Papa Francisco a los novios: "¡No
quemen etapas antes del matrimonio!”
Francisco con parejas de novios -
Crédito: Daniel Ibañez (ACI Prensa)
VATICANO, 27
May. 15 / 09:59 am (ACI/EWTN Noticias).- Una catequesis para
que especialmente jóvenes y adolescentes comprendan la importancia delnoviazgo y su misión, es la que dirigió hoy el Papa
Francisco desde la Plaza de San Pedro, al explicar que el noviazgo “es un
recorrido de vida que
debe madurar como la fruta, es un camino de maduración en el amor, hasta el
momento en el que se vuelve matrimonio”,
con etapas que “no deben ser quemadas” porque la
maduración se hace paso a paso.
Con
motivo de la Audiencia General, la Plaza de San Pedro se vio como todos los
miércoles abarrotada de peregrinos provenientes de todo el mundo, entre ellos
muchos jóvenes que escucharon atentos al Pontífice.
“El
noviazgo tiene que ver con la confianza, la familiaridad, la confiabilidad”,
dijo al iniciar la catequesis el Papa. Se trata de una “confianza con la
vocación que Dios dona, porque el matrimonio es, antes que nada, el descubrimiento
de una llamada de Dios”.
El
Santo Padre afirmó que “ciertamente es algo bello que hoy los jóvenes puedan
elegir casarse sobre la base de un amor recíproco”, pero “la libertad
del vínculo requiere una armonía consciente de la decisión, no solo un
simple entendimiento de la atracción o del sentimiento”.
En
ese sentido, explicó que el noviazgo “es el tiempo en el cual los dos están
llamados a realizar un trabajo bello sobre el amor, un trabajo partícipe y
compartido, que va en profundidad”. Es algo donde “se descubre poco a poco
el uno al otro: el hombre ‘aprende’ acerca de la mujer aprendiendo sobre
esta mujer; la mujer ‘aprende’ acerca del hombre aprendiendo sobre este
hombre”.
En
este sentido, alertó de que “no subestimemos la importancia de este
aprendizaje: es un compromiso bello, y el mismo amor lo solicita, porque no es
solamente una felicidad despreocupada, una emoción encantada…”.
Recordando
cómo Dios creó al hombre, aseguró que “no fue una decisión improvisada”, sino
“un trabajo bello”, puesto que “el amor de Dios creó las condiciones
concretas de una alianza irrevocable, sólida, destinada a durar”.
Por
tanto, “la alianza de amor entre el hombre y la mujer, alianza para la vida, no
se improvisa, no se hace de un día para otro: No existe el matrimonio exprés:
se necesita trabajar sobre el amor, se necesita caminar”. Por ello, esta
alianza, “se aprende y se afina”.
Para
el Papa se trata de una “alianza artesanal” porque “hacer de dos una sola vida,
es también casi un milagro, un milagro de la libertad y del corazón,
confiado a la fe”.
“Debemos
trabajar más sobre este punto porque nuestras 'coordenadas sentimentales' están
un poco confusas”, dijo.
Un
problema lo tiene “quien pretende querer todo y rápido y después cede también a
su todo –y rápido– ante la primera dificultad o la primera ocasión”. “No hay
esperanza para la confianza y la fidelidad de la donación de sí mismo si
prevalece el hábito de consumir el amor como una especie de ‘suplemento
alimenticio’ del bienestar psicofísico. ¡El amor no es esto!”.
Al
contrario, “el noviazgo 'pone en el fuego' (se centra) en la voluntad de cuidar
juntos algo que nunca deberá ser comprado o vendido, traicionado o abandonado,
por más tentadora que pueda ser la propuesta”.
No
hay que olvidar que Dios, “cuando habla de la alianza con su pueblo, lo hace
algunas veces en términos de noviazgo”.
En
ese sentido, invitó a los jóvenes a leer la obra del escritor italiano
Alessandro Manzoni, ''Los novios''. “Es necesario que los jóvenes lo conozcan,
que lo lean; es una obra maestra donde se recoge la historia de los novios que
sufren con rapidez mucho dolor, han recorrido muchas dificultades hasta llegar
al final, al matrimonio”, señaló.
“No
dejen de lado esta obra maestra sobre el noviazgo que la literatura italiana
les ofrece a ustedes. Vayan adelante, léanlo y verán la belleza, el
sufrimiento, pero también la fidelidad de los novios”, reiteró el Papa.
Francisco
también recordó que la Iglesia tiene la misión de cuidar “la distinción
entre el ser novios y el ser esposos, sobre todo en vista de la delicadeza y
profundidad de esta evaluación”. Asimismo pidió estar atentos para “no
despreciar con un corazón ligero esta enseñanza sabia, que se nutre
también de la experiencia del amor conyugal felizmente vivido. Los símbolos
fuertes del cuerpo conservan las claves del alma: no podemos tratar los
vínculos de la carne con ligereza, sin abrir alguna herida duradera en el
espíritu”.
El
Pontífice advirtió que “la cultura y la sociedad de hoy se han vuelto, más
bien, indiferentes a la delicadeza y a la seriedad de este paso”. “No se puede
decir que sean generosos con los jóvenes que tienen serias intenciones de
formar una familia y
de traer al mundo hijos. Es más, a menudo ponen mil obstáculos, mentales y
prácticos”, señaló.
Por
ello destacó la necesidad de cursos prematrimoniales dictados por la Iglesia y
que son “expresión especial de la preparación”. “Nosotros vemos tantas parejas,
que quizá llegan al curso un poco ‘sin quererlo’, pero después están contentos
y lo agradecen, porque de hecho han encontrado allí la ocasión –¡A menudo la
única!– para reflexionar sobre su experiencia en términos no banales”.
“Sí,
muchas parejas están juntas desde hace mucho tiempo, quizá también en la
intimidad, a veces conviviendo, pero no se conocen verdaderamente. Parece
extraño, pero la experiencia demuestra que es así. Por eso, se revaloriza elnoviazgo
como tiempo de conocimiento recíproco y de un proyecto en común”.
Y
es que “el camino de preparación al matrimonio viene configurado en esta
perspectiva, valiéndose también del testimonio simple pero intenso de cónyuges
cristianos. Y dirigiéndose también aquí a lo esencial: la Biblia,
de redescubrir juntos, de manera consciente la oración en su dimensión
litúrgica, pero también en aquella ‘doméstica’, de vivir en familia,
lossacramentos,
la vida sacramental, la Confesión en la que el Señor viene a vivir en los
novios y les prepara para acogerse realmente el uno al otro 'con la gracia de
Cristo'; y la fraternidad con los pobres, con los necesitados, que nos llaman a
la sobriedad y a compartir”.
Los
novios que actúan así “crecen, y todo esto lleva a preparar una preciosa
celebración del matrimonio de manera distinta, ¡No de manera mundana sino
cristiana!”.
El
Papa, antes de terminar, invitó a las parejas a decirse el uno al otro “te haré
mi esposa, te haré mi esposo” y “esperar ese momento” que “es un recorrido
que va hacia adelante lentamente, pero es un recorrido de maduración. Las
etapas del camino no deben ser quemadas. La maduración se hace así, paso a
paso”.
“El
tiempo del noviazgo puede convertirse de verdad en un tiempo de iniciación a la
sorpresa de los dones espirituales con los cuales el Señor, a través de la
Iglesia, enriquece el horizonte de la nueva familia que se dispone a vivir en
su bendición”, dijo antes de pedir orar a la Sagrada Familia de
Nazaret y a la Virgen por los novios.
Luego,
al saludar a los peregrinos de lengua italiana envió “un pensamiento especial a
los jóvenes, a los enfermos y a los esposos recién casados”.
“Ayer
celebramos la memoria de San Felipe Neri, de quien celebramos el quinto
centenario de su nacimiento. Que su atención por el oratorio les estimule a
ustedes, queridos jóvenes, a testimoniar con alegría la fe en su vida; que su
abandono en Cristo Salvador les sostenga, queridos enfermos, en los momentos de
mayor desconsuelo; y que su apostolado en las periferias les invite, queridos
recién casados, a sostener a los más débiles y necesitados de sus familias”.
El texto completo se encuentra en https://www.aciprensa.com/noticias/texto-catequesis-del-papa-francisco-sobre-el-noviazgo-14446/
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