lunes, 1 de diciembre de 2014

La Palabra de Dios, la oración y la caridad, claves durante el Adviento
Sabado 29 Nov 2014 | 16:51 pm Santa Fe (AICA): El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, pidió que en el tiempo de Adviento, que se inicia este domingo, “sepamos disponer la apertura de nuestro espíritu para que el Señor pueda ingresar en nuestras vidas”. Advirtió que no vivir a la espera es “un peligro constante en la vida del cristiano, por ello necesitamos de un renovado espíritu de búsqueda y conversión”. Ante la pregunta de cómo o dónde descubrimos al Señor para prepararse para este encuentro, el prelado se refirió a tres realidades o lugares: “La Palabra de Dios, la oración y la caridad”.
El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, pidió que en el tiempo de Adviento que se inicia “sepamos disponer la apertura de nuestro espíritu para que el Señor pueda ingresar en nuestras vidas”.

El prelado señaló que “sólo es posible un clima de preparación cuando uno está a la espera de algo o de alguien” y advirtió que “el que no vive a la espera no tiene capacidad de preparación, le resulta difícil, parecería que no tiene necesidad de un encuentro o de recibir algo. Se siente satisfecho. Este es un peligro constante en la vida de un cristiano, por ello necesitamos de un renovado espíritu de búsqueda y conversión”.

“En esa búsqueda del Señor, a quien ya lo conocemos, descubrimos que Él nos invita a un encuentro siempre nuevo. Aquí comienza un camino de conversión y crecimiento. Por otra parte, no podemos renunciar a algo sino no hemos encontrado primero ese tesoro que da un sentido nuevo a la vida. La renuncia al pecado es un aspecto central en la conversión, pero diría que no es lo primero sino que viene luego de haberlo descubierto al Señor”, subrayó.

Ante la pregunta de cómo o dónde descubrimos al Señor para prepararse para este encuentro, monseñor Arancedo se refirió a tres realidades o lugares: “La Palabra de Dios, la oración y la caridad”.

“La Palabra es el primer lugar de encuentro con un Dios que habló. Acercarnos a los evangelios y leerlos con un corazón abierto es un camino seguro de encuentro con él. Luego la oración, que surge como respuesta a esa palabra que el Señor me dirige. En ella comienza un diálogo único y personal con el Señor que va creando una disponibilidad interior, una sensibilidad para las cosas de Dios y para el cambio de vida. Y la caridad que es servir a Jesucristo allí donde él nos espera, sea en el que sufre, en el enfermo, en el pobre”, precisó.

“Volvamos a leer pausadamente el pasaje donde los discípulos le preguntan al Señor, ¿dónde te vimos?, y él responde: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’. Como vemos no es difícil descubrir y encontrarnos con el Señor”, concluyó.+ 


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