Papa Francisco: Una prédica brillante que no
da esperanza es solo vanidad
VATICANO, 16 Sep. 14 / 11:39 am (ACI/EWTN Noticias).-
Durante
la Misa matutina celebrada en la Casa Santa Marta, el Papa
Francisco señaló que cuando se quiere anunciar el Evangelio se tiene que hacer
mostrando cercanía y compasión, porque lo contrario será una prédica tal vez
brillante, pero que no siembra esperanza y por tanto es solo vanidad.
En
su homilía, el Santo Padre reflexionó sobre el pasaje del Evangelio en que
Jesús se acerca a un cortejo fúnebre: una viuda de Naím ha perdido a su único
hijo. El Señor realiza el milagro de devolver la vida al
joven –indicó el Papa-, pero hace más: está cerca. “Dios – dice la gente – ha
visitado a su pueblo”. Cuando Dios visita “hay algo más, hay algo nuevo”,
“quiere decir que su presencia está especialmente allí”.
Jesús
“estaba cerca de la gente. Dios cercano que logra comprender el corazón de la
gente, el corazón de su pueblo. Después ve el cortejo, y el Señor se acerca.
Dios visita a su pueblo, en medio de su pueblo, y acercándose. Cercanía. Es la
modalidad de Dios. Y después hay una expresión que se repite en la Biblia,
tantas veces: ‘El Señor tuvo gran compasión’. La misma compasión que tenía,
dice el Evangelio, cuando vio a tanta gente como ovejas sin pastor. Cuando Dios
visita a su pueblo, está cerca de él, se acerca a él y siente compasión: se
conmueve”.
“El
Señor se siente profundamente conmovido, como lo estuvo ante la tumba de
Lázaro”. Como se conmovió aquel Padre “cuando vio volver a casa a su hijo”
pródigo.
“Cercanía
y compasión: así el Señor visita a su pueblo. Y cuando nosotros queremos
anunciar el Evangelio, llevar adelante la Palabra de Jesús, éste es el camino.
El otro camino es el de los maestros, el de los predicadores de aquel tiempo:
los doctores de la ley, los escribas, los fariseos… Alejados del pueblo,
hablaban… bien: hablaban bien. Enseñaban la ley, bien. Pero alejados. Y ésta no
era una visita del Señor: era otra cosa. El pueblo no sentía esto como una
gracia, porque faltaba la cercanía, faltaba la compasión, es decir, padecer con
el pueblo”.
“Y
hay otra palabra que es propia de cuando el Señor visita a su pueblo: ‘El
muerto se incorporó y se puso a hablar, y Él – Jesús – se lo dio a su madre’”,
recordó Francisco.
En
ese sentido, afirmó que “cuando Dios visita a su pueblo, devuelve la esperanza
al pueblo. Siempre. Se puede predicar la Palabra de Dios brillantemente: en la
historia hubo tantos buenos predicadores. Pero si estos predicadores no fueron
capaces de sembrar esperanza, esa prédica no sirve. Es vanidad”.
Viendo
a Jesús que devolvió el hijo vivo a su mamá “podemos entender lo que significa
una visita de Dios a su pueblo. Y pedir como gracia que nuestro testimonio de
cristianos sea portador de la visita de Dios a su pueblo, es decir, de la
cercanía que siembra la esperanza”, concluyó Francisco.
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