lunes, 29 de septiembre de 2014

Mons. Lozano visibiliza los reclamos de las comunidades aborígenes del Chaco salteño

Domingo 28 Sep 2014 | 09:50 am Gualeguaychú (Entre Ríos) (AICA): El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, estuvo 48 horas en la ciudad de Embarcación, donde se lleva a cabo una misión muy especial junto a organizaciones locales de campesinos e indígenas, entre ellos varios caciques.

El prelado destacó que el reclamo de estas comunidades no se circunscriben a pedidos de comida o planes sociales, sino que piden “ayuda para mejorar condiciones de trabajo: asistencia técnica para optimizar producción y venta de cabras, ovejas y otros animales”.

”Uno de los reclamos que vienen haciendo hace mucho tiempo es la implementación del relevamiento de las comunidades indígenas para lograr de una buena vez el título de propiedad que les permita trabajar con tranquilidad, y evitar los atropellos que padecen quienes son desplazados, o sufren presiones morales o psicológicas”, precisó en su columna semanal y advirtió: “Sigue habiendo violencia en el trato, y uso de la fuerza patotera imponiendo la ley del más fuerte”.

El obispo gualeguaychense indicó que “otra de las necesidades imperiosas es el acceso al agua”, al recordar que “cuando en un territorio comunitario logran instalar una bomba de agua, les cambia la vida, mejoran las condiciones de salud, aumentan la producción de animales...”

Asimismo, contó que visitó a familias que viven en condiciones de “gran indigencia y fragilidad” y “están expuestos a enfermedades vinculadas a la pobreza: Chagas, tuberculosis, parásitos”.

“La vulnerabilidad se respira en el aire”, graficó, aunque dijo que “como contrapartida hay espíritu solidario, organización comunitaria, amor a la tierra y los antepasados, a la propia cultura y a la familia”.

Monseñor Lozano dijo que le llamó la atención que “un joven wichi planteaba la necesidad de estudiar enfermería para comprender mejor ─en su propia lengua─ los síntomas de enfermedades que a veces cuesta explicar a profesionales de la salud que sólo saben español” e insistió en denunciar que estas comunidades “viven con angustia y enojo la proliferación de la tala del bosque nativo”. Y citó algunas expresiones textuales que usaban para decirlo: “el desmonte es una peste”, “estamos cansados de reuniones y no pasa nada”, “nadie viene por aquí”, “pasan de largo”, “no importamos a nadie”.

“Es mucho lo que se hace, pero no es suficiente. Se sienten desprotegidos desde hace tiempo ante intereses económicos y desintereses políticos”, concluyó.+ 


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