Papa Francisco: ¿Tu fe usa “cosméticos”?,
¡quítaselos!
ROMA, 14 Oct. 14 / 01:20 pm (ACI/EWTN Noticias).- “¿La
nuestra es una vida cristiana cosmética, de apariencia o es
una vida cristiana con la fe laboriosa en la caridad?”, preguntó esta mañana el
Papa Francisco durante la Misa en la Casa Santa Marta, donde recordó a los fieles que Cristo
condena la “espiritualidad cosmética”, aquella que hace “sonar la trompeta”
para que todos la vean y alaben su apariencia.
En su homilía, Francisco señaló que la fe “no es sólo rezar el Credo”,
sino que pide que nos separemos de la avidez y de la concupiscencia para saber
dar a los demás, especialmente si son pobres.
La fe no tiene necesidad de aparecer, sino de ser, afirmó el Papa. No
tiene necesidad de ser cubierta de cortesías, especialmente si son hipócritas,
cuanto de un corazón capaz de amar de modo genuino.
En ese sentido, al comentar el Evangelio del día –que presenta al
fariseo que se sorprende porque el Maestro no realiza las abluciones
prescriptas antes de comer– el Papa repitió que Jesús “condena” ese tipo de
“seguridad” totalmente centrada en el “cumplimiento de la ley”.
“Jesús condena esta espiritualidad cosmética, aparecer como buenos,
bellos, ¡pero la verdad adentro es otra cosa! Jesús condena a las personas de
buenas maneras pero de malos hábitos, esos hábitos que no se ven pero que se
hacen a escondidas. Pero la apariencia es justa: esta gente a la que le gustaba
pasear por las plazas, hacerse ver rezando, ‘maquillarse’ con un poco de
debilidad cuando ayunaba… ¿Por qué el Señor es así? Vean que son dos los
adjetivos que usa aquí, pero relacionados: avidez y maldad”.
Jesús dirá de ellos “sepulcros blanqueados” en el análogo pasaje del
Evangelio de Mateo, remarcando ciertas actitudes que Él define con dureza como
“inmundicia”, “podredumbre”. “Den más bien como limosna todo lo que tienen
dentro”, es su contrapropuesta. “La limosna ha sido siempre, en la tradición de
la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento, una vara para medir la justicia”.
También Pablo, explicó Francisco, discute con los Gálatas por el mismo
motivo, su apego a la ley. Y también el resultado es idéntico, porque como dijo
el Papa, “la ley sola no salva”.
“Lo que vale es la fe. ¿Cuál fe? Aquella que se ‘vuelve laboriosa por
medio de la caridad’. El mismo razonamiento de Jesús al fariseo. Una fe que no
es sólo rezar el Credo: todos nosotros creemos en el Padre, en el Hijo y en el
Espíritu Santo, en la vida eterna…. ¡Todos creemos! Pero ésta es una fe
inmóvil, no activa. Lo que vale en Cristo Jesús es la laboriosidad que viene de
la fe, o mejor la fe que se vuelve laboriosa en la caridad, es decir que vuelve
a la limosna. Limosna en el sentido más amplio de la palabra: desprenderse de
la dictadura del dinero, de la idolatría del dinero. Toda concupiscencia nos
aleja de Jesucristo”.
El Papa Francisco evocó un episodio de la vida del P. Arrupe, quien fue
Prepósito General de la Compañía de Jesús. Dijo que un día, una rica señora lo
invitó para donar dinero para las misiones de los jesuitas en Japón, para lo
cual el P. Arrupe estaba trabajando. La entrega del sobre se produjo
prácticamente ante la puerta y delante de periodistas y fotógrafos. El
sacerdote relató que había sufrido “una gran humillación”, pero dijo que aceptó
el dinero “por los pobres de Japón”. Y cuando abrió el sobre, “encontró diez
dólares…”.
Por ello, el Papa invitó a preguntarse si la nuestra es “una vida
cristiana cosmética, de apariencia o es una vida cristiana con la fe laboriosa
en la caridad”.
“Jesús nos aconseja esto: ‘No hacer sonar la trompeta’. El segundo
consejo: ‘No dar sólo lo que sobra’. Y nos habla de aquella viejita que dio
todo lo que tenía para vivir. Y elogia a aquella mujer por haber hecho esto. Y
lo ha hecho un poco a escondidas, quizá porque se avergonzaba por no poder dar
más”, concluyó.
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