipinos están llamados a ser
impresionantes misionarios de la fe en Asia'', dijo.
La estimación, que no pudo ser verificada de forma
independiente, incluía a los fieles que asistieron a la última misa del pontífice
en el parque Rizal y las zonas aledañas, y a quienes se congregaron a lo largo
del recorrido de la comitiva papal, dijo el presidente de la Autoridad
Metropolitana de Desarrollo Manila, Francis Tolentino. El portavoz del
Vaticano, el reverendo Federico Lombardi, dijo que el Vaticano recibió la cifra
oficial de las autoridades locales y que fue un récord, superando los 5
millones de fieles que acudieron a la misa ofrecida por san Juan Pablo II en el
mismo parque en 1995.
El pontífice celebró un importante feriado filipino
en honor al Niño Jesús dedicando la última homilía de su viaje de una semana a
los más pequeños. Fue un reflejo de la importancia que el Vaticano da a Asia
como el futuro de la iglesia ya que es uno de los pocos lugares donde crece el
número de católicos _y a Filipinas como el mayor país católico de la
región. ``Tenemos que cuidar a nuestros jóvenes, impedir que los despojen
de esperanza y les condenen a una vida en las calles'', dijo Francisco en su
homilía.
Francisco hizo su entrada triunfal al parque a bordo de un papamóvil basado en el diseño de un taxi colectivo, un jeep del ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial que, modificado, es un medio de transporte habitual en el país. Vestía el mismo poncho barato de plástico amarillo para la lluvia que se entregó a la multitud el sábado durante su visita a la devastada localidad de Tacloban. La multitud _ un mar de personas que ocupaba las 60 hectáreas (148 acres) del parque y calles adyacentes _ estalló en gritos de alegría a su llegada, un reflejo de la increíble repercusión que ha tenido el mensaje del PAPA sobre su preocupación por los más desfavorecidos de la sociedad en un país donde un cuarto de sus 100 millones de habitantes vive en la pobreza.
Francisco hizo su entrada triunfal al parque a bordo de un papamóvil basado en el diseño de un taxi colectivo, un jeep del ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial que, modificado, es un medio de transporte habitual en el país. Vestía el mismo poncho barato de plástico amarillo para la lluvia que se entregó a la multitud el sábado durante su visita a la devastada localidad de Tacloban. La multitud _ un mar de personas que ocupaba las 60 hectáreas (148 acres) del parque y calles adyacentes _ estalló en gritos de alegría a su llegada, un reflejo de la increíble repercusión que ha tenido el mensaje del PAPA sobre su preocupación por los más desfavorecidos de la sociedad en un país donde un cuarto de sus 100 millones de habitantes vive en la pobreza.
En Sri Lanka, la primera parada de su gira
asiática, Francisco insistió en su llamamiento a la reconciliación nacional
canonizando al primer santo del país, el reverendo Joseph Vaz, y visitando el
norte devastado por la guerra para rezar en un santuario sagrado tanto para
fieles cingaleses como tamiles. Vaz era un misionero indio del siglo XVII
que revivió la fe en Sri Lanka en un momento de persecución anticatólica por
parte de los colonos holandeses, que eran protestantes calvinistas.
Francisco dijo que hoy en día la iglesia de Sri Lanka solo quiere continuar el legado de Vaz para servir a todos, pidiendo a cambio solo libertad para rezar. ``La libertad religiosa es un derecho humano fundamental'', dijo. Reforzando esta idea, el pontífice entregó a los obispos del país la réplica de un decreto del siglo XVII del entonces rey Kandy permitiendo la conversión de budistas al catolicismo _ un mensaje un tanto provocador teniendo en cuanta el reciente levantamiento violento de extremistas budistas que quieren que el país tenga solo esa confesión.
Francisco dijo que hoy en día la iglesia de Sri Lanka solo quiere continuar el legado de Vaz para servir a todos, pidiendo a cambio solo libertad para rezar. ``La libertad religiosa es un derecho humano fundamental'', dijo. Reforzando esta idea, el pontífice entregó a los obispos del país la réplica de un decreto del siglo XVII del entonces rey Kandy permitiendo la conversión de budistas al catolicismo _ un mensaje un tanto provocador teniendo en cuanta el reciente levantamiento violento de extremistas budistas que quieren que el país tenga solo esa confesión.
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