jueves, 13 de noviembre de 2014

Preocupa a la Iglesia la falta de diálogo en el país
La inquietud surgió del intercambio pastoral, en el que los obispos coincidieron en pedir “reconciliación nacional”. Planteos en cuanto a la morosidad de la Justicia en los procesos penales y la situación de detención en cárceles y comisarías.
La Iglesia sigue preocupa por la falta de diálogo y de un clima de reconciliación en el país. Fue la principal preocupación que manifestaron ayer los obispos de todo el país en el inició de su segundo y último plenario del año, que se desarrolla en la casa de retiros espirituales El Cenáculo, en Pilar. Al punto que decidieron que la preparación para el Congreso Eucarístico Nacional que realizarán a mediados de 2016 en Tucumán -en coincidencia con el Bicentenario de la declaración de la Independencia y que presidiría el Papa Francisco- esté animada por la búsqueda de la reconciliación nacional.

El presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo, reflejó esa inquietud en la homilía de la misa de apertura de las deliberaciones. Arancedo recordó en ese sentido el documento del Episcopado “Camino Hacia el Bicentenario en Justicia y Solidaridad”, difundido en 2008, en el que “decíamos que la patria necesita aún ‘avanzar en la reconciliación entre sectores y en la capacidad de diálogo. Una amistad social que incluya a todos, afirmábamos entonces, es el punto de partida para proyectarnos como comunidad, desafío que no hemos logrado construir en el transcurso de nuestra vida nacional”.

Durante el plenario, el centenar de obispos deberá elegir por rigurosa votación a sus nuevas autoridades para los próximos tres años. Monseñor Arancedo -de buen diálogo con el Gobierno- sería reelecto en la presidencia. En tanto, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli -que fue designado por Francisco como su sucesor en la arquidiócesis porteña- ocuparía una de las vicepresidencias. Otro que podría renovar es el titular de la Pastoral Social, a cargo de las relaciones de la Iglesia con políticos, empresarios y sindicalistas, monseñor Jorge Lozano.

La preocupación por la falta de diálogo y de reconciliación surgió en el habitual intercambio de opiniones sobre la situación del país desde la óptica pastoral con el que se inician los plenarios de obispos. La segunda gran preocupación que apareció fue la morosidad de la justicia en los procesos penales y la situación de detención de muchas personas en cárceles y comisarias, sin condiciones dignas. Además del hecho de que muchos presos carecen de sentencia firma, se señaló el hecho de que carecen de adecuada atención médica y no se respeta la prisión domiciliaria cuando se llega a los 75 años. En estos casos se cuentan, entre otros, según se dijo, militares encarcelados por violaciones a los derechos humanos.


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