¿No hay dinero para el trabajo y sí para fabricar
armas?
El
Papa denunció que "el problema no es el dinero, sino las personas",
en un videomensaje por el Festival de Doctrina Social de la Iglesia en Verona.
Dijo que "para crear desarrollo se necesitan personas que tengan la
valentía de tomar la iniciativa".
"Se subraya mucho que no hay
para crear trabajo"
El
verdadero problema no es el dinero, sino las personas. Se necesita una «nueva
consciencia social». Esta fue la advertencia que pronunció el Papa en la
apertura de la IV edición del Festival de la Doctrina Social de la Iglesia, que
se está llevando a cabo en la ciudad itlaiana de Verona. En su video-mensaje,
Bergoglio reflexionó sobre el concepto de ir más allá. «Hoy, incluso en ámbito
económico es urgente tomar iniciativas, porque el sistema tiende a homologar
todo y el dinero se vuelve padrón», dijo el Pontífice. Esto debe cambiar,
porque «el sistema –explicó– te lleva a esta globalización no buena que
homologa todo. Y el padrón de esta homologación, ¿quién es? Es el dinero».
Según el Pontífice, «tomar la iniciativa en estos ámbitos significa tener la valentía de no dejarse apresar por el dinero y por los resultados a corto plazo, convirtiéndose en su esclavo. ¡Se necesita una nueva forma de ver las cosas!». «El verdadero problema –insistió Bergoglio– no es el dinero, sino las personas: no podemos pedir que el dinero haga lo que solamente pueden hacer o crear las personas». «El dinero, solo, no crea desarrollo –añadió–; para crear desarrollo se necesitan personas que tengan la valentía de tomar la iniciativa».
«La actual situación de cirisis social y económica en la que nos encontramos puede espantarnos, desorientarnos o hacernos pensar que la situación es tan pesada que no podemos hacer nada». La gran tentación en este contexto es la de «detenerse a curar las propias heridas y encontrar así un pretexto para no escuchar el grito de los pobres y el sufrimiento de los que han perdido la dignidad de llevar el pan a casa porque han perdido el trabajo». «Y los que tratan de curar las propias heridas –explicó Papa Francisco–, al final acaban maquillándose. ¡Esta es la trampa!».
Según Francisco, «el peligro es que la indiferencia nos ciegue, nos deje mudos y sordos, que nos haga presentes solo para nosotros mismos, frente a un espejo. Hombres y mujeres encerrados en sí mismos. Había uno así que se llamaba Narciso… Por ese camino, ¡no!».
«Hoy se dice que muchas cosas no se pueden hacer porque falta el dinero», dijo el Papa, según quién «se subraya mucho el dinero que falta para crear trabajo». Pero, denunció fuertemente, «se encuentra el dinero para comprar armas, para hacer las guerras, para operaciones financieras sin escrúpulos; ese sí se encuentra». «Normalmente se calla al respecto –añadió–; se subraya mucho el dinero que falta para crear trabajo, para invertir en conocimiento, en los talentos, para proyectar un nuevo bienestar social, para defender el ambiente».
Para Papa Francisco, es también necesario renovar las relaciones laborales, «experimentando nuevas formas de participación y de responsabilidad de los trabajadores, inventando nuevas fórmulas para ingresar almundo del trabajo, creando una relación solidaria entre las empresas y el territorio».
También es necesario, añadió Bergoglio, superar el asistencialismo. El Papa puso como ejemplo la historia del padre de un chico con Síndrome de Down, que, después de haber garantizado los servicios de protección a su hijo, «se inventó una cooperativa con chicos Down, estudió un trabajo adecuado para elllos, hizo un acuerdo con una empresa para que vendiera sus productos; es decir, creó las premisas laborales con las que su hijo pudo construir un futuro y una sana autonomía».
Según el Pontífice, «tomar la iniciativa en estos ámbitos significa tener la valentía de no dejarse apresar por el dinero y por los resultados a corto plazo, convirtiéndose en su esclavo. ¡Se necesita una nueva forma de ver las cosas!». «El verdadero problema –insistió Bergoglio– no es el dinero, sino las personas: no podemos pedir que el dinero haga lo que solamente pueden hacer o crear las personas». «El dinero, solo, no crea desarrollo –añadió–; para crear desarrollo se necesitan personas que tengan la valentía de tomar la iniciativa».
«La actual situación de cirisis social y económica en la que nos encontramos puede espantarnos, desorientarnos o hacernos pensar que la situación es tan pesada que no podemos hacer nada». La gran tentación en este contexto es la de «detenerse a curar las propias heridas y encontrar así un pretexto para no escuchar el grito de los pobres y el sufrimiento de los que han perdido la dignidad de llevar el pan a casa porque han perdido el trabajo». «Y los que tratan de curar las propias heridas –explicó Papa Francisco–, al final acaban maquillándose. ¡Esta es la trampa!».
Según Francisco, «el peligro es que la indiferencia nos ciegue, nos deje mudos y sordos, que nos haga presentes solo para nosotros mismos, frente a un espejo. Hombres y mujeres encerrados en sí mismos. Había uno así que se llamaba Narciso… Por ese camino, ¡no!».
«Hoy se dice que muchas cosas no se pueden hacer porque falta el dinero», dijo el Papa, según quién «se subraya mucho el dinero que falta para crear trabajo». Pero, denunció fuertemente, «se encuentra el dinero para comprar armas, para hacer las guerras, para operaciones financieras sin escrúpulos; ese sí se encuentra». «Normalmente se calla al respecto –añadió–; se subraya mucho el dinero que falta para crear trabajo, para invertir en conocimiento, en los talentos, para proyectar un nuevo bienestar social, para defender el ambiente».
Para Papa Francisco, es también necesario renovar las relaciones laborales, «experimentando nuevas formas de participación y de responsabilidad de los trabajadores, inventando nuevas fórmulas para ingresar almundo del trabajo, creando una relación solidaria entre las empresas y el territorio».
También es necesario, añadió Bergoglio, superar el asistencialismo. El Papa puso como ejemplo la historia del padre de un chico con Síndrome de Down, que, después de haber garantizado los servicios de protección a su hijo, «se inventó una cooperativa con chicos Down, estudió un trabajo adecuado para elllos, hizo un acuerdo con una empresa para que vendiera sus productos; es decir, creó las premisas laborales con las que su hijo pudo construir un futuro y una sana autonomía».
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