Recen el Rosario en familia por el Sínodo,
exhorta Obispo
Por Blanca Ruiz
Mons. Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba.Foto: Diócesis de Valladolid
MADRID, 09 Oct. 14 / 04:26 am (ACI).- El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio
Fernández, ha enviado su carta pastoral semanal en la que habla del mes
del Rosario y
la fiesta de la Virgen del Pilar que tiene lugar durante el mes de
octubre.
Por
eso el Obispo de Córdoba ha animado a rezar el santo rosario diariamente, en familia y por la familia especialmente “en estos días
del Sínodo” y también ha pedido a la Virgen del Pilar, patrona de España que se
celebra el 12 de octubre, que “alcance esa unidad de España que tanto
necesitamos en los momentos actuales”.
“El
rosario es una oración que tiene a Cristo como centro”, dice Mons. Fernández y
afirma que “en cada misterio contemplamos algún aspecto de la vida de Cristo. Y esa contemplación la hacemos
desde el corazón de su madre María”.
“El
rosario es una oración contemplativa, repetitiva del avemaría, en ‘la que se
trenzan el saludo del ángel y el de su prima Isabel y nuestra petición humilde
“ruega por nosotros pecadores’”, precisa el Obispo y explica que durante la
visita pastoral que realizó recientemente a un colegio, regaló a los niños un
rosario y les explicó cómo se rezaba, una niña preguntó espontáneamente si no
se cansaba de repetir la misma oración.
El
Obispo respondió que el rosario es “un diálogo de amor, y cuando dos personas
se quieren, no se cansan de decírselo una y mil veces. El rosario es aburrido
si se tratara solamente de repetición verbal de unas palabras. Pero si es la
expresión de un amor, el amor no cansa ni se cansa”.
Mons.
Fernández afirma en su carta que algunos han comparado el rosario con una
oración de Jesús que en el oriente es muy frecuente que consiste en repetir lo
que decían quienes se acercaban a Jesús pidiendo un milagro: “Jesús, Hijo de
Dios vivo, ten compasión de mí, que soy un pecador”.
Según
asegura el Obispo de Córdoba se trata de una “oración que se pronuncia con los
labios, pero que va calando progresivamente en el corazón, hasta identificarse
con el mismo latido del corazón”.
“Jesús
es el centro, a quien se invoca, en quien se cree, en quien se confía, a quien
se ama. Y de esa mirada contemplativa al que puede sanarnos y darnos su gracia,
volvemos a nosotros, que somos pecadores y pedimos misericordia”, asegura.
Por
eso precisa que en el rosario ocurre algo parecido: “La mirada se dirige a María
continuamente, repetitivamente. Con las palabras del ángel, con las palabras de
Isabel. Y de ella volvemos a nosotros: “ruega por nosotros pecadores”, con un
añadido que pide humildemente el don de la perseverancia final: ‘y en la hora
de nuestra muerte’”.
“Repetir
una y mil veces este esquema tan sencillo, hace que el corazón descanse ya no
tanto en las palabras, sino en la persona a la que se dirige: a María nuestra
madre”, asegura Mons. Fernández.
El
Prelado explica en su carta que ha conocido a muchas personas que “han
aprendido a rezar con el rosario. Al principio fijándose más en las palabras
pronunciadas, después entrando en el corazón inmaculado de María, desde donde
contemplar a Jesús en cada uno de sus misterios, donde María va asociada a la obra
de la redención. Para muchas personas el rezo del rosario es una oración
contemplativa, que introduce serenamente en la hondura del misterio de Dios de
la mano de María, la gran pedagoga”.
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