Estas son las “tres armas” del Corazón de
Jesús para la lucha espiritual
REDACCIÓN CENTRAL, 11 Jun. 15 / 06:31
am (ACI).-
Santa
Margarita María de Alacoque, la vidente del Sagrado Corazón de Jesús, recibió
del Señor “tres armas” para la lucha espiritual en este mundo y finalmente
alcanzar la propia purificación y transformación.
Primera
arma
Santa
Margarita confesó que nada le era más doloroso que ver a Jesús incómodo por
alguna falta que ella había cometido. Cierto día Jesús le dijo: “Sabed que soy
un Maestro santo, y enseño la santidad. Soy puro, y no puedo sufrir la más
pequeña mancha. Por lo tanto, es preciso que andes en mi presencia con simplicidad
de corazón en intención recta y pura”.
“Pues
no puedo sufrir el menor desvío, y te daré a conocer que si el exceso de mi
amor me ha movido a ser tu Maestro para enseñarte y formarte en mi manera y
según mis designios, no puedo soportar las almas tibias y cobardes,
y que si soy manso para sufrir tus flaquezas, no seré menos severo y exacto en
corregir tus infidelidades”.
Segunda
arma
Jesús
reprendía severamente a Santa Margarita por sus faltas a la obediencia
a sus superiores o a su regla.
Una
vez, al corregirla le dijo: “Yo rechazo todo eso como fruto corrompido por el
propio querer, el cual en un alma religiosa me causa horror, y me gustaría más
verla gozando de todas sus pequeñas comodidades por obediencia, que
martirizándose con austeridades y ayunos por voluntad propia".
En
otra ocasión Cristo le reveló la acción del demonio con los indisciplinados.
“Oye hija mía, no creas a la ligera todo espíritu, ni te fíes, porque Satanás
está rabiando por engañarte. Por eso, no hagas nada sin permiso de los que te
guían, a fin de que, contando con la autoridad de la obediencia, él no pueda
engañarte, ya que no tiene poder alguno sobre los obedientes".
Tercera
arma
Un
día la Santa vio una gran cruz cubierta
de flores y Jesucristo le manifestó que “poco a poco irán cayendo esas flores,
y solo te quedarán las espinas, ocultas ahora a causa de tu flaqueza, las
cuales te harán sentir tan vivamente sus punzadas, que tendrás
necesidad de toda la fuerza de mi amor para soportar el sufrimiento”.
Más
adelante, la Santa llegaría a decirle: “Nada quiero sino tu Amor y tu
Cruz, y esto me basta para ser Buena Religiosa, que es lo que deseo”.
Estas
armas espirituales permitieron que la Santa fuera creciendo en santidad y que
poco a poco Jesucristo le revelara algunos deseos de su corazón.
En
sus escritos, ella dejaría como legado el siguiente mensaje: “Solo el
corazón humilde puede entrar en el Sagrado Corazón de Jesús, conversar
con Él, amarle y ser amado de Él”.
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