EL TERCER DIA
La
constancia de su amor es demostrada en su conformidad con la Voluntad de Dios
Nunca hubo un
Corazón más tierno en su amor por Dios, o más resuelto y constante en la lucha
para alcanzar la conformidad con la Voluntad Divina que el de san Francisco. El
plantó profundamente en su mente esa verdad que dice que Dios hace todas las
cosas por nuestro propio bien. Esta firme convicción le ayudó a mantenerse en
estado de paz y ecuanimidad casi indescriptible, y en medio de toda clase de
circunstancias. El impresionó a todos los que lo conocieron bajo estas
circunstancias; por que verdaderamente se puede decir que los vientos y las
mareas de las tribulaciones, y de las adversidades de esta vida, lo azotaron
como si azotaran una roca firme a la cual no pudieron mover ni manchar con su
espuma.
Francisco de Sales
fijó el ojo de su alma firmemente en la Voluntad de Dios y avanzó, se mantuvo
firme, se retiró o procedió de acuerdo como nuestro Señor se lo ordenó. Para él
no era suficiente simplemente abstenerse de ofender al amor de Dios, él quiso
complacerle. No se contentaba solamente con complacer a Dios, él deseaba
complacer a Dios extremadamente. El no se satisfacía solamente con no darle
razones a Dios para estar insatisfecho, él se esforzó para darle satisfacción a
Dios. Pero él no se detuvo solamente en la satisfacción, él deseó darle toda la
satisfacción posible, y si él hubiera sabido que había un método particular a
través del cual él hubiera podido promover el cumplimiento de la Divina
Voluntad, él lo habría adoptado inmediatamente, aún si este le hubiera costado
la vida. (Pere de la Riviere.)
Un Ramillete Espiritual
Una vez por semana
examínate a ti mismo para darte cuenta de si amas la santa Voluntad de Dios por
sobre todo lo demás, no solo en las circunstancias soportables sino también en
las que son insoportables. (Cartas.)
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