La “vía misericordiosa” no implica renunciar a la
doctrina, aclara la delegada argentina
Se
trata de Zelmira Bottini de Rey, directora del Instituto Matrimonio y Familia
de la UCA, que integra la delegación argentina junto con los arzobispos
Arancedo y Fernández. "No es cuestión de cambiar los ideales, sino cómo
llegar a ellos", dijo.
Oyente
del Sínodo y conocedora del pensamiento de Bergoglio
La
“vía misericordiosa” que se ha manifestado con fuerza dentro del Sínodo de los
Obispos no implica que la Iglesia renuncie a su doctrina. Ni que pierda sus
valores. Pero la santidad es para todos, aunque cada quien llegue a ella de
manera distinta y los católicos deben tener en cuenta ello. Son reflexiones de
Zelmira María Bottini de Rey, estudiosa argentina que conoce bien el
pensamiento del Papa Francisco y participa en la asamblea episcopal.
En entrevista con el Vatican Insider la directora del Instituto Pareja y Familia de la Pontificia Universidad Católica Argentina y presidente de la Red Latinoamericana de los Institutos de la Familia de las Universidad Católicas, precisó algunos detalles de esa “vía misericordiosa” la cual, aclaró, no es una idea nueva o apenas inventada.
¿Cómo evalúa el avance del Sínodo?
La primera parte del Sínodo correspondió a un diagnóstico complementario a la consulta que se hizo el año pasado, escuchando las voces de los pastores y de los auditores. Se han puesto sobre la mesa una serie de desafíos para la pastoral familiar y lo importante, lo que todos han recalcado es la necesidad de actualizar el lenguaje para mostrar la belleza de la familia, que es lo que prácticamente todas las personas del mundo ansían, el amor, poder llegar a la unión para toda la vida y poder tener hijos, es decir la familia.
Hay situaciones distintas, hay muchas realidades familiares, la importancia es que la realidad familiar que a cada uno le ha tocado, ha elegido, que se ha dado, pueda llegar a una plenitud. Se ha repetido numerosas veces que la santidad es para todos, incluso para quienes están en situaciones que no son las más cercanas a las enseñanzas de la Iglesia. Se les propone a todos un camino de conversión, un ponerse en marcha, pero teniendo bien en claro cuáles son los puntos de llegada, los ideales.
Se manifiesta una especie de justicia pastoral, es decir solicitar a cada quien lo que le corresponda, lo que está en posibilidades hacer en función del ideal cristiano.
Exactamente, todos estamos llamados, pero no todos llegamos de la misma manera. En todos los órdenes de la vida pasa lo mismo.
Se puede hablar del avance de una “vía misericordiosa”. Se ha dicho que la Iglesia ha insistido demasiado en una “vía legal” para el camino cristiano, ¿están cambiando los acentos?
Lo que ahora se ha puesto de manifiesto la necesidad de que todos tomen esta “vía misericordiosa”. Muchísimos pastores y muchísimos laicos que acompañan a las familias han tenido siempre en claro esta “vía misericordiosa”, no es que se inventa ahora. El llamado del Papa Francisco es que todos tomen esta actitud.
¿Esa es una impronta de su pontificado?
Sí, está bien manifestado en las cualidades de la empatía, del ponerse en los zapatos del otro, escuchar el otro, no bajar tanto el consejo y la guía para que el otro vaya descubriendo por sí solo lo que queremos decirle. Hay que tener en cuenta que siempre debemos tener claro un norte de llegada, porque todos estamos llamados. Si no podría parecer que estamos catalogando a las personas: este da para esto, al otro no le da. No, todos dan para lo más, la cosa es cómo llegar.
¿Por qué le costaba tanto a la Iglesia hacer ver esto que usted dice: la misericordia presente en muchísimos de sus agentes de pastoral? Quizás mucha gente no se sentía involucrada en esa “vía misericordiosa” por parte de la Iglesia.
Es muy importante que un pastor como el Papa de esta impronta y haga este llamado. Yo lo he escuchado muchísimas veces en la Iglesia de múltiples personas, no es que se trate de algo nuevo. Incluso los laicos en la pastoral familiar, tienen esta actitud. Claro, no todos, es verdad.
¿Cuánta influencia ha tenido en el Sínodo y en el pontificado esa experiencia argentina de Francisco, una experiencia de periferia como dice él?
Ser habitante del “fin del mundo”, como dice el Papa, creo que le da una visión distinta. En la Universidad Católica estamos replicando algunas investigaciones ya realizadas en Roma y las situaciones son bien distintas. Quizás se llegan a conclusiones similares en cuanto a las familias, constatando una “desinstitucionalización” del núcleo familiar, pero los motivos son diferentes. En Europa prima el individualismo, en cambio en Argentina y otros países latinoamericanos son situaciones coyunturales: la pobreza, básicamente. Se tiene el mismo resultado pero por situaciones diferentes.
¿Cómo evitar que se pierda la idea central de la Iglesia en su doctrina, en este camino de escuchar y acoger marcado por la “vía misericordiosa”?
Esto es fundamental. Por eso dije que es muy importante tener bien claro el norte y el norte está dado por la revelación, por el llamado de Jesús, por las enseñanzas de la Iglesia. No es cuestión de cambiar esto, sino de cómo llegar ahí.
En entrevista con el Vatican Insider la directora del Instituto Pareja y Familia de la Pontificia Universidad Católica Argentina y presidente de la Red Latinoamericana de los Institutos de la Familia de las Universidad Católicas, precisó algunos detalles de esa “vía misericordiosa” la cual, aclaró, no es una idea nueva o apenas inventada.
¿Cómo evalúa el avance del Sínodo?
La primera parte del Sínodo correspondió a un diagnóstico complementario a la consulta que se hizo el año pasado, escuchando las voces de los pastores y de los auditores. Se han puesto sobre la mesa una serie de desafíos para la pastoral familiar y lo importante, lo que todos han recalcado es la necesidad de actualizar el lenguaje para mostrar la belleza de la familia, que es lo que prácticamente todas las personas del mundo ansían, el amor, poder llegar a la unión para toda la vida y poder tener hijos, es decir la familia.
Hay situaciones distintas, hay muchas realidades familiares, la importancia es que la realidad familiar que a cada uno le ha tocado, ha elegido, que se ha dado, pueda llegar a una plenitud. Se ha repetido numerosas veces que la santidad es para todos, incluso para quienes están en situaciones que no son las más cercanas a las enseñanzas de la Iglesia. Se les propone a todos un camino de conversión, un ponerse en marcha, pero teniendo bien en claro cuáles son los puntos de llegada, los ideales.
Se manifiesta una especie de justicia pastoral, es decir solicitar a cada quien lo que le corresponda, lo que está en posibilidades hacer en función del ideal cristiano.
Exactamente, todos estamos llamados, pero no todos llegamos de la misma manera. En todos los órdenes de la vida pasa lo mismo.
Se puede hablar del avance de una “vía misericordiosa”. Se ha dicho que la Iglesia ha insistido demasiado en una “vía legal” para el camino cristiano, ¿están cambiando los acentos?
Lo que ahora se ha puesto de manifiesto la necesidad de que todos tomen esta “vía misericordiosa”. Muchísimos pastores y muchísimos laicos que acompañan a las familias han tenido siempre en claro esta “vía misericordiosa”, no es que se inventa ahora. El llamado del Papa Francisco es que todos tomen esta actitud.
¿Esa es una impronta de su pontificado?
Sí, está bien manifestado en las cualidades de la empatía, del ponerse en los zapatos del otro, escuchar el otro, no bajar tanto el consejo y la guía para que el otro vaya descubriendo por sí solo lo que queremos decirle. Hay que tener en cuenta que siempre debemos tener claro un norte de llegada, porque todos estamos llamados. Si no podría parecer que estamos catalogando a las personas: este da para esto, al otro no le da. No, todos dan para lo más, la cosa es cómo llegar.
¿Por qué le costaba tanto a la Iglesia hacer ver esto que usted dice: la misericordia presente en muchísimos de sus agentes de pastoral? Quizás mucha gente no se sentía involucrada en esa “vía misericordiosa” por parte de la Iglesia.
Es muy importante que un pastor como el Papa de esta impronta y haga este llamado. Yo lo he escuchado muchísimas veces en la Iglesia de múltiples personas, no es que se trate de algo nuevo. Incluso los laicos en la pastoral familiar, tienen esta actitud. Claro, no todos, es verdad.
¿Cuánta influencia ha tenido en el Sínodo y en el pontificado esa experiencia argentina de Francisco, una experiencia de periferia como dice él?
Ser habitante del “fin del mundo”, como dice el Papa, creo que le da una visión distinta. En la Universidad Católica estamos replicando algunas investigaciones ya realizadas en Roma y las situaciones son bien distintas. Quizás se llegan a conclusiones similares en cuanto a las familias, constatando una “desinstitucionalización” del núcleo familiar, pero los motivos son diferentes. En Europa prima el individualismo, en cambio en Argentina y otros países latinoamericanos son situaciones coyunturales: la pobreza, básicamente. Se tiene el mismo resultado pero por situaciones diferentes.
¿Cómo evitar que se pierda la idea central de la Iglesia en su doctrina, en este camino de escuchar y acoger marcado por la “vía misericordiosa”?
Esto es fundamental. Por eso dije que es muy importante tener bien claro el norte y el norte está dado por la revelación, por el llamado de Jesús, por las enseñanzas de la Iglesia. No es cuestión de cambiar esto, sino de cómo llegar ahí.
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