jueves, 29 de enero de 2015

6ta. CONSIDERACION VIRTUDES INTERIORES sFs


EL SEXTO DIA

Su Espíritu de Recogimiento

Sería imposible expresar la diligencia con la que Francisco de Sales atendía su alma. Él se examinaba cuidadosamente y aun cuando se tratara de las culpas más triviales y las más pequeñas imperfecciones, y resolvía firmemente enmendarlas porque él había declarado la guerra en contra de todo aquello que le impidiera hacerse más placentero a los ojos de Dios. Él se mantuvo bajo una disciplina y una custodia tan constante, que raras veces hizo algo presuroso o inadvertidamente. Su alma estaba continuamente en Presencia de Dios, y este hábito estaba tan firmemente establecido en él, que todos sus pensamientos, palabras y obras eran una continuación del pensamiento, el habla y las obras en Dios, por Dios, y de acuerdo con la Voluntad de Dios.

Así como un bálsamo se derrite y se hace líquido cuando el calor del fuego actúa sobre él, el corazón de Francisco, siendo secretamente derretido por el fuego del Amor Divino que ardía en él, flotó hacia ese amor con un gusto inefable. Era así que sus ojos, su frente, su continencia y su ser esparcían la fragancia de la Divina Presencia en el extranjero; para que dondequiera que él entrara aquellos que estuvieran presentes sintieran que Dios había entrado junto con él. (Pere de la Riviere)

Un Ramillete Espiritual

No olvides, O Pilotea, de entregarte frecuentemente a la soledad de tu corazón cuando estés ocupada con otros asuntos y con la sociedad de otras personas. La soledad espiritual no se encuentra en las cosas que están a tu alrededor, porque estas cosas no están dentro de tu corazón, sino fuera de ti; así pues, tu corazón puede llenarse en soledad con Dios. (Vida Devota, Parte II, cap. XII.)


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