martes, 30 de septiembre de 2014
Francisco: En los momentos difíciles, los lamentos son oración
Martes
30 Sep 2014 | 11:32 am Ciudad del Vaticano (AICA): “Rezar
es llegar a ser verdad delante de Dios. O sea que “se reza con la realidad
porque la verdadera oración viene del corazón, del momento que uno vive”. “Es
la oración de los momentos oscuros de la vida, donde no hay esperanza, donde no
se ve el horizonte”, expresó, este martes, el papa Francisco, en su homilía en
la Eucaristía celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta, la que se leyó en
la primera lectura un pasaje del Libro de Job.
“Rezar es
llegar a ser verdad delante de Dios. O sea que “se reza con la realidad porque
la verdadera oración viene del corazón, del momento que uno vive”. “Es la
oración de los momentos oscuros de la vida, donde no hay esperanza, donde no se
ve el horizonte”, expresó, este martes, el papa Francisco, en su homilía en la
Eucaristía celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta, la que se leyó en la
primera lectura un pasaje del Libro de Job.
ob maldice el día en que ha nacido, su oración se presenta como una maldición. El Papa Francisco centró su homilía en la Primera Lectura del día, que nos muestra a Job maldiciendo su vida. Al respecto el Papa recordó que “fue puesto a prueba”. “Perdió toda su familia; perdió todos sus bienes; perdió la salud y todo su cuerpo se convirtió en una llaga, una llaga asquerosa”.
En aquel momento – subrayó Francisco – “perdió la paciencia y dijo esas cosas feas”. Pero él estaba acostumbrado a hablar con la verdad y esa es la verdad que “él siente en aquel momento”. También Jeremía – destacó el Papa – “usa casi las mismas palabras: ‘¡Maldito el día en que nací!’”. “¿Pero este hombre blasfema? Es la pregunta que hago, dijo el Pontífice. Este hombre que está solo, así, en ese momento, ¿blasfema?”.
“Jesús, cuando se lamenta – ‘Padre, ¡por qué me has abandonado!’ - ¿blasfema? El misterio es éste.
Tantas veces yo he escuchado a personas que están viviendo situaciones difíciles, dolorosas, que han perdido tanto o se sienten solas y abandonadas y vienen a lamentarse y hacen estas preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué? Se rebelan contra Dios. Y yo digo: ‘Sigue rezando así, porque también ésta es una oración’. Era una oración cuando Jesús dijo a su Padre: ‘¡Por qué me has abandonado!’”.
Es una “oración la que hace Job aquí. Porque – evidenció el Papa – rezar es llegar a ser verdad ante Dios. Y Job no podía rezar de otro modo”. “Se reza con la realidad – añadió Francisco – la verdadera oración viene del corazón, del momento que uno vive”. “Es la oración de los momentos de oscuridad, de los momentos de la vida donde no hay esperanza, donde no se ve el horizonte”: “Y tanta gente, tanta hoy, está en la situación de Job.
Tanta gente buena, como Job, no entiende lo que le ha sucedido, porqué es así. Tantos hermanos y hermanas que no tienen esperanza. Pensemos en las tragedias, en las grandes tragedias, por ejemplo estos hermanos nuestros que por ser cristianos son echados de sus casas y pierden todo: ‘Pero, Señor, yo he creído en ti. ¿Por qué? ¿Creer en Ti es una maldición, Señor?’”.
“Pensemos en los ancianos dejados de lado – prosiguió diciendo el Papa – pensemos en los enfermos, en tanta gente sola, en los hospitales”. Para toda esta gente, y “también para nosotros cuando vamos por el camino de la oscuridad – aseguró Francisco – la Iglesia reza. ¡La Iglesia reza! Y toma sobre sí este dolor y reza”. Y nosotros, “sin enfermedades, sin hambre, sin necesidades importantes – exhortó el Pontífice – cuando tenemos un poco de oscuridad en el alma, nos creemos mártires y dejamos de rezar”. Y hay quien dice: “¡Estoy enojado con Dios, no voy más a Misa!”. “Pero, ¿por qué?” – se preguntó el Papa –.
La respuesta, dijo, es “por una cosa pequeñita”. Francisco recordó que Santa Teresita del Niño Jesús, en los últimos meses de su vida, “trataba de pensar en el cielo, y sentía dentro de sí como si una voz le dijera: ‘Pero no seas tonta, no te crees fantasías. ¿Sabes qué cosa te espera? ¡Nada!’”.
“Tantas veces pasamos por esta situación, vivimos esta situación. Y tanta gente que cree que terminará en la nada. Y ella, Santa Teresa, rezaba y pedía fuerza para ir adelante, en la oscuridad. Esto se llama entrar en paciencia. Nuestra vida es demasiado fácil, nuestros lamentos son lamentos teatrales.
Ante éstos, ante estos lamentos de tanta gente, de tantos hermanos y hermanas que están en la oscuridad, que prácticamente han perdido la memoria, la esperanza – que viven ese exilio de sí mismos, son exiliados, también de sí mismos – ¡nada! Y Jesús ha hecho este camino: de la noche al Monte de los Olivos hasta la última palabra de la Cruz: ‘Padre, ¡por qué me has abandonado!’”.
Francisco indicó por último dos “cosas” que pueden servir. “Primero: prepararse, para cuando vendrá la oscuridad”, que quizá no sea tan dura como la de Job, si bien, dijo “tendremos un tiempo de oscuridad. Preparar el corazón para aquel momento”. Y segundo: “Rezar, como reza la Iglesia, con la Iglesia por tantos hermanos y hermanas que padecen el exilio de sí mismos, en la oscuridad y en el sufrimiento, sin esperanza a la mano”. Es la “oración de la Iglesia – concluyó el Papa – por estos tantos ‘Jesús que sufren, que están por doquier” (Trad.RV).
ob maldice el día en que ha nacido, su oración se presenta como una maldición. El Papa Francisco centró su homilía en la Primera Lectura del día, que nos muestra a Job maldiciendo su vida. Al respecto el Papa recordó que “fue puesto a prueba”. “Perdió toda su familia; perdió todos sus bienes; perdió la salud y todo su cuerpo se convirtió en una llaga, una llaga asquerosa”.
En aquel momento – subrayó Francisco – “perdió la paciencia y dijo esas cosas feas”. Pero él estaba acostumbrado a hablar con la verdad y esa es la verdad que “él siente en aquel momento”. También Jeremía – destacó el Papa – “usa casi las mismas palabras: ‘¡Maldito el día en que nací!’”. “¿Pero este hombre blasfema? Es la pregunta que hago, dijo el Pontífice. Este hombre que está solo, así, en ese momento, ¿blasfema?”.
“Jesús, cuando se lamenta – ‘Padre, ¡por qué me has abandonado!’ - ¿blasfema? El misterio es éste.
Tantas veces yo he escuchado a personas que están viviendo situaciones difíciles, dolorosas, que han perdido tanto o se sienten solas y abandonadas y vienen a lamentarse y hacen estas preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué? Se rebelan contra Dios. Y yo digo: ‘Sigue rezando así, porque también ésta es una oración’. Era una oración cuando Jesús dijo a su Padre: ‘¡Por qué me has abandonado!’”.
Es una “oración la que hace Job aquí. Porque – evidenció el Papa – rezar es llegar a ser verdad ante Dios. Y Job no podía rezar de otro modo”. “Se reza con la realidad – añadió Francisco – la verdadera oración viene del corazón, del momento que uno vive”. “Es la oración de los momentos de oscuridad, de los momentos de la vida donde no hay esperanza, donde no se ve el horizonte”: “Y tanta gente, tanta hoy, está en la situación de Job.
Tanta gente buena, como Job, no entiende lo que le ha sucedido, porqué es así. Tantos hermanos y hermanas que no tienen esperanza. Pensemos en las tragedias, en las grandes tragedias, por ejemplo estos hermanos nuestros que por ser cristianos son echados de sus casas y pierden todo: ‘Pero, Señor, yo he creído en ti. ¿Por qué? ¿Creer en Ti es una maldición, Señor?’”.
“Pensemos en los ancianos dejados de lado – prosiguió diciendo el Papa – pensemos en los enfermos, en tanta gente sola, en los hospitales”. Para toda esta gente, y “también para nosotros cuando vamos por el camino de la oscuridad – aseguró Francisco – la Iglesia reza. ¡La Iglesia reza! Y toma sobre sí este dolor y reza”. Y nosotros, “sin enfermedades, sin hambre, sin necesidades importantes – exhortó el Pontífice – cuando tenemos un poco de oscuridad en el alma, nos creemos mártires y dejamos de rezar”. Y hay quien dice: “¡Estoy enojado con Dios, no voy más a Misa!”. “Pero, ¿por qué?” – se preguntó el Papa –.
La respuesta, dijo, es “por una cosa pequeñita”. Francisco recordó que Santa Teresita del Niño Jesús, en los últimos meses de su vida, “trataba de pensar en el cielo, y sentía dentro de sí como si una voz le dijera: ‘Pero no seas tonta, no te crees fantasías. ¿Sabes qué cosa te espera? ¡Nada!’”.
“Tantas veces pasamos por esta situación, vivimos esta situación. Y tanta gente que cree que terminará en la nada. Y ella, Santa Teresa, rezaba y pedía fuerza para ir adelante, en la oscuridad. Esto se llama entrar en paciencia. Nuestra vida es demasiado fácil, nuestros lamentos son lamentos teatrales.
Ante éstos, ante estos lamentos de tanta gente, de tantos hermanos y hermanas que están en la oscuridad, que prácticamente han perdido la memoria, la esperanza – que viven ese exilio de sí mismos, son exiliados, también de sí mismos – ¡nada! Y Jesús ha hecho este camino: de la noche al Monte de los Olivos hasta la última palabra de la Cruz: ‘Padre, ¡por qué me has abandonado!’”.
Francisco indicó por último dos “cosas” que pueden servir. “Primero: prepararse, para cuando vendrá la oscuridad”, que quizá no sea tan dura como la de Job, si bien, dijo “tendremos un tiempo de oscuridad. Preparar el corazón para aquel momento”. Y segundo: “Rezar, como reza la Iglesia, con la Iglesia por tantos hermanos y hermanas que padecen el exilio de sí mismos, en la oscuridad y en el sufrimiento, sin esperanza a la mano”. Es la “oración de la Iglesia – concluyó el Papa – por estos tantos ‘Jesús que sufren, que están por doquier” (Trad.RV).
Despenalización del consumo de drogas: Carta de los curas villeros a la
Presidenta
Martes
30 Sep 2014 | 10:38 am Buenos Aires (AICA):
La Vicaría de Sacerdotes de la Pastoral de las
Villas de la arquidiócesis de Buenos Aires entregó el pasado 1º de septiembre a
la presidenta Cristina Fernández una carta, en la que expresaron sus
reflexiones acerca de la despenalización de la tenencia para el uso personal de
drogas.
Si bien la carta fue entregada a la jefa del Estado para agradecer la firma del convenio de los Centros Barriales de las Parroquias por intermedio de Cáritas Argentina con la Sedronar, los sacerdotes decidieron hacerla pública "ante las reiteradas consultas sobre las propuestas del titular de la Sedronar el día domingo".
La polémica se generó cuando el titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), Juan Carlos Molina, opinó que "habilitaría el consumo de todo".
En la misiva, los sacerdotes explicaron que sus reflexiones acerca del tema "no pretenden ocupar el lugar que tiene la palabra de la Conferencia Episcopal Argentina" sobre la despenalización, y que les parece conveniente hacer un aporte a la discusión dado su trabajo en las villas de la Ciudad y algunas del Gran Buenos Aires.
"Comenzamos preguntándonos qué mueve a los que postulan la despenalización de la tenencia para el consumo personal: si dicen lo que dicen, ¿por qué llegan a esa afirmación? ¿Cuál es el motivo existencial que desencadena ese pedido? Es en esta pregunta en donde puede darse el encuentro. Entendemos entonces, que se busca no criminalizar al adicto, derivando el tema al ámbito de la salud", argumentaron los sacerdotes.
Asimismo, explicaron su trabajo diario con "los chicos y chicas consumidores de paco y otras sustancias", que "han hecho explotar la marginalidad, y nos la enrostra, dejando ver un tejido social que se ha roto".
"Por otro lado nos preguntamos: ¿cómo decodifican los chicos de nuestros barrios la afirmación de que es legal la tenencia y el consumo personal? Nos parece que al no haber una política de educación y prevención de adicciones intensa, reiterativa y operativa, se aumenta la posibilidad de inducir al consumo de sustancias que dañan a las personas. La experiencia de acompañar a jóvenes en el camino de recuperación y reinserción social nos ha permitido escuchar el testimonio de muchos que han empezado consumiendo un pequeña cantidad de sustancias para uso 'recreativo' y de pronto se encontraron consumiendo drogas más dañinas aún", agregaron.
"Por eso desde nuestra mirada las drogas no dan libertad sino que esclavizan. La despenalización a nuestro parecer influiría hoy en el imaginario social instalando la idea de que las drogas no hacen tanto daño", advirtieron y sostuvieron: "Antes de discutir la posible sanción de esta ley es mejor trabajar las representaciones sociales del problema a fin de generar cambios en la sociedad, y poblar el territorio con los dispositivos adecuados".+
Si bien la carta fue entregada a la jefa del Estado para agradecer la firma del convenio de los Centros Barriales de las Parroquias por intermedio de Cáritas Argentina con la Sedronar, los sacerdotes decidieron hacerla pública "ante las reiteradas consultas sobre las propuestas del titular de la Sedronar el día domingo".
La polémica se generó cuando el titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), Juan Carlos Molina, opinó que "habilitaría el consumo de todo".
En la misiva, los sacerdotes explicaron que sus reflexiones acerca del tema "no pretenden ocupar el lugar que tiene la palabra de la Conferencia Episcopal Argentina" sobre la despenalización, y que les parece conveniente hacer un aporte a la discusión dado su trabajo en las villas de la Ciudad y algunas del Gran Buenos Aires.
"Comenzamos preguntándonos qué mueve a los que postulan la despenalización de la tenencia para el consumo personal: si dicen lo que dicen, ¿por qué llegan a esa afirmación? ¿Cuál es el motivo existencial que desencadena ese pedido? Es en esta pregunta en donde puede darse el encuentro. Entendemos entonces, que se busca no criminalizar al adicto, derivando el tema al ámbito de la salud", argumentaron los sacerdotes.
Asimismo, explicaron su trabajo diario con "los chicos y chicas consumidores de paco y otras sustancias", que "han hecho explotar la marginalidad, y nos la enrostra, dejando ver un tejido social que se ha roto".
"Por otro lado nos preguntamos: ¿cómo decodifican los chicos de nuestros barrios la afirmación de que es legal la tenencia y el consumo personal? Nos parece que al no haber una política de educación y prevención de adicciones intensa, reiterativa y operativa, se aumenta la posibilidad de inducir al consumo de sustancias que dañan a las personas. La experiencia de acompañar a jóvenes en el camino de recuperación y reinserción social nos ha permitido escuchar el testimonio de muchos que han empezado consumiendo un pequeña cantidad de sustancias para uso 'recreativo' y de pronto se encontraron consumiendo drogas más dañinas aún", agregaron.
"Por eso desde nuestra mirada las drogas no dan libertad sino que esclavizan. La despenalización a nuestro parecer influiría hoy en el imaginario social instalando la idea de que las drogas no hacen tanto daño", advirtieron y sostuvieron: "Antes de discutir la posible sanción de esta ley es mejor trabajar las representaciones sociales del problema a fin de generar cambios en la sociedad, y poblar el territorio con los dispositivos adecuados".+
Texto completo de la Carta
Buenos
Aires, 1 de Septiembre de 2014
“En nuestras obras nuestro pueblo sabe que comprendemos su dolor.”
(San Alberto Hurtado)
Sra. Presidenta de la Nación
Dra. Cristina Fernández de Kirchner.
Tenemos el gusto de dirigirnos a Usted mediante esta carta, para agradecerle en primer lugar la ayuda, que de distintos modos presta el Gobierno Nacional a nuestro trabajo pastoral en los barrios en que vivimos. En particular le agradecemos hoy la firma a través de CARITAS Argentina de este convenio con la SEDRONAR. El mismo potenciará el trabajo que venimos haciendo en los centros barriales y comunitarios de nuestras Parroquias.
Aprovechamos la oportunidad que nos brinda esta audiencia, para acercarle nuestra mirada acerca de la despenalización de la tenencia para el uso personal de drogas. Para nosotros no es solo un problema de droga. Este flagelo pone de manifiesto el núcleo duro de la pobreza y la exclusión en nuestro querido país. Seguir haciéndole frente a la exclusión es el cauce principal del cual no hay que apartarse, se trata entonces de ajustar y de crear nuevas estrategias de intervención. En ese cauce se inscribe nuestro trabajo y de él son deudoras estas reflexiones que le compartimos. En un espíritu constructivo y de aportar al bien común de la Nación se las acercamos.
Que la Virgen de Luján, la Madre del Pueblo, la cuide y la acompañe siempre.
- Lorenzo de Vedia, Carlos Olivero y Juan Isasmendi de la Villa 21-24 y N.H.T. Zabaleta.
- Guillermo Torre, Martín Carrozza y Eduardo Drabble de la Villa 31.
- Gustavo Carrara, Hernán Morelli y Nicolás Angellotti de la Villa 1-11-14.
- Pedro Baya Casal y Gastón Colombres de la Villa 3 y el Barrio Carrillo.
- José María Di Paola de las Villas Carcova, 13 de Julio, Independencia y Curita.
- Basilicio Brites de las Villas Palito, Puerta de Hierro, 17 de Marzo y San Petersburgo.
- Jorge García Cuerva de la Villa la Cava.
- Juan Manuel Ortiz de Rozas del Barrio el Talar.
El desafío de la exclusión y el consumo de drogas…
1. Estas reflexiones sobre la despenalización no pretenden ocupar el lugar que tiene la palabra de la Conferencia Episcopal Argentina sobre este tema. Ahora bien, como compartimos la vida en las Villas de la Ciudad y en algunas del Gran Buenos Aires, tenemos un recorrido hecho en el trabajo de prevención de adicciones, y del mismo modo acompañamos diariamente a personas en situación de sufrimiento social a causa de las drogas, y ante reiteradas consultas, nos parece conveniente hacer un aporte a la discusión del tema. Lo hacemos con espíritu de aportar al diálogo, ofreciendo el propio pensamiento y buscando integrar el pensamiento diferente.
2. Dialogar es buscar espacios de encuentro. Dialogar es comprender la búsqueda del otro. Por eso comenzamos preguntándonos que mueve a los que postulan la despenalización de la tenencia para el consumo personal: “si dicen lo que dicen, ¿por qué llegan a esa afirmación? ¿Cuál es el motivo existencial que desencadena ese pedido?” Es en este “porqué” en donde puede darse el encuentro. Aunque la conclusión a la que se ha llegado pueda ser verdadera o errónea, este “porqué” creemos que es auténtico. Entendemos entonces, que se busca no criminalizar al adicto, derivando el tema al ámbito de la salud.
3. A nosotros como sacerdotes, el Evangelio de Jesús nos invita a dirigirnos a las periferias geográficas y existenciales, y a permanecer allí, con una presencia que ayude a cuidar la fragilidad. Se nos invita a entrar en comunión con los más pobres, y desde los pobres llegar a todos. Es así que en las Villas, nos toca en este tiempo acompañar especialmente a chicas y chicos consumidores de paco y otras sustancias. Éstos, obviamente, la mayoría de las veces, no pueden hacer oír su voz. Desde este lugar hacemos nuestro aporte. Por otra parte este camino que va desde los pobres a todos, nos parece un programa más que valido a la hora de trazar políticas de Estado, a la hora de legislar y a la hora de juzgar.
4. Como expresábamos en alguna oportunidad, para nosotros este no es sólo un tema de drogas, el paco ha hecho explotar la marginalidad, y nos la enrostra, dejando ver un tejido social que se ha roto. Nos encontramos con chicos y chicas con derechos básicos vulnerados. Muchos NN, sin estudios primarios, con problemas serios de salud –tuberculosis, VIH, etc.-, sin posibilidad de trabajo, viviendo en la calle. Pero si miramos más en profundidad descubrimos una situación de orfandad de amor, de ruptura o inexistencia de vínculos. Esta es una forma de pobreza que no se puede registrar en términos de ingreso mínimo por persona. Pero existe, es real.
5. A veces alguno puede pensar que son pocos los jóvenes con consumos realmente problemáticos, que les hipotecan la vida. Dudamos realmente que sea un grupo pequeño, es más, creemos más bien que se trata de chicos pobres de las villas y barriadas de la Ciudad y del Gran Buenos Aires. ¡La exclusión favorece la adicción y causa estragos! Creemos que desestimar los porcentajes de adictos, por ejemplo al paco, es temerario, ya que la marginalidad es el mejor caldo de cultivo para los consumos problemáticos. Por otro lado nunca hay que olvidar que detrás de las estadísticas hay rostros concretos e historias muy dolorosas. Duelen hoy, no simplemente cuanto los números los registran y aumentan.
6. La población de las Villas es joven. El eje central de la prevención tiene que pasar por la inclusión social y para ello se requiere una presencia inteligente del Estado. Al mismo Estado le cuesta hacer pie en nuestros barrios. Es que muchas veces se choca con el problema de la no tenencia de las tierras y la consiguiente no propiedad de las viviendas, por parte de los vecinos y vecinas. Siempre está latente el prejuicio: “no es su tierra, no pagan todos los impuestos, ni todos los servicios, por eso no son ciudadanos”. Pareciera que esto hace que se caigan de hecho, otros derechos humanos. Y obviamente todo esto es muy funcional al narcotráfico organizado.
7. Por otro lado nos preguntamos: ¿cómo decodifican los chicos de nuestros barrios la afirmación de que es legal la tenencia y el consumo personal? Nos parece que al no haber una política de educación y prevención de adicciones intensa, reiterativa y operativa se aumenta la posibilidad de inducir al consumo de sustancias que dañan a las personas. El sistema educativo tiene muchas debilidades. Vemos una importante cantidad de chicos que dejan la escuela primaria, mucho más la secundaria. ¿No estamos dejando su educación en manos de los grupos que cantan su apología a la droga y al delito? La experiencia de acompañar a jóvenes en el camino de recuperación y reinserción social nos ha permitido escuchar el testimonio de muchos que han empezado consumiendo un pequeña cantidad de sustancias para uso ‘recreativo’ y de pronto se encontraron consumiendo drogas más dañinas aun. Por eso desde nuestra mirada las drogas no dan libertad sino que esclavizan. La despenalización a nuestro parecer influiría hoy en el imaginario social instalando la idea de que las drogas no hacen tanto daño.
8. A veces se da una distancia grande entre algunas leyes que buscan garantizar derechos y la realidad que intentan legislar. Entendemos que de ningún modo se puede criminalizar al usuario de drogas. Sin embargo, pensamos que mientras se busca proteger los derechos de algunos, en la práctica se desprotegen más los derechos de otros. Conocemos infinidad de casos de gente que no lleva drogas ilegales en el bolsillo por temor a ser demorados por la policía. ¿Esta habilitación para llevar drogas, no colabora con la naturalización del consumo? ¿No acerca la realidad del resto de la sociedad a la de nuestras villas donde la despenalización de la tenencia esta dada de hecho? Antes de plantear una ley así: ¿no sería mejor que para ese momento hayamos concientizado a la sociedad que no está bueno, ni es saludable consumir drogas? ¿que hayamos tejido una red asistencial? ¿No es una renuncia y un descompromiso la despenalización así de este modo, sin mirar la totalidad del problema? Creemos que antes de discutir la posible sanción de esta ley es mejor trabajar las representaciones sociales del problema a fin de generar cambios en la sociedad, y poblar el territorio con los dispositivos adecuados. Por ejemplo a nivel de todo el territorio nacional ¿no habría que esperar a que los CePLAs –Centros Preventivos Locales de las Adiciones- y los CETs –Casas Educativas Terapéuticas-, funcionen adecuadamente? ¿Y si funcionan, alcanza con 150 CePLAs y 60 CETs? ¿No habría que hacer 1.500 CePLAs y 500 CETs antes de plantear una ley sobre despenalización? Para nosotros poblar más el territorio de dispositivos adecuados sería un modo concreto de dar más libertad a nuestros niños/as, adolescentes y jóvenes, de darles más capacidad para elegir lo bueno para su vida.
9. Al visitar los penales nos damos cuenta que quienes asocian la droga con el delito, fácilmente discriminan y estigmatizan a los usuarios de drogas, cerrándoles las puertas y haciéndoles mucho más difícil el camino de la inclusión social. No obstante, sabemos que los penales están llenos de personas que tienen problemas con la droga. ¿No habría que pensar este tema antes de despenalizar la tenencia? No les damos oportunidades, naturalizamos el consumo, pero si el consumo se les volvió problemático y los llevó por el camino del delito les caemos con todo el peso de la ley. ¿No es poner toda la responsabilidad en la persona -que no tiene oportunidades: hospital, trabajo, educación, etc.- sin hacerse cargo desde el Estado? Hay tantos chicos y chicas que casi no tuvieron oportunidades, y a quienes el consumo se les hizo demasiado problemático. ¿Descriminalizar a los usuarios, no es también darles oportunidades a tiempo? ¿No habría que hacer eso antes de despenalizar la tenencia? ¿No habría también que revisar el código penal y las prácticas judiciales antes?
10. Recordando una imagen que ya utilizamos, podríamos decir que la discusión sobre la despenalización corresponde a los últimos capítulos del libro y no a los primeros. Nos dicen que ahora hay que despenalizar, y nosotros nos preguntamos quién arma la agenda de prioridades. Porque si uno pregunta en los barrios, lo urgente es la creación de dispositivos preventivos y asistenciales. Las preocupaciones de la mayoría de la gente de nuestros barrios son: “¿qué hago con mi hijo que se me está yendo de las manos?”, “¿cómo hago, porque se puso rebelde y ya no quiere ir al colegio?”, “¿Quien le puede hablar, está todo el día en la esquina con mala junta y tengo miedo que me lo traigan en un cajón?”, “¿como hacemos con la bandita de la esquina, que le roban a la gente que se está yendo a trabajar?”, “¿cómo hago con mi marido que no puede parar de tomar, y encima se pone violento?”, “mi mujer se va al bingo y se pasa todo el día, estoy preocupado” y tantas otras. La agenda política debe responder a las necesidades de la gente.
11. Frente a este tipo de situaciones tenemos que responder cada uno desde el lugar que nos toca, con una presencia que acompañe, con una historia de bien que se una a toda historia de sufrimiento para abrir en ella un resquicio de luz. Ahora bien, en una sociedad donde muchas veces los excluidos no son ‘explotados’, sino desechos ‘sobrantes’, nosotros tenemos la experiencia bíblica de que: “La piedra que los constructores rechazaron ahora ha llegado a ser la piedra angular.” (Mt. 21, 42). Con alegría podemos decir que muchos de los chicos y chicas que acompañamos, se han puesto de pie y hoy son los verdaderos protagonistas del camino de inclusión, que empiezan a transitar otros chicos y chicas, que están en la situación que ellos estaban. Son ellos los que ahora tienden la mano, siendo portadores de esperanza.
12. Mirando a los niños y jóvenes de nuestros barrios apostamos a la esperanza, y nos comprometemos a seguir trabajando por la inclusión social, de lo contrario se pierde mucho. Se pierden, ante todo, a las personas que no pueden con su vida. Se pierden hombres y mujeres, que por falta de igualdad de posibilidades se quedan a mitad de camino; y así se desvanecen sueños, proyectos, talentos, valores, dones, ideales y horizontes, tan necesarios para construir una sociedad más justa, solidaria y verdadera. Se pierden insospechables riquezas personales, como intelectos lúcidos, manos hábiles y virtuosas para el trabajo, el arte y la ciencia, para hacer más promisorio y posible el futuro en la Argentina. Perdemos corazones buenos y nobles, que aportarían dando seriedad a las cosas, respeto al semejante y pasión para construir una patria de hermanos. En fin, con los jóvenes que se quedan atrapados por las redes de las drogas, perdemos todos, porque “la humanidad es una”, decía Bartolomé De Las Casas.
Pedimos a la Virgen de Luján, Madre del Pueblo, que cuide y proteja a sus hijos que padecen el flagelo de la droga, de fuerzas a sus familias y luz a nuestra sociedad para generar vínculos de projimidad y solidaridad.
Buenos Aires, 1 de Septiembre de 2014.
- Lorenzo de Vedia, Carlos Olivero y Juan Isasmendi de la Villa 21-24 y N.H.T. Zabaleta.
- Guillermo Torre, Martín Carrozza y Eduardo Drabble de la Villa 31.
- Gustavo Carrara, Hernán Morelli y Nicolás Angellotti de la Villa 1-11-14.
- Pedro Baya Casal y Gastón Colombres de la Villa 3 y el Barrio Carrillo.
- José María Di Paola de las Villas Carcova, 13 de Julio, Independencia y Curita.
- Basilicio Brites de las Villas Palito, Puerta de Hierro, 17 de Marzo y San Petersburgo.
- Jorge García Cuerva de la Villa la Cava.
- Juan Manuel Ortiz de Rozas del Barrio el Talar.
“En nuestras obras nuestro pueblo sabe que comprendemos su dolor.”
(San Alberto Hurtado)
Sra. Presidenta de la Nación
Dra. Cristina Fernández de Kirchner.
Tenemos el gusto de dirigirnos a Usted mediante esta carta, para agradecerle en primer lugar la ayuda, que de distintos modos presta el Gobierno Nacional a nuestro trabajo pastoral en los barrios en que vivimos. En particular le agradecemos hoy la firma a través de CARITAS Argentina de este convenio con la SEDRONAR. El mismo potenciará el trabajo que venimos haciendo en los centros barriales y comunitarios de nuestras Parroquias.
Aprovechamos la oportunidad que nos brinda esta audiencia, para acercarle nuestra mirada acerca de la despenalización de la tenencia para el uso personal de drogas. Para nosotros no es solo un problema de droga. Este flagelo pone de manifiesto el núcleo duro de la pobreza y la exclusión en nuestro querido país. Seguir haciéndole frente a la exclusión es el cauce principal del cual no hay que apartarse, se trata entonces de ajustar y de crear nuevas estrategias de intervención. En ese cauce se inscribe nuestro trabajo y de él son deudoras estas reflexiones que le compartimos. En un espíritu constructivo y de aportar al bien común de la Nación se las acercamos.
Que la Virgen de Luján, la Madre del Pueblo, la cuide y la acompañe siempre.
- Lorenzo de Vedia, Carlos Olivero y Juan Isasmendi de la Villa 21-24 y N.H.T. Zabaleta.
- Guillermo Torre, Martín Carrozza y Eduardo Drabble de la Villa 31.
- Gustavo Carrara, Hernán Morelli y Nicolás Angellotti de la Villa 1-11-14.
- Pedro Baya Casal y Gastón Colombres de la Villa 3 y el Barrio Carrillo.
- José María Di Paola de las Villas Carcova, 13 de Julio, Independencia y Curita.
- Basilicio Brites de las Villas Palito, Puerta de Hierro, 17 de Marzo y San Petersburgo.
- Jorge García Cuerva de la Villa la Cava.
- Juan Manuel Ortiz de Rozas del Barrio el Talar.
El desafío de la exclusión y el consumo de drogas…
1. Estas reflexiones sobre la despenalización no pretenden ocupar el lugar que tiene la palabra de la Conferencia Episcopal Argentina sobre este tema. Ahora bien, como compartimos la vida en las Villas de la Ciudad y en algunas del Gran Buenos Aires, tenemos un recorrido hecho en el trabajo de prevención de adicciones, y del mismo modo acompañamos diariamente a personas en situación de sufrimiento social a causa de las drogas, y ante reiteradas consultas, nos parece conveniente hacer un aporte a la discusión del tema. Lo hacemos con espíritu de aportar al diálogo, ofreciendo el propio pensamiento y buscando integrar el pensamiento diferente.
2. Dialogar es buscar espacios de encuentro. Dialogar es comprender la búsqueda del otro. Por eso comenzamos preguntándonos que mueve a los que postulan la despenalización de la tenencia para el consumo personal: “si dicen lo que dicen, ¿por qué llegan a esa afirmación? ¿Cuál es el motivo existencial que desencadena ese pedido?” Es en este “porqué” en donde puede darse el encuentro. Aunque la conclusión a la que se ha llegado pueda ser verdadera o errónea, este “porqué” creemos que es auténtico. Entendemos entonces, que se busca no criminalizar al adicto, derivando el tema al ámbito de la salud.
3. A nosotros como sacerdotes, el Evangelio de Jesús nos invita a dirigirnos a las periferias geográficas y existenciales, y a permanecer allí, con una presencia que ayude a cuidar la fragilidad. Se nos invita a entrar en comunión con los más pobres, y desde los pobres llegar a todos. Es así que en las Villas, nos toca en este tiempo acompañar especialmente a chicas y chicos consumidores de paco y otras sustancias. Éstos, obviamente, la mayoría de las veces, no pueden hacer oír su voz. Desde este lugar hacemos nuestro aporte. Por otra parte este camino que va desde los pobres a todos, nos parece un programa más que valido a la hora de trazar políticas de Estado, a la hora de legislar y a la hora de juzgar.
4. Como expresábamos en alguna oportunidad, para nosotros este no es sólo un tema de drogas, el paco ha hecho explotar la marginalidad, y nos la enrostra, dejando ver un tejido social que se ha roto. Nos encontramos con chicos y chicas con derechos básicos vulnerados. Muchos NN, sin estudios primarios, con problemas serios de salud –tuberculosis, VIH, etc.-, sin posibilidad de trabajo, viviendo en la calle. Pero si miramos más en profundidad descubrimos una situación de orfandad de amor, de ruptura o inexistencia de vínculos. Esta es una forma de pobreza que no se puede registrar en términos de ingreso mínimo por persona. Pero existe, es real.
5. A veces alguno puede pensar que son pocos los jóvenes con consumos realmente problemáticos, que les hipotecan la vida. Dudamos realmente que sea un grupo pequeño, es más, creemos más bien que se trata de chicos pobres de las villas y barriadas de la Ciudad y del Gran Buenos Aires. ¡La exclusión favorece la adicción y causa estragos! Creemos que desestimar los porcentajes de adictos, por ejemplo al paco, es temerario, ya que la marginalidad es el mejor caldo de cultivo para los consumos problemáticos. Por otro lado nunca hay que olvidar que detrás de las estadísticas hay rostros concretos e historias muy dolorosas. Duelen hoy, no simplemente cuanto los números los registran y aumentan.
6. La población de las Villas es joven. El eje central de la prevención tiene que pasar por la inclusión social y para ello se requiere una presencia inteligente del Estado. Al mismo Estado le cuesta hacer pie en nuestros barrios. Es que muchas veces se choca con el problema de la no tenencia de las tierras y la consiguiente no propiedad de las viviendas, por parte de los vecinos y vecinas. Siempre está latente el prejuicio: “no es su tierra, no pagan todos los impuestos, ni todos los servicios, por eso no son ciudadanos”. Pareciera que esto hace que se caigan de hecho, otros derechos humanos. Y obviamente todo esto es muy funcional al narcotráfico organizado.
7. Por otro lado nos preguntamos: ¿cómo decodifican los chicos de nuestros barrios la afirmación de que es legal la tenencia y el consumo personal? Nos parece que al no haber una política de educación y prevención de adicciones intensa, reiterativa y operativa se aumenta la posibilidad de inducir al consumo de sustancias que dañan a las personas. El sistema educativo tiene muchas debilidades. Vemos una importante cantidad de chicos que dejan la escuela primaria, mucho más la secundaria. ¿No estamos dejando su educación en manos de los grupos que cantan su apología a la droga y al delito? La experiencia de acompañar a jóvenes en el camino de recuperación y reinserción social nos ha permitido escuchar el testimonio de muchos que han empezado consumiendo un pequeña cantidad de sustancias para uso ‘recreativo’ y de pronto se encontraron consumiendo drogas más dañinas aun. Por eso desde nuestra mirada las drogas no dan libertad sino que esclavizan. La despenalización a nuestro parecer influiría hoy en el imaginario social instalando la idea de que las drogas no hacen tanto daño.
8. A veces se da una distancia grande entre algunas leyes que buscan garantizar derechos y la realidad que intentan legislar. Entendemos que de ningún modo se puede criminalizar al usuario de drogas. Sin embargo, pensamos que mientras se busca proteger los derechos de algunos, en la práctica se desprotegen más los derechos de otros. Conocemos infinidad de casos de gente que no lleva drogas ilegales en el bolsillo por temor a ser demorados por la policía. ¿Esta habilitación para llevar drogas, no colabora con la naturalización del consumo? ¿No acerca la realidad del resto de la sociedad a la de nuestras villas donde la despenalización de la tenencia esta dada de hecho? Antes de plantear una ley así: ¿no sería mejor que para ese momento hayamos concientizado a la sociedad que no está bueno, ni es saludable consumir drogas? ¿que hayamos tejido una red asistencial? ¿No es una renuncia y un descompromiso la despenalización así de este modo, sin mirar la totalidad del problema? Creemos que antes de discutir la posible sanción de esta ley es mejor trabajar las representaciones sociales del problema a fin de generar cambios en la sociedad, y poblar el territorio con los dispositivos adecuados. Por ejemplo a nivel de todo el territorio nacional ¿no habría que esperar a que los CePLAs –Centros Preventivos Locales de las Adiciones- y los CETs –Casas Educativas Terapéuticas-, funcionen adecuadamente? ¿Y si funcionan, alcanza con 150 CePLAs y 60 CETs? ¿No habría que hacer 1.500 CePLAs y 500 CETs antes de plantear una ley sobre despenalización? Para nosotros poblar más el territorio de dispositivos adecuados sería un modo concreto de dar más libertad a nuestros niños/as, adolescentes y jóvenes, de darles más capacidad para elegir lo bueno para su vida.
9. Al visitar los penales nos damos cuenta que quienes asocian la droga con el delito, fácilmente discriminan y estigmatizan a los usuarios de drogas, cerrándoles las puertas y haciéndoles mucho más difícil el camino de la inclusión social. No obstante, sabemos que los penales están llenos de personas que tienen problemas con la droga. ¿No habría que pensar este tema antes de despenalizar la tenencia? No les damos oportunidades, naturalizamos el consumo, pero si el consumo se les volvió problemático y los llevó por el camino del delito les caemos con todo el peso de la ley. ¿No es poner toda la responsabilidad en la persona -que no tiene oportunidades: hospital, trabajo, educación, etc.- sin hacerse cargo desde el Estado? Hay tantos chicos y chicas que casi no tuvieron oportunidades, y a quienes el consumo se les hizo demasiado problemático. ¿Descriminalizar a los usuarios, no es también darles oportunidades a tiempo? ¿No habría que hacer eso antes de despenalizar la tenencia? ¿No habría también que revisar el código penal y las prácticas judiciales antes?
10. Recordando una imagen que ya utilizamos, podríamos decir que la discusión sobre la despenalización corresponde a los últimos capítulos del libro y no a los primeros. Nos dicen que ahora hay que despenalizar, y nosotros nos preguntamos quién arma la agenda de prioridades. Porque si uno pregunta en los barrios, lo urgente es la creación de dispositivos preventivos y asistenciales. Las preocupaciones de la mayoría de la gente de nuestros barrios son: “¿qué hago con mi hijo que se me está yendo de las manos?”, “¿cómo hago, porque se puso rebelde y ya no quiere ir al colegio?”, “¿Quien le puede hablar, está todo el día en la esquina con mala junta y tengo miedo que me lo traigan en un cajón?”, “¿como hacemos con la bandita de la esquina, que le roban a la gente que se está yendo a trabajar?”, “¿cómo hago con mi marido que no puede parar de tomar, y encima se pone violento?”, “mi mujer se va al bingo y se pasa todo el día, estoy preocupado” y tantas otras. La agenda política debe responder a las necesidades de la gente.
11. Frente a este tipo de situaciones tenemos que responder cada uno desde el lugar que nos toca, con una presencia que acompañe, con una historia de bien que se una a toda historia de sufrimiento para abrir en ella un resquicio de luz. Ahora bien, en una sociedad donde muchas veces los excluidos no son ‘explotados’, sino desechos ‘sobrantes’, nosotros tenemos la experiencia bíblica de que: “La piedra que los constructores rechazaron ahora ha llegado a ser la piedra angular.” (Mt. 21, 42). Con alegría podemos decir que muchos de los chicos y chicas que acompañamos, se han puesto de pie y hoy son los verdaderos protagonistas del camino de inclusión, que empiezan a transitar otros chicos y chicas, que están en la situación que ellos estaban. Son ellos los que ahora tienden la mano, siendo portadores de esperanza.
12. Mirando a los niños y jóvenes de nuestros barrios apostamos a la esperanza, y nos comprometemos a seguir trabajando por la inclusión social, de lo contrario se pierde mucho. Se pierden, ante todo, a las personas que no pueden con su vida. Se pierden hombres y mujeres, que por falta de igualdad de posibilidades se quedan a mitad de camino; y así se desvanecen sueños, proyectos, talentos, valores, dones, ideales y horizontes, tan necesarios para construir una sociedad más justa, solidaria y verdadera. Se pierden insospechables riquezas personales, como intelectos lúcidos, manos hábiles y virtuosas para el trabajo, el arte y la ciencia, para hacer más promisorio y posible el futuro en la Argentina. Perdemos corazones buenos y nobles, que aportarían dando seriedad a las cosas, respeto al semejante y pasión para construir una patria de hermanos. En fin, con los jóvenes que se quedan atrapados por las redes de las drogas, perdemos todos, porque “la humanidad es una”, decía Bartolomé De Las Casas.
Pedimos a la Virgen de Luján, Madre del Pueblo, que cuide y proteja a sus hijos que padecen el flagelo de la droga, de fuerzas a sus familias y luz a nuestra sociedad para generar vínculos de projimidad y solidaridad.
Buenos Aires, 1 de Septiembre de 2014.
- Lorenzo de Vedia, Carlos Olivero y Juan Isasmendi de la Villa 21-24 y N.H.T. Zabaleta.
- Guillermo Torre, Martín Carrozza y Eduardo Drabble de la Villa 31.
- Gustavo Carrara, Hernán Morelli y Nicolás Angellotti de la Villa 1-11-14.
- Pedro Baya Casal y Gastón Colombres de la Villa 3 y el Barrio Carrillo.
- José María Di Paola de las Villas Carcova, 13 de Julio, Independencia y Curita.
- Basilicio Brites de las Villas Palito, Puerta de Hierro, 17 de Marzo y San Petersburgo.
- Jorge García Cuerva de la Villa la Cava.
- Juan Manuel Ortiz de Rozas del Barrio el Talar.
Para el padre Pepe, despenalizar el consumo de droga es inoportuno y
desacertado
El
padre "Pepe" Di Paola reprobó despenalizar el consumo de drogas.
Lunes
29 Sep 2014 | 12:22 pm Buenos Aires (AICA): El
presbítero José María “Pepe” Di Paola, coordinador de la Comisión Nacional para
la Drogadependencia y conocido por su labor en las villas de emergencia,
realizó duras críticas a la propuesta del titular de la Sedronar, el sacerdote
Juan Carlos Molina, quien anunció el envío al Congreso de un proyecto de ley
para despenalizar del consumo de drogas.
El
presbítero José María “Pepe” Di Paola, coordinador de la Comisión Nacional para
la Drogadependencia y conocido por su labor en las villas de emergencia, realizó
duras críticas a la propuesta del titular de la Sedronar, el sacerdote Juan
Carlos Molina, quien anunció el envío al Congreso de un proyecto de ley para
despenalizar del consumo de drogas.
"No estoy de acuerdo con la despenalización y el Papa tampoco", aseguró el cura villero durante una entrevista en el programa Guetap, de Radio Vórterix. Para el sacerdote, “no es el momento" de abrir el debate sobre este tema. También consideró que la propuesta “no tiene que ver con lo que nosotros estamos viviendo y trabajando día a día".
"Todos los que trabajamos en el terreno estamos habituados a convivir con este tema. El tema acá no es si la despenalización está bien o está mal. En este momento, plantearlo está mal. No somos un país pequeño. No somos Holanda, no somos Uruguay. Somos un país que tiene grandes sectores excluidos, entonces hablar en este caso de despenalización es inadecuado", señaló el padre Pepe.
El cura villero defendió sus argumentos con que todavía falta mucho trabajo, tanto desde el Estado como de la sociedad civil, en términos de inclusión: "Según un estudio de la Universidad de San Martín, más de 200.000 jóvenes del gran cordón [n. de r.: del conurbano bonaerense] no estudian ni trabajan. Entonces, cuando la droga es una oferta cercana, puede hacer que muchos chicos empiecen en el consumo y vean la posibilidad de tenerla más cerca sin ningún tipo de problema".
El sacerdote criticó a quienes defienden la despenalización porque no quieren criminalizar al que consume: "Han criminalizado al adicto cuando ha nacido en un barrio donde no hay un colegio, donde no hay un club, donde es muy común tener un arma... Eso es criminalizar al adicto. Cuando se abandonan las poblaciones, entonces los narcos empiezan a tener sus lugares propios. Eso es criminalizar".
El padre Pepe también sugirió su disconformidad con la tarea de Molina al frente del Sedronar: "Si vos me decís que se han hecho cuatro años de política de inclusión, desde Sedronar o desde otros lugares, y que eso ha tenido un efecto, ahí podemos charlar de otra manera. Pero me parece que saca los temas en forma inadecuada”.
“¿Por qué no se trabaja primero seriamente en incluir a los chicos? Después hablamos de despenalizar", añadió el sacerdote, que actualmente trabaja en la capilla Virgen de Luján, de La Cárcova, en San Martín.+
"No estoy de acuerdo con la despenalización y el Papa tampoco", aseguró el cura villero durante una entrevista en el programa Guetap, de Radio Vórterix. Para el sacerdote, “no es el momento" de abrir el debate sobre este tema. También consideró que la propuesta “no tiene que ver con lo que nosotros estamos viviendo y trabajando día a día".
"Todos los que trabajamos en el terreno estamos habituados a convivir con este tema. El tema acá no es si la despenalización está bien o está mal. En este momento, plantearlo está mal. No somos un país pequeño. No somos Holanda, no somos Uruguay. Somos un país que tiene grandes sectores excluidos, entonces hablar en este caso de despenalización es inadecuado", señaló el padre Pepe.
El cura villero defendió sus argumentos con que todavía falta mucho trabajo, tanto desde el Estado como de la sociedad civil, en términos de inclusión: "Según un estudio de la Universidad de San Martín, más de 200.000 jóvenes del gran cordón [n. de r.: del conurbano bonaerense] no estudian ni trabajan. Entonces, cuando la droga es una oferta cercana, puede hacer que muchos chicos empiecen en el consumo y vean la posibilidad de tenerla más cerca sin ningún tipo de problema".
El sacerdote criticó a quienes defienden la despenalización porque no quieren criminalizar al que consume: "Han criminalizado al adicto cuando ha nacido en un barrio donde no hay un colegio, donde no hay un club, donde es muy común tener un arma... Eso es criminalizar al adicto. Cuando se abandonan las poblaciones, entonces los narcos empiezan a tener sus lugares propios. Eso es criminalizar".
El padre Pepe también sugirió su disconformidad con la tarea de Molina al frente del Sedronar: "Si vos me decís que se han hecho cuatro años de política de inclusión, desde Sedronar o desde otros lugares, y que eso ha tenido un efecto, ahí podemos charlar de otra manera. Pero me parece que saca los temas en forma inadecuada”.
“¿Por qué no se trabaja primero seriamente en incluir a los chicos? Después hablamos de despenalizar", añadió el sacerdote, que actualmente trabaja en la capilla Virgen de Luján, de La Cárcova, en San Martín.+
Mons. Ojea: "No es la liberación del consumo de drogas lo que podrá
reducir su influencia"
Martes
30 Sep 2014 | 11:09 am Buenos Aires (AICA): El
obispo de San Isidro y presidente de Cáritas Argentina, monseñor Oscar Ojea,
rechazó hoy el proyecto del jefe de la Sedronar y sacerdote Juan Carlos Molina
para la despenalización del consumo de drogas, y advirtió que el papa Francisco
"ha sido clarísimo con respecto a este tema".
"La manera de criminalizar y de estigmatizar a los jóvenes es la ausencia del Estado, es la ausencia de la sociedad civil, es el mirar hacia otro lado", sostuvo.
La no criminalización es central, dijo el prelado, y apoyó "todo lo que sea no estigmatizar al adicto", mostrándole "el afecto tan necesario para salga de ellos el pedir auxilio".
"Pero despenalizar es otra cosa, el papa Francisco lo dijo en Brasil", sostuvo monseñor Ojea, y agregó en referencia a las manifestaciones del Pontífice: "No es la liberación del consumo de drogas lo que podrá reducir su influencia".
"No podemos correr el riesgo de que en el imaginario social de nuestros jóvenes esté el vale todo", enfatizó el prelado en diálogo con el canal Todo Noticias.
"Sí tenemos que estar al lado de ellos para que su primer encuentro con el Estado no sea el delito" y que haya "encuentros humanos", agregó.
Ojea enfatizó que "con la ausencia del Estado los estamos criminalizando" y ponderó el apoyo de la Sedronar con una "mayor preocupación hacia los centros de nuestros barrios" y el aporte de subsidios en un acuerdo con Cáritas para la asistencia de jóvenes en riesgo.
"Queremos ser claros en lo que es la educación en valores", dijo el obispo, y advirtió que Molina "habla de la criminalización con la despenalización, y esto nos parece un error".
"Hay que pensar en la regulación, pero no despenalizar todo, porque esto pone en riesgo todo un trabajo que nosotros prácticamente reción empezamos a hacer", sostuvo.+
"La manera de criminalizar y de estigmatizar a los jóvenes es la ausencia del Estado, es la ausencia de la sociedad civil, es el mirar hacia otro lado", sostuvo.
La no criminalización es central, dijo el prelado, y apoyó "todo lo que sea no estigmatizar al adicto", mostrándole "el afecto tan necesario para salga de ellos el pedir auxilio".
"Pero despenalizar es otra cosa, el papa Francisco lo dijo en Brasil", sostuvo monseñor Ojea, y agregó en referencia a las manifestaciones del Pontífice: "No es la liberación del consumo de drogas lo que podrá reducir su influencia".
"No podemos correr el riesgo de que en el imaginario social de nuestros jóvenes esté el vale todo", enfatizó el prelado en diálogo con el canal Todo Noticias.
"Sí tenemos que estar al lado de ellos para que su primer encuentro con el Estado no sea el delito" y que haya "encuentros humanos", agregó.
Ojea enfatizó que "con la ausencia del Estado los estamos criminalizando" y ponderó el apoyo de la Sedronar con una "mayor preocupación hacia los centros de nuestros barrios" y el aporte de subsidios en un acuerdo con Cáritas para la asistencia de jóvenes en riesgo.
"Queremos ser claros en lo que es la educación en valores", dijo el obispo, y advirtió que Molina "habla de la criminalización con la despenalización, y esto nos parece un error".
"Hay que pensar en la regulación, pero no despenalizar todo, porque esto pone en riesgo todo un trabajo que nosotros prácticamente reción empezamos a hacer", sostuvo.+
lunes, 29 de septiembre de 2014
Ordenan a dos nuevos sacerdotes santafesinos
Luciano Quiroga y Cristian Dutruel
Santa
Fe (AICA): Martes 30 de septiembre, festividad de San
Jerónimo, a las 19, en la basílica Nuestra Señora de Guadalupe serán ordenados
los diáconos Luciano Quiroga y Cristian Dutruel.
La celebración eucarística de ordenación presbiteral será presidida por el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo.
Los nuevos sacerdotes cursaron los estudios filosóficos y teológicos en el Seminario Metropolitano Nuestra Señora.
El diácono Luciano proviene de la parroquia San Francisco Javier, localidad de San Javier, donde el sábado 11 de octubre a las 19.30 celebrará su primera misa solemne. Se encuentra desarrollando su ministerio pastoral en la parroquia San Lorenzo mártir, de la localidad de El Trébol.
El diácono Cristian es oriundo de la localidad de Esperanza, parroquia Sagrado Corazón de Jesús, donde celebrará su primera misa solemne el sábado 4 de octubre a las 19.30. Su ministerio pastoral lo lleva a cabo en la parroquia Santa Rita de Casia, de Santa Fe.+
La celebración eucarística de ordenación presbiteral será presidida por el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo.
Los nuevos sacerdotes cursaron los estudios filosóficos y teológicos en el Seminario Metropolitano Nuestra Señora.
El diácono Luciano proviene de la parroquia San Francisco Javier, localidad de San Javier, donde el sábado 11 de octubre a las 19.30 celebrará su primera misa solemne. Se encuentra desarrollando su ministerio pastoral en la parroquia San Lorenzo mártir, de la localidad de El Trébol.
El diácono Cristian es oriundo de la localidad de Esperanza, parroquia Sagrado Corazón de Jesús, donde celebrará su primera misa solemne el sábado 4 de octubre a las 19.30. Su ministerio pastoral lo lleva a cabo en la parroquia Santa Rita de Casia, de Santa Fe.+
EN LAS FUENTES DE LA ALEGRÍA (009)
SAN FRANCISCO DE SALES
(Recopilación y engarce de textos por el canónigo F. Vidal)
La sencillez en el estilo
Al
atardecer de un día de intenso trabajo, san Francisco de Sales escribía a la
Sra. de Chantal lo siguiente: «Mucho me consuela hablaros en este lenguaje mudo
después de un día en que tanto he hablado a mucha gente con lenguaje sonoro» El
lenguaje mudo -el que expresa la pluma sobre el papel o los caracteres de
imprenta sobre un libro-, el estilo, tendrá también su sencillez y realzará su
encanto si es ágil, agradable y afectuoso.
Uno de los
amigos del obispo, Dom Asseline, le remitió el proyecto de una Suma teológica,
solicitando su parecer. Era un tema delicado. Francisco de Sales no era amigo
de esos «infolios» escritos en latín, que asustan por su volumen y a los que de
buena gana se deja dormir bajo el polvo en las bibliotecas. Además, el indicado
trabajo era especialmente pesado, debido a sus muchas páginas inútiles que
avisan al lector de lo que a continuación se va a tratar o que vuelven sobre lo
ya expuesto. Con exquisita prudencia, no exenta de elogios, el obispo le hace
sus observaciones:
«He
visto con mucho gusto el proyecto de vuestra Suma Teológica que, a mi parecer,
está bien y juiciosamente hecha... Mi opinión sería que redujeseis al mínimo
las referencias metodológicas, pues si bien hay que emplearlas en la enseñanza,
al escribir resultan superfluas y, si no me equivoco, hasta inoportunas...
Claramente se ve que seguís un método, sin que haya necesidad de que
reiteradamente lo advirtáis... Tampoco es necesario que incluyáis un prefacio
si continúa la misma materia ... Eso sería preciso para quienes no siguen un
método, o tienen necesidad de explicarlo, por ser éste excepcional o muy complicado».
Así reducida
la obra, ¡quedará mucho más manejable y sustanciosa!:
«Haciendo
esto, vuestra Suma no será tan voluminosa; todo en ella será jugo y sustancia
y, a mi modo de ver, resultará más sabrosa y agradable» Y es que el estilo
elegante no daña a la sencillez; es como una cierta caridad hacia el lector,un
medio de atraer a las almas y ganarlas para Dios, sobre todo en una época en
que se han hecho tan delicadas. Así se lo escribía el obispo a uno de sus
sacerdotes, Pedro Jay:«El conocimiento que voy adquiriendo cada día del talante
del mundo me hace desear vivamente que la bondad divina inspire a alguno de sus
siervos para que escriba al gusto de este pobre mundo... Somos pescadores, y
pescadores de hombres; por tanto, tenemos que emplear en esta pesca no sólo
nuestro afán, nuestro trabajo y nuestras vigilias, sino también nuestro
encanto, nuestras habilidades, nuestro atractivo y, me atrevo a decir que,
incluso, una santa astucia. El mundo se ha vuelto tan delicado, que ya no se le
va a poder tocar más que con guantes perfumados y habrá que curarle sus llagas
con emplastos aromáticos. Pero, ¡qué más da!, lo que importa es que los hombres
se curen y al final se salven. Nuestra reina, la caridad, hace todo por sus
hijos».
A eso se había dedicado san Francisco de Sales; y el prodigioso
éxito de su Introducción a la vida devota era testimonio de que su autor había
escrito a gusto del mundo y se había empleado a fondo en la pesca de las almas.
Cómo no va a
dejarse prender por el encanto de ese estilo, una mujer de mundo que al abrir
ese «librito», de título poco seductor, lee en las primeras líneas de su
prefacio:
«Tenía tan delicado gusto la florista Glycéra
en variar la disposición y mezcla de las flores con que hacía sus ramilletes,
que con unas mismas los formaba de muchos modos, en tanto grado, que se quedó
corto Parrasio, célebre pintor, queriendo imitar tal diversidad, porque no pudo
variar de tantos modos su pintura como variaba Glycéra sus ramilletes. Así
también el Espíritu Santo ordena con tanta variedad las lecciones de devoción
que da por las palabras y escritos de sus siervos, que, siendo siempre una
misma la doctrina, son, sin embargo, muy diferentes los discursos, según los
diversos modos con que están compuestos. Yo, a la verdad, ni puedo, ni quiero,
ni debo escribir en esta Introducción otra cosa que lo que ya, sobre esta
materia, han publicado nuestros predecesores, y así, las flores que te
presento, lector, son las mismas, pero es muy diverso el ramillete que forman,
a causa de la diversidad con que van colocadas» Lejos estamos de la Suma
teológica, e incluso, ¿por qué no confesarlo?, del Tratado del amor de Dios. Es
que la materia expuesta en esta última obra es más abstracta, y, aunque san
Francisco de Sales la haya amenizado con imágenes y referencias concretas, él
mismo teme que su lectura no resulte tan fácil ni tan agradable como la de la
Introducción. Eso es lo que escribe a su amigo, Mons. Fenouillet, obispo de
Montpellier:
«En cuanto
al libro del Amor de Dios... os confieso, Monseñor, que esta obrita no me
disgusta del todo; pero tengo mucho miedo de que no alcance tanto éxito como la
anterior, por ser, a mi entender, algo más vigorosa y fuerte, aunque he tratado
de suavizarla y de evitar los términos difíciles».Al menos, el libro estará
lleno de unción, escrito en ese «estilo afectuoso», como le llama san Francisco
de Sales, que sale del corazón y que a él tanto le gustaba.
En una carta
dirigida a Mons. Andrés Frémyot, arzobispo de Bourges, le expone sus puntos de
vista sobre la predicación. Debe estar animada por la llama interior:
«El soberano
artificio es no tener artificio. Nuestras palabras han de estar inflamadas, no
con gritos o acciones desmesuradas, sino por el afecto interior; tienen que
salir del corazón más que de la boca. Por mucho que se diga, el corazón habla
al corazón, mientras que la lengua no habla más que a los oídos». Esta es la
pura verdad. El obispo la ha experimentado muchas veces, y, últimamente, al leer
una carta de la Sra. de Chantal. Le dice:
«He
recibido vuestra carta del día de santa Ana, escrita con un estilo particular y
que sale del corazón». Ese estilo que sale del corazón desea encontrarlo en la
pluma de Dom Asseline, en su Suma:
«Sé que cuando queréis, tenéis un estilo
afectuoso... Me gustaría que, siempre que buenamente se pueda, redactaseis
vuestros argumentos en ese estilo»
Él mismo, en
la obra que se proponía escribir sobre la predicación, pensaba tratar del
«método para convertir a los herejes» y destruir «sus más célebres
argumentos... utilizando un estilo, no sólo instructivo, sino cordial».
San
Francisco de Sales emplea constantemente ese estilo afectuoso y pone todo su
corazón en sus cartas. ¿Cómo iba a dudar esa «queridísima hija» en confiarse a
un director tan amable, al leer estas líneas que la invitaban a ello con una
ternura penetrada de espíritu sobrenatural?:
«Con todo, mi queridísima hija, tenemos motivos para vivir
contentos en el santo amor que Dios otorga a las almas unidas en el mismo
propósito de servirle, puesto que sus lazos son indisolubles, sin que nada, ni
siquiera la muerte, pueda romperlos, permaneciendo eternamente firmes en su
inmutable fundamento, que es el Corazón de Dios, por el cual y en el cual nos
amamos.
Creo
que ya veis, por mis palabras, el deseo que tengo de que os sirváis de mí con
toda confianza y sin reserva. Si, como me decís, os sirve de consuelo el
escribirme a menudo hablándome de vuestra alma, hacedlo con toda confianza,
porque os aseguro que el consuelo será recíproco».
Mons. Arancedo: “Sin arrepentimiento sincero, no hay conversión”
Domingo
28 Sep 2014 | 09:33 am Santa Fe (AICA): El
arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, destacó
que “el arrepentimiento es una actitud que nos lleva a un auténtico crecimiento
humano y espiritual” y explicó que “supone capacidad de autocrítica, humildad
para reconocer el error, y decisión para un cambio de vida”.
“Es el comienzo de lo que llamamos la conversión. Sin arrepentimiento sincero no hay conversión. No se trata sólo de un cambio de opinión sino de conducta”, aseguró en su alocución semanal.
El prelado reflexionó sobre el tema tomando como base dos imágenes del evangelio de este domingo e insistió en la importancia de descubrir que “el arrepentimiento nos abre a una vida más plena. No es una vuelta al pasado, que ya fue, sino abrirnos a un futuro siempre nuevo que nos tiene como protagonistas necesarios”.
“Me atrevería a decir que el ‘arrepentimiento’ no es sólo un tema religioso, sino un tema cultural y político en cuanto hace al bien de la sociedad. A veces pienso que todo lo que implique un cambio de conducta moral en la vida de un hombre, parecería que queda relegado al mundo de lo religioso, y deja de ser un valor que compromete a todos”, lamentó.
Monseñor Arancedo reconoció, sin embargo, que “en el cambio de vida Jesucristo no sólo nos señala un camino nuevo a seguir, sino que él mismo se hace camino para nosotros con su palabra y su gracia”
“El encuentro vivo con Jesucristo es un ‘plus’ que nos enriquece en este camino, pero que nos compromete con una mayor exigencia testimonial ante el mundo”, concluyó.+
“Es el comienzo de lo que llamamos la conversión. Sin arrepentimiento sincero no hay conversión. No se trata sólo de un cambio de opinión sino de conducta”, aseguró en su alocución semanal.
El prelado reflexionó sobre el tema tomando como base dos imágenes del evangelio de este domingo e insistió en la importancia de descubrir que “el arrepentimiento nos abre a una vida más plena. No es una vuelta al pasado, que ya fue, sino abrirnos a un futuro siempre nuevo que nos tiene como protagonistas necesarios”.
“Me atrevería a decir que el ‘arrepentimiento’ no es sólo un tema religioso, sino un tema cultural y político en cuanto hace al bien de la sociedad. A veces pienso que todo lo que implique un cambio de conducta moral en la vida de un hombre, parecería que queda relegado al mundo de lo religioso, y deja de ser un valor que compromete a todos”, lamentó.
Monseñor Arancedo reconoció, sin embargo, que “en el cambio de vida Jesucristo no sólo nos señala un camino nuevo a seguir, sino que él mismo se hace camino para nosotros con su palabra y su gracia”
“El encuentro vivo con Jesucristo es un ‘plus’ que nos enriquece en este camino, pero que nos compromete con una mayor exigencia testimonial ante el mundo”, concluyó.+
Mons. Lozano visibiliza los reclamos de las comunidades aborígenes del
Chaco salteño
Domingo
28 Sep 2014 | 09:50 am Gualeguaychú (Entre Ríos) (AICA): El
obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, estuvo 48 horas en la ciudad de
Embarcación, donde se lleva a cabo una misión muy especial junto a
organizaciones locales de campesinos e indígenas, entre ellos varios
caciques.
El prelado destacó que el reclamo de estas comunidades no se circunscriben a pedidos de comida o planes sociales, sino que piden “ayuda para mejorar condiciones de trabajo: asistencia técnica para optimizar producción y venta de cabras, ovejas y otros animales”.
”Uno de los reclamos que vienen haciendo hace mucho tiempo es la implementación del relevamiento de las comunidades indígenas para lograr de una buena vez el título de propiedad que les permita trabajar con tranquilidad, y evitar los atropellos que padecen quienes son desplazados, o sufren presiones morales o psicológicas”, precisó en su columna semanal y advirtió: “Sigue habiendo violencia en el trato, y uso de la fuerza patotera imponiendo la ley del más fuerte”.
El obispo gualeguaychense indicó que “otra de las necesidades imperiosas es el acceso al agua”, al recordar que “cuando en un territorio comunitario logran instalar una bomba de agua, les cambia la vida, mejoran las condiciones de salud, aumentan la producción de animales...”
Asimismo, contó que visitó a familias que viven en condiciones de “gran indigencia y fragilidad” y “están expuestos a enfermedades vinculadas a la pobreza: Chagas, tuberculosis, parásitos”.
“La vulnerabilidad se respira en el aire”, graficó, aunque dijo que “como contrapartida hay espíritu solidario, organización comunitaria, amor a la tierra y los antepasados, a la propia cultura y a la familia”.
Monseñor Lozano dijo que le llamó la atención que “un joven wichi planteaba la necesidad de estudiar enfermería para comprender mejor ─en su propia lengua─ los síntomas de enfermedades que a veces cuesta explicar a profesionales de la salud que sólo saben español” e insistió en denunciar que estas comunidades “viven con angustia y enojo la proliferación de la tala del bosque nativo”. Y citó algunas expresiones textuales que usaban para decirlo: “el desmonte es una peste”, “estamos cansados de reuniones y no pasa nada”, “nadie viene por aquí”, “pasan de largo”, “no importamos a nadie”.
“Es mucho lo que se hace, pero no es suficiente. Se sienten desprotegidos desde hace tiempo ante intereses económicos y desintereses políticos”, concluyó.+
El prelado destacó que el reclamo de estas comunidades no se circunscriben a pedidos de comida o planes sociales, sino que piden “ayuda para mejorar condiciones de trabajo: asistencia técnica para optimizar producción y venta de cabras, ovejas y otros animales”.
”Uno de los reclamos que vienen haciendo hace mucho tiempo es la implementación del relevamiento de las comunidades indígenas para lograr de una buena vez el título de propiedad que les permita trabajar con tranquilidad, y evitar los atropellos que padecen quienes son desplazados, o sufren presiones morales o psicológicas”, precisó en su columna semanal y advirtió: “Sigue habiendo violencia en el trato, y uso de la fuerza patotera imponiendo la ley del más fuerte”.
El obispo gualeguaychense indicó que “otra de las necesidades imperiosas es el acceso al agua”, al recordar que “cuando en un territorio comunitario logran instalar una bomba de agua, les cambia la vida, mejoran las condiciones de salud, aumentan la producción de animales...”
Asimismo, contó que visitó a familias que viven en condiciones de “gran indigencia y fragilidad” y “están expuestos a enfermedades vinculadas a la pobreza: Chagas, tuberculosis, parásitos”.
“La vulnerabilidad se respira en el aire”, graficó, aunque dijo que “como contrapartida hay espíritu solidario, organización comunitaria, amor a la tierra y los antepasados, a la propia cultura y a la familia”.
Monseñor Lozano dijo que le llamó la atención que “un joven wichi planteaba la necesidad de estudiar enfermería para comprender mejor ─en su propia lengua─ los síntomas de enfermedades que a veces cuesta explicar a profesionales de la salud que sólo saben español” e insistió en denunciar que estas comunidades “viven con angustia y enojo la proliferación de la tala del bosque nativo”. Y citó algunas expresiones textuales que usaban para decirlo: “el desmonte es una peste”, “estamos cansados de reuniones y no pasa nada”, “nadie viene por aquí”, “pasan de largo”, “no importamos a nadie”.
“Es mucho lo que se hace, pero no es suficiente. Se sienten desprotegidos desde hace tiempo ante intereses económicos y desintereses políticos”, concluyó.+
domingo, 28 de septiembre de 2014
El Papa Francisco se reúne con 40 mil
ancianos en San Pedro y celebra "la bendición de una larga vida"
Final del formulario
VATICANO, 28 Sep. 14 / 07:58 am (ACI/EWTN Noticias).- En una soleada mañana en el Vaticano y ante una
Plaza de San Pedro abarrotada, entre quienes estaban unos 40 mil adultos
mayores, el Papa Francisco presidió el Encuentro con los ancianos y abuelos a
quienes alentó a custodiar y transmitir la fe, y a luchar contra la cultura del
descarte del mundo actual.
En
el evento en el que participó el Sumo Pontífice Emérito, Benedicto XVI,
y en el que dieron su testimonio diversos ancianos que logró huir de la
persecución del Estado Islámico en Irak, el Papa Francisco resaltó que "la
vejez, de forma particular, es un tiempo de gracia, en el que el Señor nos
renueva su llamado: nos llama a custodiar y transmitir la fe, nos llama a orar,
especialmente a interceder; nos llama a estar cerca de los necesitados".
En
un ambiente de fiesta en el que también participó el tenor italiano Andrea
Bocelli, el Santo Padre resaltó asimismo que "los ancianos, los abuelos
tienen una capacidad para comprender las situaciones más difíciles: ¡una gran
capacidad! Y cuando rezan por estas situaciones, su oración es más fuerte ¡es
poderosa!"
En
sus palabras para el evento que llevó como título "La bendición de la
largavida"
y luego de escuchar las palabras de agradecimiento de Mons. Vincenzo Paglia,
Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, el Papa afirmó que "a los abuelos, que han
recibido la bendición de ver a los hijos de sus hijos, se les ha confiado una
gran tarea: transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia,
de una comunidad, de un pueblo; compartir con sencillez una sabiduría, y la
misma fe: ¡el legado más precioso! ¡Felices esas familias que tienen a los
abuelos cerca!"
"El
abuelo es padre dos veces y la abuela es madre dos veces. Y en aquellos países
donde la persecución religiosa ha sido cruel, pienso por ejemplo en Albania,
donde estuve el domingo pasado; en aquellos países han sido los abuelos los que
llevaban a los niños a bautizar a escondidas, los que les dieron la fe ¡Qué
bien actuaron! ¡Fueron valientes en la persecución y salvaron la fe en esos
países!"
El
Papa dijo luego que "no siempre el anciano, el abuelo, la abuela, tiene
una familia que puede acogerlo. Y entonces bienvenidos los hogares para los
ancianos... con tal de que sean verdaderos hogares, y ¡no prisiones! ¡Y que
sean para los ancianos - sean para los ancianos - y no para los intereses de
otras personas! No debe haber institutos donde los ancianos vivan olvidados,
como escondidos, descuidados".
El
Santo Padre manifestó también que "me siento cerca de los numerosos
ancianos que viven en estos institutos, y pienso con gratitud en los que los
van a visitar y los cuidan. Los hogares para ancianos deberían ser los
"pulmones" de humanidad en un país, en un barrio, en una parroquia;
deberían ser "santuarios" de humanidad, donde los que son viejos y
débiles son cuidados y custodiados como un hermano o una hermana mayor. ¡Hace
tanto bien ir a visitar a un anciano! Miren a nuestros chicos: a veces los
vemos desganados y tristes; van a visitar a un anciano, y ¡se vuelven
alegres!"
Sin
embargo, alertó el Pontífice, "también existe la realidad del abandono de
los ancianos: ¡cuántas veces se descarta a los ancianos con actitudes de
abandono que son una verdadera eutanasia escondida!
Es el efecto del descarte que tanto daño hace a nuestro mundo. Se descarta a
los niños, a los jóvenes y a los ancianos con el pretexto de mantener un
sistema económico "equilibrado", en cuyo centro no está la persona
humana, sino el dinero. ¡Todos estamos llamados a contrarrestar esta cultura
del descarte!"
"Nosotros,
los cristianos, junto con todos los hombres de buena voluntad, estamos llamados
a construir con paciencia una sociedad diversa, más acogedora, más humana, más
inclusiva, que no necesita descartar a los débiles de cuerpo y mente, aún más,
una sociedad que mide su propio "paso" precisamente sobre estas
personas".
Para
concluir, el Santo Padre aseguró que "como cristianos y como ciudadanos,
estamos llamados a imaginar, con fantasía y sabiduría, los caminos para
afrontar este reto. Un pueblo que no custodia a los abuelos y no los tratan
bien no tiene futuro: pierde la memoria, y se desarraiga de sus propias raíces.
Pero cuidado: ¡ustedes tienen la responsabilidad de mantener vivas estas raíces
en ustedes mismos! Con la oración, la lectura del Evangelio, las obras de
misericordia. Así permanecemos como árboles vivos, que aun en la vejez no dejan
de dar frutos".
Francisco a los jesuitas: “¡Remen, sean fuertes, incluso con el viento
en contra!”
El Papa en la Iglesia del Gesù
Sabado
27 Sep 2014 | 20:00 pm Roma (Italia) (AICA): En
la tarde de este sábado 27 de septiembre, el papa Francisco se trasladó a la
Iglesia del Gesù, para presidir la celebración de las Vísperas y Te Deum con
ocasión del bicentenario de la restauración de la Compañía de Jesús.
El Pontífice -señala Radio Vaticana-, expresó en sus palabras que “la nave de la Compañía fue zarandeada por las olas y ello no debe sorprender. También la barca de Pedro lo puede ser hoy. La noche y el poder de las tinieblas están siempre cerca”, advirtió el Papa.
Reflexionando en lo fatigoso que puede ser remar, el Santo Padre señaló que los jesuitas deben ser "expertos y valerosos remeros": ¡remen entonces! ¡Remen, sean fuertes, incluso con el viento en contra! ¡Rememos al servicio de la Iglesia! “Rememos juntos”, fue la enérgica invitación de Francisco.
La Reconstitución de la Compañía de Jesús fue obra de Pío VII en 1814 con la bula “Sollicitudo omnium ecclesiarum”, luego de la supresión por parte del Papa Clemente XIV en 1773. La conmemoración fue celebrada el 7 de agosto. Con este motivo, iniciado oficialmente el 3 de enero de 2014, fiesta del Santo Nombre de Jesús, y que concluye precisamente este sábado el 27 de septiembre, aniversario de la aprobación de la Compañía en 1540.
Palabras del Papa a los jesuitas
“La Compañía distinguida con el nombre de Jesús ha vivido tiempos difíciles, de persecución. Durante el generalato del padre Lorenzo Ricci "los enemigos de la Iglesia llegaron a obtener la supresión de la Compañía" (Juan Pablo II, Mensaje al p. Kolvenbach, 31 de julio de 1990) por parte de mi predecesor Clemente XIV. Hoy, recordando su reconstitución, estamos llamados a recuperar nuestra memoria, recordando los beneficios recibidos y los dones particulares (cf Ejercicios Espirituales, 234). Hoy quiero hacerlo aquí con ustedes.
En tiempos de tribulaciones y turbación se levanta siempre una polvareda de dudas y de sufrimientos, y no es fácil seguir adelante, proseguir el camino. Sobre todo en los tiempos difíciles y de crisis llegan tantas tentaciones: detenerse a discutir las ideas, a dejarse llevar por la desolación, concentrarse en el hecho de ser perseguidos y no ver nada más.
Leyendo las cartas del padre Ricci me impactó una cosa: su capacidad para no dejarse sujetar por estas tentaciones y de proponer a los jesuitas, en el tiempo de la tribulación, una visión de las cosas que los arraigaba aún más a la espiritualidad de la Compañía.
El padre General Ricci, que escribía a los jesuitas de entonces, viendo las nubes que se espesaban en el horizonte, los fortalecía en su pertenencia al cuerpo de la Compañía y a su misión. He aquí: en un tiempo de confusión y turbación hizo discernimiento. No perdió el tiempo para discutir ideas y quejarse, sino que se hizo cargo de la vocación de la Compañía.
Y esta actitud llevó a los jesuitas a experimentar la muerte y resurrección del Señor. Antes de la pérdida de todo, incluso de su identidad pública, no opusieron resistencia a la voluntad de Dios, no opusieron resistencia al conflicto, tratando de salvarse a sí mismos.
La Compañía -y esto es hermoso- vivió el conflicto hasta el final, sin reducirlo: vivió la humillación con Cristo humillado, obedeció. Nunca se salva uno del conflicto con la astucia y con estratagemas para resistir. En la confusión y ante la humillación, la Compañía prefirió vivir el discernimiento de la voluntad de Dios, sin buscar una salida al conflicto de modo aparentemente tranquilo.
No es jamás la aparente tranquilidad la que satisface nuestros corazones, sino la verdadera paz que es un don de Dios. Nunca se debe buscar la "negociación de compromiso" fácil, ni se deben practicar fáciles "irenismos".
Sólo el discernimiento nos salva del verdadero desarraigo, de la verdadera "supresión" del corazón, que es el egoísmo, la mundanidad, la pérdida de nuestro horizonte, de nuestra esperanza, que es Jesús, que es sólo Jesús. Y así el padre Ricci y la Compañía en fase de supresión privilegió la historia, en lugar de una posible "historieta" gris, sabiendo que es el amor el que juzga la historia y que la esperanza - aun en la oscuridad - es más grande que nuestras expectativas.
El discernimiento debe hacerse con intención recta, con ojo simple. Por esta razón, el padre Ricci llega, precisamente en esta ocasión de confusión y desconcierto, a hablar de los pecados de los jesuitas. No se defiende sintiéndose una víctima de la historia, sino que se reconoce pecador. Mirarse a sí mismos reconociéndose pecadores evita ponerse en condiciones de considerarse víctimas ante un verdugo. Reconocerse como pecadores; reconocerse realmente pecadores significa ponerse en la actitud justa para recibir consuelo.
Podemos volver a recorrer brevemente este camino de discernimiento y de servicio que el padre General señaló a la Compañía. Cuando en 1759 los decretos de Pombal destruyeron las provincias portuguesas de la Compañía, el Padre Ricci vivió el conflicto sin lamentarse y sin dejarse llevar a la desolación, sino invitando a la oración para pedir el espíritu bueno, el verdadero espíritu sobrenatural de la vocación, la perfecta docilidad a la gracia de Dios.
Cuando en 1761 la tormenta avanzaba en Francia, el padre General pidió poner toda la confianza en Dios. Quería que se aprovecharan las pruebas sufridas para una mayor purificación interior: éstas nos conducen a Dios y pueden servir para su mayor gloria; a continuación, recomienda la oración, la santidad de la vida, la humildad y el espíritu de obediencia.
En 1760, después de la expulsión de los jesuitas españoles, sigue llamando a la oración. Y, por último, el 21 de febrero de 1773, apenas seis meses antes de la firma del Breve Dominus ac Redemptor, ante la absoluta falta de ayuda humana, ve la mano de la misericordia de Dios, que invita a los que somete a la prueba a no confiar en otro que no sea sólo Él. La confianza debe crecer precisamente cuando las circunstancias nos derrumban. Lo importante para el padre Ricci es que la Compañía sea fiel hasta el último al espíritu de su vocación, que es la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas.
La Compañía, incluso ante su propio final, se mantuvo fiel a la finalidad para la que fue fundada. Por ello, Ricci concluye con una exhortación a mantener vivo el espíritu de caridad, de unión, de obediencia, de paciencia, de sencillez evangélica, de verdadera amistad con Dios. Todo lo demás es mundanidad. Que la llama de la mayor gloria de Dios nos atraviese también hoy, quemando toda complacencia y envolviéndonos en una llama que llevamos dentro, que nos concentra y nos expande, nos engrandece y nos hace pequeños.
Así la Compañía vivió la prueba suprema del sacrificio que injustamente se le pedía, haciendo propio el ruego de Tobit, que con el alma llena de aflicción, suspira, llora y luego reza: "Tú eres justo, Señor, y todas tus obras son justas. Todos tus caminos son fidelidad y verdad, y eres tú el que juzgas al mundo. Y ahora, Señor, acuérdate de mí y mírame; no me castigues por mis pecados y mis errores, ni por los que mis padres cometieron delante de ti.
Ellos desoyeron tus mandamientos y tú nos entregaste al saqueo, al cautiverio y a la muerte, exponiéndonos a las burlas, a las habladurías y al escarnio de las naciones donde nos has dispersado". Y concluye con el ruego más importante: "No apartes de mí tu rostro, Señor". (Tb 3,1-4.6d).
Y el Señor respondió enviando a Rafael para quitar las manchas blancas de los ojos de Tobit, para que volviera a ver la luz de Dios. Dios es misericordioso, Dios corona de misericordia. Dios nos ama y nos salva. A veces el camino que lleva a la vida es estrecho y angosto, pero la tribulación, si se vive a la luz de la misericordia, nos purifica como el fuego, nos da tanta consolación e inflama nuestro corazón aficionándolo a la oración. Nuestros hermanos jesuitas en la supresión fueron fervientes en el espíritu y en el servicio del Señor, gozosos en la esperanza, constantes en la tribulación, perseverantes en la oración (cf. Rom 12:13). Y ello dio honor a la Compañía, no ciertamente los encomios de sus méritos. Así será siempre.
Recordemos nuestra historia: a la Compañía "se le dio la gracia no sólo de creer en el Señor, sino también sufrir por Él" (Filipenses 1,29). Nos hace bien recordar esto.
La nave de la Compañía fue zarandeada por las olas y ello no debe sorprender. También la barca de Pedro lo puede ser hoy. La noche y el poder de las tinieblas están siempre cerca. Es fatigoso remar. Los jesuitas deben ser "expertos y valerosos remeros" (Pío VII, Sollecitudo omnium Ecclesiarum): ¡remen entonces! ¡Remen, sean fuertes, incluso con el viento en contra! ¡Rememos al servicio de la Iglesia! ¡Rememos juntos! Pero mientras remamos -todos remamos, también el Papa rema en la barca de Pedro- debemos orar tanto: "¡Señor, sálvanos!", "¡Señor salva a tu pueblo ". El Señor, aun si somos hombres de poca fe nos salvará. ¡Esperemos siempre en el Señor! ¡Esperemos siempre en el Señor!
La Compañía reconstituida por mi predecesor Pío VII estaba integrada por hombres valientes y humildes en su testimonio de esperanza, de amor y de creatividad apostólica, la del Espíritu. Pío VII escribió que quería reconstituir la compañía para "socorrer oportunamente las necesidades espirituales del mundo cristiano sin distinción de pueblos y de naciones" (ibid). Por ello dio la autorización a los jesuitas, que todavía existían aquí y allí, gracias a un soberano luterano y a una soberana ortodoxa, a "permanecer unidos en un solo cuerpo." ¡Que la Compañía permanezca unida en un solo cuerpo!
Y la Compañía fue enseguida misionera y se puso a disposición de la Sede Apostólica, comprometiéndose generosamente "bajo el estandarte de la cruz por el Señor y su Vicario en la tierra" (Fórmula Instituti, 1). La Compañía reanudó su actividad apostólica con la predicación y la enseñanza, los ministerios espirituales, la investigación científica y la acción social, las misiones y la atención a los pobres, a los que sufren y los marginados.
Hoy la Compañía afronta con inteligencia y laboriosidad también el trágico problema de los refugiados y de los prófugos; y se esfuerza con discernimiento en integrar el servicio de la fe y la promoción de la justicia, en conformidad con el Evangelio.
Confirmo hoy lo que Pablo VI nos dijo en nuestra trigésimo segunda Congregación General y que yo mismo escuché con mis propios oídos: "Por doquier en la Iglesia, incluso en los campos más difíciles y extremos, en las encrucijadas de las ideologías, en las trincheras sociales, ha habido y hay confrontación entre las exigencias ardientes del hombre y el mensaje perenne del Evangelio, allí han estado y están los jesuitas".
En 1814, en el momento de la reconstitución, los jesuitas eran un pequeño rebaño, una "mínima Compañía", que sin embargo se sentía investido, después de la prueba de la cruz, con la gran misión de llevar la luz del Evangelio hasta los confines de la tierra. Así debemos sentirnos nosotros hoy, por lo tanto: en salida, en misión. La identidad jesuita es la de un hombre que adora sólo a Dios y ama y sirve a sus hermanos, mostrando con el ejemplo, no sólo en qué cree, sino también en qué espera y quién es Aquel en quien ha puesto su confianza (cf. 2 Tim 1, 12). El jesuita quiere ser un compañero de Jesús, uno que tiene los mismos sentimientos de Jesús.
La Bula de Pío VII que reconstituyó la Compañía fue firmada el 7 de agosto de 1814 en la Basílica de Santa María la Mayor, donde nuestro santo padre Ignacio celebró su primera Eucaristía, en la Nochebuena de 1538. María, Nuestra Señora, Madre de la Compañía, estará conmovida por nuestros esfuerzos por estar al servicio de su Hijo. Ella nos custodie y nos proteja siempre.+ (Trad.RV)
El Pontífice -señala Radio Vaticana-, expresó en sus palabras que “la nave de la Compañía fue zarandeada por las olas y ello no debe sorprender. También la barca de Pedro lo puede ser hoy. La noche y el poder de las tinieblas están siempre cerca”, advirtió el Papa.
Reflexionando en lo fatigoso que puede ser remar, el Santo Padre señaló que los jesuitas deben ser "expertos y valerosos remeros": ¡remen entonces! ¡Remen, sean fuertes, incluso con el viento en contra! ¡Rememos al servicio de la Iglesia! “Rememos juntos”, fue la enérgica invitación de Francisco.
La Reconstitución de la Compañía de Jesús fue obra de Pío VII en 1814 con la bula “Sollicitudo omnium ecclesiarum”, luego de la supresión por parte del Papa Clemente XIV en 1773. La conmemoración fue celebrada el 7 de agosto. Con este motivo, iniciado oficialmente el 3 de enero de 2014, fiesta del Santo Nombre de Jesús, y que concluye precisamente este sábado el 27 de septiembre, aniversario de la aprobación de la Compañía en 1540.
Palabras del Papa a los jesuitas
“La Compañía distinguida con el nombre de Jesús ha vivido tiempos difíciles, de persecución. Durante el generalato del padre Lorenzo Ricci "los enemigos de la Iglesia llegaron a obtener la supresión de la Compañía" (Juan Pablo II, Mensaje al p. Kolvenbach, 31 de julio de 1990) por parte de mi predecesor Clemente XIV. Hoy, recordando su reconstitución, estamos llamados a recuperar nuestra memoria, recordando los beneficios recibidos y los dones particulares (cf Ejercicios Espirituales, 234). Hoy quiero hacerlo aquí con ustedes.
En tiempos de tribulaciones y turbación se levanta siempre una polvareda de dudas y de sufrimientos, y no es fácil seguir adelante, proseguir el camino. Sobre todo en los tiempos difíciles y de crisis llegan tantas tentaciones: detenerse a discutir las ideas, a dejarse llevar por la desolación, concentrarse en el hecho de ser perseguidos y no ver nada más.
Leyendo las cartas del padre Ricci me impactó una cosa: su capacidad para no dejarse sujetar por estas tentaciones y de proponer a los jesuitas, en el tiempo de la tribulación, una visión de las cosas que los arraigaba aún más a la espiritualidad de la Compañía.
El padre General Ricci, que escribía a los jesuitas de entonces, viendo las nubes que se espesaban en el horizonte, los fortalecía en su pertenencia al cuerpo de la Compañía y a su misión. He aquí: en un tiempo de confusión y turbación hizo discernimiento. No perdió el tiempo para discutir ideas y quejarse, sino que se hizo cargo de la vocación de la Compañía.
Y esta actitud llevó a los jesuitas a experimentar la muerte y resurrección del Señor. Antes de la pérdida de todo, incluso de su identidad pública, no opusieron resistencia a la voluntad de Dios, no opusieron resistencia al conflicto, tratando de salvarse a sí mismos.
La Compañía -y esto es hermoso- vivió el conflicto hasta el final, sin reducirlo: vivió la humillación con Cristo humillado, obedeció. Nunca se salva uno del conflicto con la astucia y con estratagemas para resistir. En la confusión y ante la humillación, la Compañía prefirió vivir el discernimiento de la voluntad de Dios, sin buscar una salida al conflicto de modo aparentemente tranquilo.
No es jamás la aparente tranquilidad la que satisface nuestros corazones, sino la verdadera paz que es un don de Dios. Nunca se debe buscar la "negociación de compromiso" fácil, ni se deben practicar fáciles "irenismos".
Sólo el discernimiento nos salva del verdadero desarraigo, de la verdadera "supresión" del corazón, que es el egoísmo, la mundanidad, la pérdida de nuestro horizonte, de nuestra esperanza, que es Jesús, que es sólo Jesús. Y así el padre Ricci y la Compañía en fase de supresión privilegió la historia, en lugar de una posible "historieta" gris, sabiendo que es el amor el que juzga la historia y que la esperanza - aun en la oscuridad - es más grande que nuestras expectativas.
El discernimiento debe hacerse con intención recta, con ojo simple. Por esta razón, el padre Ricci llega, precisamente en esta ocasión de confusión y desconcierto, a hablar de los pecados de los jesuitas. No se defiende sintiéndose una víctima de la historia, sino que se reconoce pecador. Mirarse a sí mismos reconociéndose pecadores evita ponerse en condiciones de considerarse víctimas ante un verdugo. Reconocerse como pecadores; reconocerse realmente pecadores significa ponerse en la actitud justa para recibir consuelo.
Podemos volver a recorrer brevemente este camino de discernimiento y de servicio que el padre General señaló a la Compañía. Cuando en 1759 los decretos de Pombal destruyeron las provincias portuguesas de la Compañía, el Padre Ricci vivió el conflicto sin lamentarse y sin dejarse llevar a la desolación, sino invitando a la oración para pedir el espíritu bueno, el verdadero espíritu sobrenatural de la vocación, la perfecta docilidad a la gracia de Dios.
Cuando en 1761 la tormenta avanzaba en Francia, el padre General pidió poner toda la confianza en Dios. Quería que se aprovecharan las pruebas sufridas para una mayor purificación interior: éstas nos conducen a Dios y pueden servir para su mayor gloria; a continuación, recomienda la oración, la santidad de la vida, la humildad y el espíritu de obediencia.
En 1760, después de la expulsión de los jesuitas españoles, sigue llamando a la oración. Y, por último, el 21 de febrero de 1773, apenas seis meses antes de la firma del Breve Dominus ac Redemptor, ante la absoluta falta de ayuda humana, ve la mano de la misericordia de Dios, que invita a los que somete a la prueba a no confiar en otro que no sea sólo Él. La confianza debe crecer precisamente cuando las circunstancias nos derrumban. Lo importante para el padre Ricci es que la Compañía sea fiel hasta el último al espíritu de su vocación, que es la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas.
La Compañía, incluso ante su propio final, se mantuvo fiel a la finalidad para la que fue fundada. Por ello, Ricci concluye con una exhortación a mantener vivo el espíritu de caridad, de unión, de obediencia, de paciencia, de sencillez evangélica, de verdadera amistad con Dios. Todo lo demás es mundanidad. Que la llama de la mayor gloria de Dios nos atraviese también hoy, quemando toda complacencia y envolviéndonos en una llama que llevamos dentro, que nos concentra y nos expande, nos engrandece y nos hace pequeños.
Así la Compañía vivió la prueba suprema del sacrificio que injustamente se le pedía, haciendo propio el ruego de Tobit, que con el alma llena de aflicción, suspira, llora y luego reza: "Tú eres justo, Señor, y todas tus obras son justas. Todos tus caminos son fidelidad y verdad, y eres tú el que juzgas al mundo. Y ahora, Señor, acuérdate de mí y mírame; no me castigues por mis pecados y mis errores, ni por los que mis padres cometieron delante de ti.
Ellos desoyeron tus mandamientos y tú nos entregaste al saqueo, al cautiverio y a la muerte, exponiéndonos a las burlas, a las habladurías y al escarnio de las naciones donde nos has dispersado". Y concluye con el ruego más importante: "No apartes de mí tu rostro, Señor". (Tb 3,1-4.6d).
Y el Señor respondió enviando a Rafael para quitar las manchas blancas de los ojos de Tobit, para que volviera a ver la luz de Dios. Dios es misericordioso, Dios corona de misericordia. Dios nos ama y nos salva. A veces el camino que lleva a la vida es estrecho y angosto, pero la tribulación, si se vive a la luz de la misericordia, nos purifica como el fuego, nos da tanta consolación e inflama nuestro corazón aficionándolo a la oración. Nuestros hermanos jesuitas en la supresión fueron fervientes en el espíritu y en el servicio del Señor, gozosos en la esperanza, constantes en la tribulación, perseverantes en la oración (cf. Rom 12:13). Y ello dio honor a la Compañía, no ciertamente los encomios de sus méritos. Así será siempre.
Recordemos nuestra historia: a la Compañía "se le dio la gracia no sólo de creer en el Señor, sino también sufrir por Él" (Filipenses 1,29). Nos hace bien recordar esto.
La nave de la Compañía fue zarandeada por las olas y ello no debe sorprender. También la barca de Pedro lo puede ser hoy. La noche y el poder de las tinieblas están siempre cerca. Es fatigoso remar. Los jesuitas deben ser "expertos y valerosos remeros" (Pío VII, Sollecitudo omnium Ecclesiarum): ¡remen entonces! ¡Remen, sean fuertes, incluso con el viento en contra! ¡Rememos al servicio de la Iglesia! ¡Rememos juntos! Pero mientras remamos -todos remamos, también el Papa rema en la barca de Pedro- debemos orar tanto: "¡Señor, sálvanos!", "¡Señor salva a tu pueblo ". El Señor, aun si somos hombres de poca fe nos salvará. ¡Esperemos siempre en el Señor! ¡Esperemos siempre en el Señor!
La Compañía reconstituida por mi predecesor Pío VII estaba integrada por hombres valientes y humildes en su testimonio de esperanza, de amor y de creatividad apostólica, la del Espíritu. Pío VII escribió que quería reconstituir la compañía para "socorrer oportunamente las necesidades espirituales del mundo cristiano sin distinción de pueblos y de naciones" (ibid). Por ello dio la autorización a los jesuitas, que todavía existían aquí y allí, gracias a un soberano luterano y a una soberana ortodoxa, a "permanecer unidos en un solo cuerpo." ¡Que la Compañía permanezca unida en un solo cuerpo!
Y la Compañía fue enseguida misionera y se puso a disposición de la Sede Apostólica, comprometiéndose generosamente "bajo el estandarte de la cruz por el Señor y su Vicario en la tierra" (Fórmula Instituti, 1). La Compañía reanudó su actividad apostólica con la predicación y la enseñanza, los ministerios espirituales, la investigación científica y la acción social, las misiones y la atención a los pobres, a los que sufren y los marginados.
Hoy la Compañía afronta con inteligencia y laboriosidad también el trágico problema de los refugiados y de los prófugos; y se esfuerza con discernimiento en integrar el servicio de la fe y la promoción de la justicia, en conformidad con el Evangelio.
Confirmo hoy lo que Pablo VI nos dijo en nuestra trigésimo segunda Congregación General y que yo mismo escuché con mis propios oídos: "Por doquier en la Iglesia, incluso en los campos más difíciles y extremos, en las encrucijadas de las ideologías, en las trincheras sociales, ha habido y hay confrontación entre las exigencias ardientes del hombre y el mensaje perenne del Evangelio, allí han estado y están los jesuitas".
En 1814, en el momento de la reconstitución, los jesuitas eran un pequeño rebaño, una "mínima Compañía", que sin embargo se sentía investido, después de la prueba de la cruz, con la gran misión de llevar la luz del Evangelio hasta los confines de la tierra. Así debemos sentirnos nosotros hoy, por lo tanto: en salida, en misión. La identidad jesuita es la de un hombre que adora sólo a Dios y ama y sirve a sus hermanos, mostrando con el ejemplo, no sólo en qué cree, sino también en qué espera y quién es Aquel en quien ha puesto su confianza (cf. 2 Tim 1, 12). El jesuita quiere ser un compañero de Jesús, uno que tiene los mismos sentimientos de Jesús.
La Bula de Pío VII que reconstituyó la Compañía fue firmada el 7 de agosto de 1814 en la Basílica de Santa María la Mayor, donde nuestro santo padre Ignacio celebró su primera Eucaristía, en la Nochebuena de 1538. María, Nuestra Señora, Madre de la Compañía, estará conmovida por nuestros esfuerzos por estar al servicio de su Hijo. Ella nos custodie y nos proteja siempre.+ (Trad.RV)
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