Papa Francisco: Rivalidad y vanagloria son
“dos polillas” que “devoran” la Iglesia
VATICANO, 03 Nov. 14 / 12:44 pm (ACI/EWTN Noticias).-
Este
lunes, durante laMisa matutina celebrada en la Casa Santa Marta, el
Papa Francisco exhortó a los fieles a no caer en las rivalidades ni en la
búsqueda de la vanagloria, “dos polillas que devoran la consistencia de
la Iglesia, la debilitan”; sino más bien actuar con espíritu
de humildad y concordia, trabajando en el servicio a los demás.
Reflexionando
sobre la carta de San Pablo a los Filipenses, el Papa afirmó que la alegría de
un obispo es ver en su Iglesia amor, unidad y concordia. “Esta armonía es una
gracia, lo hace el Espíritu Santo, pero nosotros por nuestra parte, debemos
hacer de todo para ayudar al Espíritu Santo a realizar está armonía en la Iglesia”.
Por
esto, San Pablo invita a los Filipenses a no hacer nada “por rivalidad o
vanagloria”, ni a “luchar uno contra el otro, ni siquiera para hacerse notar,
para aparentar ser mejor que los otros”. “Se ve que esto no es solamente cosa
de nuestro tiempo”, sino “que viene desde antes”, señaló el Papa.
“Y
cuántas veces en nuestras instituciones, en la Iglesia, en las parroquias, por
ejemplo, en los colegios, encontramos esto, ¿no? La rivalidad; el hacerse
notar, la vanagloria. Se ve que son dos polillas que devoran la consistencia de
la Iglesia, la debilitan. La rivalidad y la vanagloria van contra esta armonía,
esta concordia”.
“En
vez de rivalidad y vanagloria, ¿qué cosa aconseja Pablo? ‘Pero cada uno de
ustedes, con toda humildad’ – ¿qué cosa se debe hacer con humildad? –
‘considerar a los otros superiores a si mismo’. Él sentía esto, ¿eh? Él se
califica ‘no digno de ser llamado apóstol’, el último. También se humilla
fuertemente ahí. Este era su sentimiento: pensar que los otros eran superiores
a él”.
En
ese sentido, destacó el testimonio de San Martin de Porres, “humilde fraile
dominico” originario de Perú y del cual la Iglesia hoy celebra su memoria. “Su
espiritualidad estaba en el servicio, porque sentía que todos los otros,
incluso los más grandes pecadores, eran superiores a él. Lo sentía de verdad”,
afirmó Francisco.
El
Pontífice recordó que San Pablo exhorta a cada fiel a no buscar el propio
interés, sino “buscar el bien del otro. Servir a los demás. Pero esto es la
alegría de un obispo, cuando ve en su Iglesia así: un mismo sentir, la misma
caridad, permaneciendo unánimes y concordes”.
“Este
es el ambiente que Jesús quiere en la Iglesia. Si pueden tener diversas
opiniones, está bien, pero siempre dentro de este ambiente, de esta atmosfera:
de unidad, caridad, sin despreciar a ninguno”, aseguró el Papa.
Luego,
al abordar el Evangelio del día, Francisco advirtió que “es feo cuando en las
instituciones de la Iglesia, de una diócesis, encontramos en las parroquias
gente que busca su propio interés, no el servicio, no el amor. Y esto es lo que
Jesús nos dice en el Evangelio: no buscar el propio interés, no caminar por el
camino del contracambio, ¿eh? ‘Pero sí, yo te he hecho este favor, pero tú no
me haces esto’”.
“Y,
con esta parábola, de invitar a cena a aquellos que no pueden contracambiar
nada. Es la gratuidad. Cuando en una Iglesia hay armonía, hay unidad, no se
busca el propio interés, existe esta actitud de gratuidad. Yo encuentro el
bien, no hago un negocio con el bien”.
Finalmente
invitó a los fieles a hacer un examen de conciencia y preguntarse “¿cómo es mi
parroquia? ¿Cómo es mi comunidad? ¿Tiene este espíritu? ¿Cómo es mi
institución?”.
“Este
espíritu de sentimientos de amor, de unanimidad, de concordia, sin rivalidad o
vanagloria, con humildad y pensando que los demás son superiores a nosotros, en
la parroquia, en la comunidad… Y tal vez encontraremos que hay algo para
mejorar. ¿Hoy, cómo puedo yo mejorar esto?”, concluyó.
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