Relator del Sínodo de la Familia: “Todos
sabemos que el Matrimonio sacramental es indisoluble”
ROMA, 06 Oct.
14 / 06:25 am (ACI/EWTN Noticias).- El Cardenal Peter Erdo, relator general del Sínodo Extraordinario
dedicado a los “Desafíos pastorales de la familia en
el contexto de la Nueva Evangelización”, que se celebrará en el Vaticano del 5
al 19 de octubre, recordó que el matrimonio sacramental nunca podrá disolverse por
voluntad de los propios contrayentes.
Fundándose
en los contenidos del Instrumentum laboris, fruto también de las
respuestas dadas en el cuestionario elaborado por la Secretaría del Sínodo, el
Cardenal Erdo afirmó en una entrevista concedida a la revista italianaRossoporpora y
publicada el 2 de octubre que “podemos retener que la mayoría de los católicos
del mundo sabe que el Matrimonio sacramental es indisoluble por voluntad de los
propios contrayentes. No es una relación en el tiempo, no se puede disolver”.
“En
relación a esto hay un gran acuerdo, no por motivos teológicos abstractos, sino
bíblicos y de Catequismo de la Iglesia”,
añadió.
Durante
el Sínodo de la Familia, la tarea del Cardenal Erdo será moderar y recoger las
aportaciones que surgirán del debate entre los padres sinodales, para cuyo
desarrollo, invita a “ser fieles al método usado durante el Concilio Ecuménico
Vaticano II, con argumentos teológicos grandes y profundos cuyos resultados se
ofrecieron a la vida de la Iglesia”.
“Debemos
comunicarnos con los hombres y mujeres de hoy porque los valores del Evangelio
no sólo se acepten, sino que sean atractivos, capaces de hacer nuestra vida
feliz. El gran desafío es éste”, subrayó.
El
Cardenal Erdo tiene 62 años, ha sido Arzobispo de Esztergom-Budapest y primado
de Hungría. Desde 2006 es Presidente de la Conferencia Episcopal Europea.
En
referencia a la polémica desatada sobre la administración del Sacramento de la
Comunión a los divorciados vueltos a casar, -propuesta por el Cardenal alemán
Walter Kasper para el Sínodo-, el Cardenal Erdo explicó que “éste no es el tema
central del debate”.
En
la Iglesia Católica, las personas divorciadas vueltas a casar tienen un acceso
diferente al Sacramento de la Comunión con respecto al resto de fieles, solo
puede darse de modo espiritual. El motivo es que durante el matrimonio los
cónyuges hacen un pacto con Dios, y Dios hace un pacto con ellos, creándose un
sacramento indisoluble, dentro del cual no tiene sentido alguno una segunda
unión.
En
esta línea y según los datos obtenidos del Cuestionario enviado a las
conferencias episcopales para la elaboración del Instrumentum Laboris del
Sínodo en referencia a todos los ámbitos de la familia, el Cardenal Erdo
explicó que “en la mayoría de los países, tales divorciados no piden nada”.
“En
muchos países –explicó-, es rarísimo que los divorciados vueltos a casar
quieran volver a la comunión. Muchos divorciados celebraron su primer
matrimonio en la iglesia, pero luego no se preocuparon de frecuentarla. Y por
tanto, para ellos, la cuestión de la readmisión a los Sacramentos no es algo importante, ni les supone un
problema. En algunas regiones incluso, los divorciados vueltos a casar no saben
siquiera que no pueden acercarse a ciertos sacramentos”.
Para
el Cardenal Erdo, el debate desatado acerca de este Sacramento y las personas
en segunda unión, encuentra su explicación en “personas de 40 años o más
empiezan a conocer verdaderamente la fe, quizá a través de los amigos”.
“Son
personas bautizadas, que celebraron su primer matrimonio en la iglesia, y
después, desde el punto de vista católico se quedaron parados ahí. Nunca fueron
realmente practicantes. Divorciados y vueltos a casar, después de un recorrido
de acercamiento a la fe, comienza a comprender que su situación matrimonial no
es compatible con el redescubrimiento de la fe”, señaló.
Desde
el punto de vista pastoral, el Purpurado indicó que esta es una oportunidad
para explicar el verdadero valor del matrimonio, reflexionar sobre el pasado, y
sobre los motivos del desafío matrimonial. “Puede darse que, profundizando en
su historia, se descubran motivos reconocidos por la Iglesia como elementos
potenciales de declaración de nulidad del primer matrimonio. Si fuera así, la
sucesiva sentencia eclesial de nulidad del primer matrimonio no será solo un
acto oficial, formal para poder considerar válida la segunda unión, sino una
verdadera y propia liberación psicológica y pastoral”, afirmó.
Para
el Cardenal Erdo, el principal enemigo de la familia es la tendencia actual de
convivir sin estar casados. Se trata de “un problema global que
estadísticamente es el más relevante de todas las cuestiones”. “La gente ya no
se casa. En Hungría, más del 50 por ciento de las parejas, de cualquier edad,
convive sin forma alguna de institución, ni religiosa ni civil”.
“El
matrimonio y la familia no son solamente una realidad espiritual, si no que
tienen una incidencia en la sociedad: por tanto, queriendo o no, asumen un
papel institucional importante”, remarcó.
Por
último, el Cardenal Erdo indicó que la competencia del Sínodo será hablar del
matrimonio en el contexto de la evangelización, “un tema muy importante,
comprobado por la realidad de los hechos”. “En muchos continentes las familias
se han convertido en el núcleo operativo parroquial, hacen el trabajo
caritativo y el anuncio entre los no creyentes”, concluyó.
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