La misericordia no es contraria a la
justicia, explica el Papa Francisco
Papa Francisco en la celebración de Vísperas hoy. Foto: Elise Harris /
ACI Prensa.
VATICANO, 11 Abr. 15 / 02:45 pm (ACI).- En su Bula “Misericordiae vultus”, con
la que convocó hoy oficialmente el Jubileo Extraordinario de la Misericordia,
el Papa Francisco rechazó que haya una oposición entre esta y la justicia.
Además, el Santo Padre destacó que “la justicia por sí misma no basta, y
la experiencia enseña que apelando solamente a ella se corre el riesgo de
destruirla”.
El Jubileo de la Misericordia comenzará el 8 de diciembre de este año y
concluirá el 20 de noviembre de 2016.
A continuación, las palabras del Papa Francisco sobre la relación entre
justicia y misericordia:
La misericordia no es contraria a la justicia sino que expresa el
comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad
para examinarse, convertirse y creer. La experiencia del profeta Oseas viene en
nuestra ayuda para mostrarnos la superación de la justicia en dirección hacia
la misericordia.
La época de este profeta se cuenta entre las más dramáticas de la
historia del pueblo hebreo. El Reino está cercano de la destrucción; el pueblo
no ha permanecido fiel a la alianza, se ha alejado de Dios y ha perdido la fe
de los Padres. Según una lógica humana, es justo que Dios piense en rechazar el
pueblo infiel: no ha observado el pacto establecido y por tanto merece la pena
correspondiente, el exilio.
Las palabras del profeta lo atestiguan: “Volverá al país de Egipto, y
Asur será su rey, porque se han negado a convertirse” (Os 11,5). Y sin embargo,
después de esta reacción que apela a la justicia, el profeta modifica
radicalmente su lenguaje y revela el verdadero rostro de Dios: “Mi corazón se
convulsiona dentro de mí, y al mismo tiempo se estremecen mis entrañas. No daré
curso al furor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín, porque soy Dios,
no un hombre; el Santo en medio de ti y no es mi deseo aniquilar” (11,8-9).
San Agustín, como comentando las palabras del profeta dice: “Es más
fácil que Dios contenga la ira que la misericordia”.
Si Dios se detuviera en la justicia dejaría de ser Dios, sería como
todos los hombres que invocan respeto por la ley. La justicia por sí misma no
basta, y la experiencia enseña que apelando solamente a ella se corre el riesgo
de destruirla. Por esto Dios va más allá de la justicia con la misericordia y el
perdón.
Esto no significa restarle valor a la justicia o hacerla superflua, al
contrario. Quien se equivoca deberá expiar la pena. Solo que este no es el fin,
sino el inicio de la conversión, porque se experimenta la ternura del perdón.
Dios no rechaza la justicia. Él la engloba y la supera en un evento superior
donde se experimenta el amor que está a la base de una verdadera justicia.
Debemos prestar mucha atención a cuanto escribe Pablo para no caer en el
mismo error que el Apóstol reprochaba a sus contemporáneos judíos:
“Desconociendo la justicia de Dios y empeñándose en establecer la suya propia,
no se sometieron a la justicia de Dios. Porque el fin de la ley es Cristo, para
justificación de todo el que cree” (Rm 10,3-4).
Esta justicia de Dios es la misericordia concedida a todos como gracia
en razón de la muerte y resurrección de Jesucristo. La Cruz de Cristo, entonces, es el juicio de Dios sobre todos nosotros y
sobre el mundo, porque nos ofrece la certeza del amor y de la vida nueva.
Para leer el texto completo de la Bula de Convocación “Misericordiae
vultus”, puede ingresar a: https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-bula-del-papa-francisco-para-convocar-jubileo-de-la-misericordia-24882/
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