¿Qué hacer en el matrimonio cuando uno de los dos cae gravemente
enfermo?
Las enfermedades físicas y
mentales requieren pautas distintas
La pareja debe ser
consciente de que no siempre se puede escapar a situaciones límites como la
enfermedad, el fracaso, el dolor y la muerte. Todos deben pues, de alguna
manera estar preparados para minimizar los efecto desastrosos que tales
situaciones pueden acarrear a la vida de pareja mediante el fortalecimiento
continuo de la relación y la toma de conciencia de que el amor implica
sacrificio, entrega generosa, tolerancia y atención delicada de las necesidades
del otro.
Esto es
particularmente cierto cuando el compromiso de amar en salud y enfermedad se
convierte en el reto de cada diario, como se considerará a continuación.
El reto no es sólo
para el cónyuge que ahora debe dar más cuidados y sacrificios que los que puede
recibir, sino para el enfermo mismo que debe ahora aprender a depender y
dejarse servir.
Retos ante las
enfermedades mentales:
Las enfermedades
mentales, aunque no siempre son tan visibles y por eso nos parecen menos
alarmantes son sin embargo muy delicadas y pueden interferir directamente en la
relación matrimonial e incluso imposibilitarla.
Por eso, si su pareja empieza a presentar síntomas como decaimiento, depresión, angustia, falta de motivación, estrés, agresión incontrolada, entre otros, y estos síntomas son frecuentes y duraderos, es muy importante consultar a un médico lo antes posible para así valorar el tipo de enfermedad que se padece y sobre todo la clase de tratamiento que la persona necesita.
Por eso, si su pareja empieza a presentar síntomas como decaimiento, depresión, angustia, falta de motivación, estrés, agresión incontrolada, entre otros, y estos síntomas son frecuentes y duraderos, es muy importante consultar a un médico lo antes posible para así valorar el tipo de enfermedad que se padece y sobre todo la clase de tratamiento que la persona necesita.
Se debe tener en
cuenta que algunas enfermedades mentales como las psicosis, las neurosis, entre
otras, interfieren directamente en la relación de pareja y de familia. Por eso,
una vez establecido el diagnóstico y el deterioro de esa enfermedad, el
especialista determinará si es necesaria que la persona sea internada en un
centro especializado o si puede continuar viviendo con la familia. Y entonces
se podrán valorar también las consecuencias que esto acarrea para la pareja.
El cónyuge de un enfermo mental necesita no sólo lugares donde pueda expresar su carga emocional ante personas que realmente entiendan lo que es atender un enfermo de esta clase, sino también instrucciones claras y profesionales de cómo acompañar y favorecer el proceso de curación sin empeorar la relación de pareja.
El cónyuge de un enfermo mental necesita no sólo lugares donde pueda expresar su carga emocional ante personas que realmente entiendan lo que es atender un enfermo de esta clase, sino también instrucciones claras y profesionales de cómo acompañar y favorecer el proceso de curación sin empeorar la relación de pareja.
Las redes de apoyo
son por eso claves para que el cónyuge pueda asumir el cuidado o atención del
enfermo, sin que esto le implique también que él o ella termine deprimida,
angustiada o desesperada. Estas redes de apoyo, pueden darse entre vecinos,
la parroquia, personas que hayan tenido una enfermedad similar, páginas
especializadas de Internet u organizaciones tales como: www.nami.org/español.
Retos de las enfermedades físicas
Retos de las enfermedades físicas
Cuando una pareja
decide comprometerse mutuamente a amarse sabe que esto implica cuidar del otro
en toda circunstancia. De alguna manera todos sabemos igualmente lo
vulnerables y frágiles que somos los seres humanos. Sin embargo, la realidad de
las enfermedades, sobre todo las de tipo crónico y degenerativas como la
diabetes avanzada, una parálisis o una invalidez, pone a la pareja ante una
crisis normal y la necesidad de hacer reajustes en su relación, no siempre
fáciles de asumir.
La pareja se ve
obligada por ejemplo a una reacomodación de todos los aspectos de la vida
cotidiana: horarios de trabajo más flexibles; búsqueda de una casa o de un
nuevo espacio que se ajuste a las necesidades del enfermo; redistribución de
las finanzas y de los gastos así como de las labores del hogar, etc. Muy
posiblemente sea necesario pensar en buscar ayuda extra para que el cuidado del
enfermo no sobrecargue o agote al cónyuge o a la familia en general.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario