EL CUARTO DIA
Su recuerdo de la
presencia de Dios
Me parece,
escribió Francisco de Sales, que siempre estamos en Presencia de Dios, incluso
cuando dormimos, porque nosotros nos dormimos ante Sus ojos y de acuerdo con Su
buen placer: Él nos recuesta sobre la cama como estatuas en su nicho, y cuando
despertamos allí lo encontramos junto a nosotros. Él no se ha movido más que
nosotros, y por eso hemos permanecido en Su Presencia; solo que nuestros ojos
estaban cerrados.
El Santo declaró
en confidencia que cada mañana cuando él se despertaba él se sentía poseído por
el pensamiento de la Presencia de Dios. Esto no podía ser el efecto de la
imaginación, porque durante las noches esta facultad es confusa, no tiene
descanso y deambula; pero este hombre santo tuvo la gracia de sentir cada
mañana, tan pronto como se levantaba y en completa posesión de sus sentidos,
que era tiernamente amado por Dios y que estaba lleno de las bendiciones
selectas del Cielo. O Dios! Qué abundante es Tu misericordia! Desde los primeros
rayos del amanecer Tú estabas vigilante ante su cama, abriendo las cortinas
cuando despertaba y saludándolo como a un amigo. (Pere de la Riviere.)
Un Ramillete Espiritual
Recuerda la Divina
Presencia tan pronto como sea posible durante el día y a través de uno de los
cuatro métodos que te he indicado; considera lo que Dios está haciendo y lo que
tú estás haciendo. Verás que Sus ojos están dirigidos hacia nosotros y que se
enfocan cada vez más en nosotros con un amor inefable. (Vida Devota,
Parte II, cap. XII.)
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