Hoy
somos testigos de la visita del Papa Francisco a la ciudad de Tirana, capital
de Albania, visita que lleva el título: “Juntos con Dios, hacia la esperanza
que no defrauda”, y para conocer un poco más la realidad de la Iglesia Católica
en este país europeo, quería compartir algunas cifras que nos ayudarán a tener
una visión más amplia de la misma.
Albania
tiene una población aproximada de 3.2 millones de habitantes en donde alrededor
de 517 mil de ellos son católicos. En el país hay seis diócesis,
124 parroquias, ocho Obispos, 54 sacerdotes diocesanos, 93 sacerdotes
pertenecientes a diferentes órdenes religiosas, 478 religiosos profesos, 36
misioneros laicos y 331 catequistas.
Las
entidades que brindan servicios sociales y de caridad que son gestionados por
sacerdotes religiosos comprenden 16 orfanatos, 16 casas para asistencia al
adulto mayor y para discapacitados, ocho hospitales, 29 clínicas y tres centros
próvidas y de consejería familiar.
En
cuanto respecta a los centros educativos existen cinco escuelas de educación
entre ellas universidades, 14 de educación media y secundaria, y 54 de
educación inicial y primaria.
Como
describe Andrea Gagliarducci en uno de sus artículos en inglés para Catholic
News Agency CNA del Grupo ACI, los orígenes del catolicismo en Albania lo vemos
en la Carta de San Pablo a los Romanos 15, 19 cuando dice que “Desde Jerusalén
y sus alrededores hasta Iliria, he llevado a su pleno cumplimiento la Buena
Noticia de Cristo”.
Iliria
que fue una región antigua de Europa y que hace referencia San Pablo, tenía un
extenso territorio que abarcaba el lado occidental de la península balcánica y
que incluía parte de lo que es Bosnia, Croacia, Montenegro, Serbia y Albania.
Esta región estuvo por una época bajo el dominio del imperio romano al
ser atacada en el año 168 a.C.
Ya
posteriormente en el siglo I, la Iglesia Católica había establecido una
jerarquía que se consolidó en el siglo XV cuando era parte del imperio
otomano. Más adelante por la Edad Media ya existía la presencia de órdenes
religiosas como los benedictinos, dominicos y franciscanos.
Gagliarducci
sigue explicando que en esta época ya tres cuartas partes de la población de
Albania eran católicos, y el otro tanto eran ortodoxos orientales.
Avanzando
rápidamente en la historia y llegando al siglo XX, la nota nos recuerda que en
Albania se promovía el ateísmo y se perseguían a los cristianos poniendo de
esta manera barreras a la Iglesia, cerrando las escuelas y seminarios,
arrestando y asesinando a los obispos y sacerdotes.
Un
promedio de 2100 Iglesias y mezquitas fueron cerradas cuando en el año 1967, el
país se declara oficialmente un estado ateo, siendo el primer estado en el
mundo de denominarse así.
El
artículo menciona además que en 1945, Albania tenía siete obispos y 200
sacerdotes y cientos de religiosas, de todos ellos, sólo un obispo y 30
sacerdotes y religiosas estaban vivos cuando cayó el régimen comunista en 1991
y el primer sacerdote que obtuvo una visa luego de esta etapa para ingresar a
Albania fue el ahora Arzobispo Vicenzo Paglia, Presidente del Consejo
Pontificio para la Familia.
La
historia de décadas de persecución comunista a la Iglesia, lleva consigo la
vida de muchos mártires cristianos cuyas fotos hoy adornan las calles de Tirana
por la llegada del Pontífice quien con su visita rendirá un homenaje a todos
ellos, nuestros hermanos que vivieron situaciones adversas y se mantuvieron
firmes en la fe, incluso el Pontífice escuchará algunos testimonios de
personas que han sobrevivido a la persecución comunista.
Así
mismo el Papa Francisco busca con este viaje incentivar el diálogo
interreligioso para promover un clima de serenidad entre las creencias.
Ya
el mismo Pontífice señaló en declaraciones a los periodistas en el vuelo de
regreso a Roma desde Corea del Sur que “si miramos a la historia de Albania,
desde el punto de vista religioso, fue el único país comunista que recogió el
ateísmo práctico en su Constitución”.
“Ir
a Misa era anticonstitucional. Y además, me decía uno de los ministros que en
aquel tiempo se destruyeron –no quisiera equivocarme en la cifra– 1.820
iglesias. ¡Destruidas! Ortodoxas, católicas… Otras iglesias se convirtieron en
cines, teatros, salones de baile… Sentí que tenía que ir: está cerca, en un día
se hace… lo considero como un verdadero apoyo a ese noble pueblo”, destacó el
Santo Padre.
A
esto le agregamos lo que ya el Papa había dicho anteriormente en julio “con
este breve viaje deseo confirmar en la fe a la Iglesia en Albania y testimoniar
mi aliento y amor a un país que ha sufrido por largo tiempo, como consecuencia
de las ideologías del pasado”.
Sólo
queda decir que no dejemos de orar por los frutos del viaje del Santo Padre a
Albania y acompañar de esta manera a nuestros hermanos albaneses para que su
pueblo pueda redescubrir su pasado católico
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