Hoy es fiesta de Santa María Micaela, quien
rescató a muchas mujeres de la prostitución
REDACCIÓN CENTRAL, 15 Jun. 15 / 12:13
am (ACI).-
“Mi
Providencia y tu fe mantendrán la casa en pie”, era la frase sobre Dios que
Santa María Micaela del Santísimo Sacramento pedía que colocaran sus religiosas
en cada casa. Con su sacrificado apostolado recató a muchas mujeres de la
“mala vida”.
Santa
María Micaela nació en Madrid (España) en 1809 en una familia de clase alta, pero desde pequeña tuvo que
afrontar grandes pesares. Sus padres murieron inesperadamente, su hermanita
perdió la razón y su otra hermana fue desterrada por los enemigos políticos de
su esposo.
Tuvo
que acompañar a su hermano en su trabajo como embajador en París y luego en
Bruselas. Solía madrugar para hacer sus prácticas de piedad, ir a Misay hacer obras de
caridad con los pobres y enfermos. Desde el mediodía tenía que asistir a los
banquetes diplomáticos y diversas actividades, mostrándose sonriente a pesar de
no sentirse bien de salud.
Al
volver a Madrid se encuentra con María Ignacia Rico con quien visitó el
hospital San Juan de Dios, donde había mujeres de la mala vida que habían caído
enfermas y Micaela se quedó impresionada con la vida horrorosa y cruel de las
prostitutas.
Con
su amiga Ignacia consiguieron una casita para albergar a las muchachas,
redimirlas y salvarlas. Esto generó habladurías e incomprensiones para con
Micaela en la alta sociedad y el clero, perdiendo a sus amistades. Pero la
Santa dejó su elegante barrio y se fue a vivir con las pobres mujeres.
Santa
Micaela solía escuchar voces interiores de Dios, pero su director espiritual le
prohíbe hacerles caso. Ella por obediencia no siguió la voz que le decía que la
comida estaba envenenada y se enfermó. Más adelante le llega un santo director
espiritual, San Antonio María Claret, con quien pudo crecer en santidad.
Cierto
día va a una “casa de citas” a rescatar a una muchacha que estaba allí obligada.
La insultaron, le lanzaron piedras y la insultan con vulgaridades, pero Santa
Micaela salva a la chica sonriendo, como si estuviera recibiendo todos los
honores.
Más
adelante la reina de España la manda llamar para pedirle unos consejos. Funda
la comunidad de Hermanas Adoratrices del Santísimo sacramento dedicadas a
adorar a Cristo Jesús en la Eucaristía y a trabajar por preservar a las
muchachas en peligro, y a redimir a las pobres que ya cayeron en los vicios y
en la impureza.
Madre
Micaela había socorrido por varios años a los enfermos de la peste de tifo
negro sin contagiarse, pero en 1865 se fue a Valencia a ayudar a los enfermos
del cólera y contrajo la mortal enfermedad. Partió a la Casa del Padre el 24 de
agosto. Fue canonizada en 1934.
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