Un gesto con varios mensajes
Por: Sergio Rubin
Más allá del gesto que tuvo el Papa de agradecerle
al periodista Alfredo Leuco la carta abierta que le dirigió la semana pasada en
su programa radial -en la que este criticaba su decisión de recibir por cuarta
vez en el Vaticano a la presidenta Cristina Kirchner, en medio de la campaña
electoral-, su actitud y sus palabras conllevaron varios mensajes a todos los
argentinos, pero en especial a la Casa Rosada.
En primer lugar, mostró a un pontífice decidido a dialogar con quienes no piensan como él, en este caso en una cuestión puntual. Una práctica completamente ausente en el Gobierno, afecto a la confrontación y la descalificación de sus críticos.
En segundo lugar, Francisco pareció salir al cruce de quienes lo acusan de dejarse utilizar políticamente, al destacar “la mansedumbre, esa actitud tan ligada a la paciencia, a al escucha, a la ponderación y que -a veces- en el imaginario colectivo se confunde con la pusilanimidad”
En primer lugar, mostró a un pontífice decidido a dialogar con quienes no piensan como él, en este caso en una cuestión puntual. Una práctica completamente ausente en el Gobierno, afecto a la confrontación y la descalificación de sus críticos.
En segundo lugar, Francisco pareció salir al cruce de quienes lo acusan de dejarse utilizar políticamente, al destacar “la mansedumbre, esa actitud tan ligada a la paciencia, a al escucha, a la ponderación y que -a veces- en el imaginario colectivo se confunde con la pusilanimidad”
Finalmente, también pareció elogiar el tono de
Leuco, al citar una de las Bienaventuranzas: “Felices los mansos, porque
recibirán la tierra en gerencia”.
De paso, esto último, sonó como un tiro por elevación a los medios oficialistas y blogueros K que salieron a descalificar sin anestesia a Leuco por su carta.
De paso, esto último, sonó como un tiro por elevación a los medios oficialistas y blogueros K que salieron a descalificar sin anestesia a Leuco por su carta.
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