Papa Francisco: Humillarse es imitar a
Cristo y no masoquismo
Por Alvaro de Juana
VATICANO, 17 Abr. 15 / 11:19 am (ACI/EWTN Noticias).- Una invitación a no sembrar sentimientos de odio,
sino a ser humilde como Cristo lo fue; es lo que el Papa Francisco pidió en la
mañana de este viernes en la Misa en
la capilla de la Casa Santa Marta.
El
Papa reflexionó sobre si el hombre tiene capacidad de reaccionar de manera
cristiana en una situación difícil. Lo explicó meditando el episodio de los
Hechos de los Apóstoles donde los discípulos de Jesús son sometidos a un juicio
ante el Sanedrín, acusados de predicar el Evangelio que los doctores de la ley
no quieren oír.
Sin
embargo, un fariseo del Sanedrín, Gamaliel, de modo puro, sugiere que los dejen
actuar, porque sostiene que si la doctrina de los apóstoles “fuera de origen
humano, se aniquilaría”, mientras no sucedería si viniera de Dios.
El
Sanedrín “toma tiempo” y acepta. “Da tiempo al tiempo. Esto nos sirve a
nosotros, cuando tenemos malos pensamientos contra los demás, malos
sentimientos, cuando tenemos antipatía, odio, no los dejes crecer, detenerse,
dar tiempo al tiempo”, dijo Francisco.
El
Papa explicó que “el tiempo pone las cosas en armonía y nos hace ver lo justo
de las cosas. Pero si tú reaccionas en el momento de la furia, seguramente
serás injusto. Serás injusto. Y también te hará mal a ti mismo. Éste es un
consejo: el tiempo, el tiempo en el momento de la tentación”.
Hablando
de los resentimientos, aseguró que si lo alimentamos es inevitable que se
estalle “en el insulto, en la guerra” y “con estos malos sentimientos contra
los demás, luchamos contra Dios”, mientras “Dios ama a los demás, ama la
armonía, ama el amor, ama el diálogo, ama caminar juntos”.
También
“a mí me sucede”, admitió el Santo Padre. “Cuando una cosa no gusta, el primer
sentimiento no es de Dios, es malo, siempre”. “Detengámonos en cambio -pidió– y
demos espacio al Espíritu Santo”, para que “nos haga llegar a lo justo, a la
paz”.
El
Pontífice comentó que “el orgullo de los primeros te lleva a querer matar a los
demás, la humildad, también la humillación, te lleva a asemejarte a Jesús. Y
esto es algo que no pensamos. En este momento en el que tantos hermanos y
hermanas nuestros son martirizados por el nombre de Jesús, ellos están en este
estado, tienen en este momento la alegría de haber sufrido ultrajes, incluso la
muerte, por el nombre de Jesús. Para huir del orgullo de los primeros, sólo
existe el camino de abrir el corazón a la humildad y a la humildad jamás se llega
sin la humillación. Esto es algo que no se entiende naturalmente. Es una gracia
que debemos pedir”.
Francisco
habló de la “imitación de Jesús”, de “tantos hombres y mujeres que padecen
humillaciones cada día y por el bien de su propia familia” y “cierran la boca, no hablan, soportan por amor
de Jesús”:
“Y
ésta es la santidad de la Iglesia, esta alegría que da la humillación, no porque la
humillación sea bella, no, eso sería masoquismo, no: porque con esa humillación
tú imitas a Jesús. Dos actitudes: el de la cerrazón que te lleva al odio, a la
ira, a querer matar a los demás y el de la apertura a Dios por el camino de
Jesús, que deja que las humillaciones te lleguen, incluso aquellas fuertes, con
esta alegría interior porque tienes la seguridad de estar en el camino de
Jesús”.
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