miércoles, 8 de octubre de 2014

"Divorciados no se desanimen, la Iglesia ve sus necesidades"
Lo dijo José María Arancedo, presidente del Episcopado argentino, en declaraciones a Radio Vaticana. Afirmó que hay preocupación por los matrimonios que "han fracasado" y que se avanza en el tema de las nulidades y la preparación de los jóvenes novios.
El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, compartió sus impresiones de los primeros días del sínodo extraordinario que aborda los desafíos pastorales para la familia y alentó a las parejas que se encuentran en dificultad a no desanimarse, porque la Iglesia es una Madre “que ve sus necesidades y quiere dar una palabra y un gesto de compañía”.

En el ínterin de las conferencias y reuniones del sínodo, monseñor Arancedo dialogó con Radio Vaticana sobre los temas que van apareciendo en el debate y destacó la preocupación por un mejor acompañamiento de los jóvenes novios hacia el matrimonio. “Estamos haciendo hincapié en la preparación”, detalló.

“El matrimonio debe ser tema de una preparación muy seria y muy sólida, y que no sea solo simplemente el deseo momentáneo. El matrimonio implicaría un camino de preparación más sólido, más serio, más determinante”, declaró el prelado.

Respecto a los fieles unidos en segundas nupcias luego de una separación o divorcio, monseñor Arancedo señaló: “Ciertamente, vendrán las dificultades propias de matrimonios que han fracasado, y aparece en la Iglesia la preocupación sobre cómo abordar el tema de los tribunales, los juicios, las causas de nulidad, recordando lo que es la indisolubilidad y el sacramento”.

Monseñor Arancedo también destacó el clima de “cercanía, fraternidad episcopal y afecto colegial” de la convocatoria del Santo Padre y reconoció que la familia debe recuperar la centralidad en la pastoral de la Iglesia: “Tiene que volver a tener un lugar destacado, por ser escuela de humanidad y de valores”.

Si bien el sínodo extraordinario no emitirá conclusiones, el arzobispo reconoció que existe una gran expectativa: “Hay que decir una palabra de acompañamiento, también de iluminación y de presencia de la Iglesia en el momento actual. La doctrina de la Iglesia va avanzando desde la Palabra de Dios, en la historia de su magisterio, pero también respondiendo a las preguntas que el mundo de hoy va haciendo”.

“Hay que escuchar con mucha humildad y con mucha libertad desde el Espíritu para responder a desafíos nuevos. Y no hay que desanimarse nunca. La fe nos pone en relación con Dios, que es Padre y más aún en momentos de dificultad”, añadió.

“No se dejen robar la esperanza en el Dios Padre y en la Iglesia, que es Madre, que ve sus necesidades y quiere dar una palabra y un gesto de compañía para ellos”, explicó.


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