DOS AÑOS DE FRANCISCO. EL PAPA ANTE LOS DESAFÍOS
HEREDADOS Y LOS NUEVOS.
Un capitan con pulso firme
Por: Sergio Rubin
A las pujas y sospechas de corrupción en el Vaticano que heredó, se le
sumaron las resistencias a su anhelo de una Iglesia más misericordiosa y la
masacre de cristianos en Medio Oriente. Pero Jorge Bergoglio no se amilana.
A dos años de su elección como Papa -que se cumplen este viernes-
Francisco sigue suscitando gran entusiasmo dentro y fuera de la Iglesia con su
revolución de la ternura, la comprensión, la cercanía a todos -especialmente a
los pobres y sufrientes-, la austeridad, la alegría, el empeño por el diálogo
ecuménico e interreligioso y la contribución a la paz, que lo convirtió en un
gran líder mundial. Pero estos dos años no fueron un lecho de rosas para
Francisco, que recibió un Vaticano con pujas internas y sospechas de
corrupción, y una Iglesia con casos de pedofilia y distanciamiento de fieles. A
lo que se fueron sumando resistencias de sectores minoritarios -pero
vehementes- a sus reformas en la curia romana y sus acciones para dotar de más
transparencia sus finanzas, y a sus deseos de una mejor acogida a los
divorciados y gays. E incluso críticas por ser condescendiente con el Islam y
no exigirle una más firme condena al fanatismo de grupos que se dicen islámicos
y masacran a cristianos (e incluso a otros musulmanes).
“Estos dos años de Francisco han sido fecundos y llenos de sorpresas”,
evalúa la filósofa católica Paola Del Bosco. A tal punto que, a su juicio,
“generaron muchas expectativas, algunas fantasiosas, porque hay un legado, el
de Cristo, al que hay que mantenerse fieles, si bien continuamente nos pide un
esfuerzo de renovación frente a los problemas actuales”. Para el abogado
Norberto Padilla -ex secretario de Culto-, la clave del entusiasmo que
despierta el Papa está en “las dos palabras iniciales de su documento
programático ‘Evangelii Gaudium’: el Evangelio de la alegría. Ese gozo
evangélico lo transmite y lo contagia de manera excepcional en sus gestos y
predicación”. Destaca, además, “su enorme popularidad, que excede en mucho lo
católico, (si bien) dentro de la Iglesia recompuso el vínculo afectivo con una
forma apta para la sensibilidad más actual”.
El director de la prestigiosa revista católica Criterio, José María
Poirier, pone el acento en la hondura de las transformaciones que encaró
Francisco. “Estos dos años seguramente marcan grandes cambios en el
pontificado”, afirma. Tras apuntar que “siempre es difícil juzgar los fenómenos
contemporáneos”, señala que “se advierte que en algunos puntos cruciales las
reformas son sustanciales: el redimensionamiento y la descentralización de la
curia romana, su clara preocupación por la paz y su empeño a favor de los
pobres en todos los sistemas. También en la gran importancia del diálogo
ecuménico e interreligioso, la disciplina del clero y la lucha contra toda
forma de abuso, además de su capacidad de encuentro y empatía con las
multitudes”.
Con respecto a las resistencias que suscitan las reformas en la curia
romana y la búsqueda de mayor transparencia en sus finanzas, los consultados no
le atribuyen mayor relevancia. “Francisco pone aire fresco en la curia romana y
todos los católicos estamos agradecidos por su sencillez y coraje”, dice Del
Bosco. Y agrega: “la resistencia no me preocupa tanto porque lo que está vivo y
se inspira en la búsqueda sincera de la verdad y el bien tiene la energía
suficiente para abrirse camino entre las reacciones estériles”. A su vez,
Poirier cree que el Papa “está librando la batalla -sobre todo con obispos
europeos- y, a pesar de lo que se pueda decir, cuenta con el apoyo de
importantes sectores de la jerarquía católica en el mundo. Francisco quiere una
Iglesia más universal, menos burocrática y con representación de todos los
sectores”.
Luego de recordar que la reforma de la curia viene trabajándose con un equipo de ocho cardenales, Padilla cree que “en cualquier organismo la incertidumbre sobre lo que vendrá produce resistencias y desconfianzas, máxime si permanentemente se presenta al Papa como enfrentado con la Curia. Hay un aprendizaje -señala- que tendrá que hacer la Curia con un Papa que rompe esquemas, desde la forma de seleccionar a los cardenales, saltearse las instancias institucionales y hacer una suerte de apostolado de la ‘normalidad’ en el ejercicio del ministerio petrino, que dijo que ejercerá â fondo’. Sobre la transparencia, se dieron grandes y decisivos pasos, sin olvidar el proceso que inició Benedicto. Surgen, sí, nuevos interrogantes: ¿se le da demasiado poder al cardenal (George) Pell, virtual ‘ministro de Economía’”.
La actitud más comprensiva del Papa ante los divorciados y los gays, que tan bien cayó en vastos sectores, tiene también sus críticos, especialmente ante la eventualidad de que se permita comulgar a los católicos en nueva unión. Pero Poirier opina que Francisco “es al mismo tiempo fiel a la tradición secular de la Iglesia y abierto a la comprensión de la sociedad moderna y sus conflictos”. Con todo, subraya que “es fundamentalmente, alguien para quien más cuentan las personas que los manuales de teología. En ese sentido, cree que “tarde o temprano se llegará a la apertura sacramental a muchos católicos divorciados y vueltos a casar, que fue uno de los temas importantes del sínodo del año pasado, que se retomará en su segunda parte, en octubre”.
Luego de recordar que la reforma de la curia viene trabajándose con un equipo de ocho cardenales, Padilla cree que “en cualquier organismo la incertidumbre sobre lo que vendrá produce resistencias y desconfianzas, máxime si permanentemente se presenta al Papa como enfrentado con la Curia. Hay un aprendizaje -señala- que tendrá que hacer la Curia con un Papa que rompe esquemas, desde la forma de seleccionar a los cardenales, saltearse las instancias institucionales y hacer una suerte de apostolado de la ‘normalidad’ en el ejercicio del ministerio petrino, que dijo que ejercerá â fondo’. Sobre la transparencia, se dieron grandes y decisivos pasos, sin olvidar el proceso que inició Benedicto. Surgen, sí, nuevos interrogantes: ¿se le da demasiado poder al cardenal (George) Pell, virtual ‘ministro de Economía’”.
La actitud más comprensiva del Papa ante los divorciados y los gays, que tan bien cayó en vastos sectores, tiene también sus críticos, especialmente ante la eventualidad de que se permita comulgar a los católicos en nueva unión. Pero Poirier opina que Francisco “es al mismo tiempo fiel a la tradición secular de la Iglesia y abierto a la comprensión de la sociedad moderna y sus conflictos”. Con todo, subraya que “es fundamentalmente, alguien para quien más cuentan las personas que los manuales de teología. En ese sentido, cree que “tarde o temprano se llegará a la apertura sacramental a muchos católicos divorciados y vueltos a casar, que fue uno de los temas importantes del sínodo del año pasado, que se retomará en su segunda parte, en octubre”.
Padilla considera que la cuestión del acceso a la eucaristía de los
divorciados en nueva unión tiene final abierto. “Es una de las pruebas que
deberá atravesar Francisco”, dice. Y señala: “que por parte del pontífice hay
un deseo evidente de dar una solución positiva; si podrá hacerlo y cómo no es
aún fácil de pronosticar”. Y concluye que “la experiencia del sínodo fue muy
valiosa y lo será este año, especialmente porque las posiciones de los obispos
se exponen libre y abiertamente, en uno y otro sentido, y es muy bueno que así
sea”. Del Bosco, a su vez, apunta: “Cristo nos enseñó que nadie está excluido
del perdón, que siempre hay un camino de acercamiento para todos”. Por tanto,
le “parece bien que se siga ese camino de acercamiento”. No obstante, admite
que “es complejo tener que acompañar a todos, pero al mismo tiempo no dejar de
anunciar el valor de la familia fundada en el matrimonio entre varón y mujer,
en una unión indisoluble y sacramental”.
Finalmente, acerca de la posición del Papa ante la persecución que sufren los cristianos por parte de fundamentalistas islámicos, Del Bosco, cree que –a partir de una fuerte apertura al mundo no cristiano- el Papa “los defiende con valentía”. Para Padilla, el Papa “es firme y claro en su apoyo a los cristianos de Medio Oriente. Su clamor por la paz, como se vio en el caso de Siria, es de una gran fuerza. Y su compromiso con el diálogo islamo-cristiano es importante. En definitiva, pide que la ONU sea garante de la paz mundial, quien encare la lucha contra el sesudo califato y su horrible y blasfema forma de matar invocando el nombre de Alá”. Poirier coincide y se pregunta si el Papa podría hacer más. Y se responde: “no lo creo”.
Finalmente, acerca de la posición del Papa ante la persecución que sufren los cristianos por parte de fundamentalistas islámicos, Del Bosco, cree que –a partir de una fuerte apertura al mundo no cristiano- el Papa “los defiende con valentía”. Para Padilla, el Papa “es firme y claro en su apoyo a los cristianos de Medio Oriente. Su clamor por la paz, como se vio en el caso de Siria, es de una gran fuerza. Y su compromiso con el diálogo islamo-cristiano es importante. En definitiva, pide que la ONU sea garante de la paz mundial, quien encare la lucha contra el sesudo califato y su horrible y blasfema forma de matar invocando el nombre de Alá”. Poirier coincide y se pregunta si el Papa podría hacer más. Y se responde: “no lo creo”.
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