Mons. Arancedo aseguró que la familia es la mejor inversión para
alcanzar una sociedad más fraterna
Domingo
19 Abr 2015 | 09:19 am Santa Fe (AICA): “La familia es la mejor
inversión para alcanzar una sociedad más humana y fraterna”, aseguró el
arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, ante los
miles de devotos que participaron de la 116° Peregrinación Arquidiocesana a la
Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, que se realiza este fin de semana con
el lema “Madre de Guadalupe, cuida a nuestras familias”. El prelado animó a
pedirle a la Virgen por las “heridas que nos debilitan, agreden y empobrecen
socialmente” como los hechos de violencia y de muerte, del avance de la droga y
el delito del narcotráfico, de la corrupción y la ausencia de valores.
“La familia es la mejor inversión para alcanzar una
sociedad más humana y fraterna”, aseguró el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz,
monseñor José María Arancedo, ante los miles de devotos que participaron de la
116° Peregrinación Arquidiocesana a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe,
que se realiza este fin de semana con el lema “Madre de Guadalupe, cuida a
nuestras familias”.
Tras señalar que “el primer Sínodo que ha convocado el papa Francisco
es, precisamente, sobre la familia” y lleva por lema “La vocación de la familia
en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”, advirtió que “no ver su importancia
y actualidad, como el justo y urgente reclamo que ello implica, me atrevo a
decir, es un acto suicida”.
El prelado sostuvo que “la familia no es algo del pasado, es el ámbito primero del amor y de la vida, de la trasmisión de valores y del sentido de solidaridad. Es lugar de raíces, referencias y afectos, que es la fuente segura de una cultura que hace a la dignidad del hombre y al bien de la sociedad” y exclamó: “¡Cuántas veces vemos con dolor en la orfandad de muchos jóvenes, un triste testimonio de su ausencia!”
“Esto venimos a pedir y a hacerlo oración a los pies de nuestra Madre en Guadalupe, pero también a comprometernos, a ser una voz, un testimonio y un reclamo de ciudadanos que amamos a nuestra Patria y buscamos lo mejor para ella y sus hijos. Es justo y es necesario que nos preocupemos ante hechos de violencia y de muerte, del avance de la droga y el delito del narcotráfico, de la corrupción y la ausencia de valores, que son heridas que nos debilitan, agreden y empobrecen socialmente. Esto, hoy, lo queremos hacer oración en Guadalupe”, afirmó.
El prelado sostuvo que “la familia no es algo del pasado, es el ámbito primero del amor y de la vida, de la trasmisión de valores y del sentido de solidaridad. Es lugar de raíces, referencias y afectos, que es la fuente segura de una cultura que hace a la dignidad del hombre y al bien de la sociedad” y exclamó: “¡Cuántas veces vemos con dolor en la orfandad de muchos jóvenes, un triste testimonio de su ausencia!”
“Esto venimos a pedir y a hacerlo oración a los pies de nuestra Madre en Guadalupe, pero también a comprometernos, a ser una voz, un testimonio y un reclamo de ciudadanos que amamos a nuestra Patria y buscamos lo mejor para ella y sus hijos. Es justo y es necesario que nos preocupemos ante hechos de violencia y de muerte, del avance de la droga y el delito del narcotráfico, de la corrupción y la ausencia de valores, que son heridas que nos debilitan, agreden y empobrecen socialmente. Esto, hoy, lo queremos hacer oración en Guadalupe”, afirmó.
El arzobispo santafesino indicó que “también es necesario dedicar un
tiempo de reflexión para encontrar las causas de estos males, ello nos
permitirá orientar los pasos y buscar certezas para crear las condiciones de
una sociedad más humana y solidaria. Aquí aparece el valor insustituible de la
familia como lugar privilegiado de amor y docencia. Ella no es algo mágico sino
una obra maestra que la debemos cuidar y construir”.
“Este debería ser -estimó- un desafío que nos comprometa a todos, en
primer lugar a las mismas familias que deben vivir con gratitud y
responsabilidad la verdad del amor que los ha unido y la vida que han
engendrado, pero también a quienes les corresponde en el ámbito social,
cultural y político, crear las condiciones que la acompañen en su camino. La
familia sigue siendo lo nuevo para la sociedad, por eso decíamos que es
profecía para la humanidad”.
Al finalizar esta celebración eucarística, monseñor Arancedo entregó la
imagen peregrina y misionera de la Virgen de Guadalupe a los responsables de
los diversos decanatos para que “los anime en la misión que venimos realizando
en toda la arquidiócesis”.
“El mejor regalo que le podemos ofrecer a nuestra Madre es comprometernos a ser sus misioneros, para llevar a nuestros hermanos la Palabra de su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo. Esto es lo que Ella siempre nos pide en el Evangelio”, concluyó.+
“El mejor regalo que le podemos ofrecer a nuestra Madre es comprometernos a ser sus misioneros, para llevar a nuestros hermanos la Palabra de su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo. Esto es lo que Ella siempre nos pide en el Evangelio”, concluyó.+
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