EL SUEÑO DE MARÍA
Hace días leí un relato
que me llegó por Internet sobre “un sueño” que tuvo la Santísima Virgen María.
Es un cuento que nos puede llevar a la reflexión y preguntarnos: ¿Viviremos la
Navidad con el sentido que tiene verdaderamente?
A continuación copio el
relato:
“Tuve un sueño, José… no
lo pude comprender, realmente no, pero creo que se trataba del nacimiento de
nuestro Hijo; creo que sí era acerca de eso. La gente estaba haciendo los
preparativos con seis semanas de anticipación. Decoraban las casas y
compraban ropa nueva. Salían de compras muchas veces y adquirían
elaborados adornos y regalos.
Era muy peculiar, ya que
todos los regalos no eran para nuestro Hijo. Los envolvían con hermosos
papeles y los ataban con preciosos lazos, todo lo colocaban debajo de un
árbol. Había una figura en lo alto del árbol, me parecía ver una estrella
o un ángel, ¡oh! era verdaderamente hermoso.
Toda la gente estaba
feliz y sonriente. Todos estaban emocionados por los regalos; se los
intercambiaban unos con otros José, pero no quedó alguno para nuestro Hijo.
¿Sabes? creo que ni siquiera lo conocen, pues nunca mencionaron su nombre; ¿no
te parece extraño que la gente se meta en tantos problemas para celebrar el
cumpleaños de alguien que ni siquiera conocen?
Tuve la extraña sensación
que si nuestro Hijo hubiera estado en la celebración, hubiese sido un intruso
solamente. Todo estaba tan hermoso José y todos tan felices, pero yo
sentí enormes ganas de llorar. Qué tristeza para Jesús no querer ser
deseado en su propia fiesta de cumpleaños. Estoy contenta porque solo fue
un sueño. Pero qué terrible José, si esto hubiera sido realidad”.
Este irónico cuento
refleja en cierto modo lo que se ha convertido la Navidad para algunos, aún
para algunos quienes dicen llamarse cristianos.
La Navidad es un tiempo
hermoso para compartir con nuestros familiares y amigos (comida, regalos, etc.),
pero lo más importante es entender que en este tiempo Jesucristo nos está
esperando con los brazos abiertos (así como lo vemos en la cunita del pesebre)
para renacer y brillar en nuestro corazón. Para que con nuestra
preparación y conversión personal la gracia de Dios actúe en nosotros.
Navidad es un tiempo
maravilloso para recordar que Dios, quien nos ama con un corazón inmenso a cada
uno de nosotros, mandó a su Hijo en forma de hombre, para que nos diera su
ejemplo y nos enseñara el Camino que debemos seguir para poder ser felices en
esta tierra. Dios nos mandó a su Hijo amado para que viniera a salvarnos
del pecado.
Eso no se nos debe
olvidar nunca. Y eso es lo principal de la Navidad: aprovechar este
tiempo para prepararnos internamente lo mejor posible aprovechando los
sacramentos de la confesión, de la eucaristía, etc., que nos limpiarán y
adornarán el alma para recibir lo mejor que podamos al Niño Dios. Lo
demás son añadidos que uno agrega para celebrar la gran fiesta de cumpleaños
del Niño Jesús.
Yo le doy gracias a Dios
que aquí en Venezuela tenemos la bella costumbre que en Navidad muchos de
nuestros niños y jóvenes se preparan también, ya sea en los colegios o en las
parroquias, llevando regalos a niños enfermos o con necesidades. Esta Navidad
vi nuevamente cómo cientos de ellos aprovecharon sus vacaciones para irse a
lugares pobres del país a repartir miles de juguetes y bolsas de
alimentos. Esa es una costumbre navideña maravillosa que se inculca en
muchos de nuestros hogares desde que los niños empiezan a tener conciencia.
También otra costumbre
muy bella que nos recuerda la razón de la Navidad, es la de hacer lindos
pesebres en los hogares, parroquias, centros comerciales, hospitales,
alcabalas, parques, etc. Para los niños es un momento inolvidable su
participación en esa tarea donde les encanta sacar y poner las ovejitas, la
mula, el buey, etc. ¡Y qué ilusión para ellos es buscar al Niñito Jesús,
que tenemos escondido, para ponerlo en el pesebre el 24 en la noche, a las
12:00 pm!
¡Que no se nos olvide
nunca que el agasajado principal el 25 de diciembre es el Niño Jesús! El
Niño Dios nos quiere demasiado y desde el cielo estará muy contento viendo cómo
nuestras familias le dan el puesto que Él se merece. Estoy segura que la
Sagrada Familia se deleitará con nuestros lindos aguinaldos, ese es un regalo
hermoso que les podemos ofrecer. Sentarnos todos alrededor del nacimiento
y cantar aguinaldos con nuestro cuatro, furruco y maracas es algo inolvidable
que siempre recordarán en nuestras familias y que luego se transmitirá de
generación en generación.
El Niño Jesús se
encargará de mandarnos miles de bendiciones para que podamos seguir caminando
en esta tierra, donde Él nos ha puesto a cada uno de nosotros, para que lo
amemos sobre todas las cosas y amemos a todos a quienes tenemos a nuestro
alrededor.
¡Feliz Navidad y que Dios
y la Santísima Virgen nos colmen de abundantes gracias y bendiciones a todos
los hijos de Dios en esta tierra!
María Denisse Fanianos de
Capriles
mariadenissecapriles@gmail.com
@VzlaEntrelineas
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