Virgen de Guadalupe derriba ídolos e
ideologías mundanas, dice Papa Francisco
La Misa celebrada en la Basílica de San Pedro por la fiesta de la Virgen
de Guadalupe (Foto Daniel Ibáñez / ACI Prensa)
VATICANO, 12 Dic. 14 / 03:27 pm (ACI).- En la Misa criolla en la que participaron esta tarde
miles de personas en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco hizo una reflexión
sobre la Virgen de Guadalupe y el canto de alabanza del Magnificat, que
derriba los ídolos como el poder así como los ídolos y las jerarquías del
mundo.
En
su homilía, pronunciada íntegramente en español, el Santo Padre dijo que “en
las maravillas que ha realizado el Señor en María, Ella reconoce el estilo y el
modo de actuar de su Hijo en la historia de la salvación. Trastocando los
juicios mundanos, destruyendo los ídolos del poder, de la riqueza, del éxito a
todo precio, denunciando la autosuficiencia, la soberbia y los mesianismos
secularizados que alejan de Dios, el cántico mariano confiesa que Dios se
complace en subvertir las ideologías y jerarquías mundanas”.
Por
intercesión de la Virgen de Guadalupe, dijo luego el Pontífice, “la fe
cristiana fue convirtiéndose en el más rico tesoro del alma de los pueblos
americanos, cuya perla preciosa es Jesucristo”.
Este
patrimonio, resaltó, “se transmite y manifiesta hasta hoy en el bautismo de
multitudes de personas, en la fe, esperanza y caridad de muchos, en la
preciosidad de la piedad popular y también en ese ethos de los pueblos que se
muestra en la conciencia de dignidad de la persona humana, en la pasión por la
justicia, en la solidaridad con los más pobres y sufrientes, en la esperanza a
veces contra toda esperanza”.
El
Papa recordó luego que “América Latina es el ‘¡continente de la esperanza!’,
porque de ella se esperan nuevos modelos de desarrollo que conjuguen tradición
cristiana y progreso civil, justicia y equidad con reconciliación, desarrollo
científico y tecnológico con sabiduría humana, sufrimiento fecundo con alegría
esperanzadora”.
“Solo
es posible custodiar esa esperanza con grandes dosis de verdad y amor,
fundamentos de toda la realidad, motores revolucionarios de auténtica vidanueva”, agregó.
El
Pontífice hizo luego votos para que Santa María de Guadalupe “conduzca de la
mano a todos los hijos que peregrinan en estas tierras al encuentro de su Hijo,
Jesucristo, Nuestro Señor, presente en la Iglesia,
en su sacramentalidad, y especialmente en la Eucaristía, presente en el tesoro
de su Palabra y enseñanzas, presente en el santo pueblo fiel de Dios, en los
que sufren y en los humildes de corazón. Que así sea. ¡Amén!”
La
Misa criolla
Ya
desde primera hora de la tarde, miles de personas recorrían los alrededores de
la Plaza de San Pedro y hacían fila para pasar los controles de seguridad y
acceder al interior de la Basílica.
La
misa comenzó a las 18 horas, ya cuando en Roma no había luz y la ciudad
aparecía de noche. Sin embargo, en el interior de la Basílica todo fue luz y
alegría para celebrar esta festividad junto a estas miles de personas de latino
América que quisieron participar.
La
música también fue uno de los elementos que marcaron la celebración y la
dotaron de una gran solemnidad, pero a la vez de un júbilo contagioso. La
solista que interpretó los cantos compuestos por el célebre Ariel Ramírez fue
la popular argentina Patricia Sosa.
Los
cantos fueron dirigidos por el hijo de Ramírez, Facundo Ramírez, y su grupo
musical, y contó con la colaboración del Coro romano “Música Nueva”. Un
charango, varias guitarras, una caja de percusión y otros instrumentos dieron
las notas festivas de la noche e hicieron las delicias de los presentes.
La
primera lectura y el salmo responsorial proclamados durante la liturgia de la
palabra fueron en español, y la segunda lectura en portugués. El Evangelio que
se proclamó fue el de la Visitación de Isabel a la Virgen María, que se reza
también en la oración del Magnificat.
Las
peticiones o intenciones que se leyeron después de la homilía fueron en
español, portugués, inglés, francés, italiano y en lengua Nahuatl, que fue el
empleado por la Virgen cuando se le apareció a Juan Diego, el indígena que con
el que conversó y que fue canonizado por San Juan Pablo II.
Durante
la comunión, los coros interpretaron dos canciones, una de ellas la popular
“Pescador de hombres” compuesta por el sacerdote español Cesáreo Gabaráin y que
tanto gustaba a San Juan Pablo II.
La
Misa finalizó con el tradicional y emocionante canto de la Guadalupana que fue
cantado con fervor en la Basílica y puso el broche final a una histórica
celebración en el Vaticano. El Papa Francisco en ese momento se situó frente a
un gran lienzo de la Virgen de Guadalupe que estaba junto al altar, orando
frente a la Madre y mientras muchos fieles agitaban banderas de sus países de
procedencia de América.
Antes
de concluir la eucaristía, al Papa Francisco le presentaron una rosa de plata
de la iniciativa “Carrera de la rosa de plata” que cada año va desde Canadá
hasta México y es puesta a los pies de la Virgen de Guadalupe al final del
recorrido con las intenciones de miles de personas.
La
ceremonia fue concelebrada por 750 sacerdotes, la mayoría latinoamericanos que
viven o estudian en Roma y cinco cardenales del
continente: el mexicano Norberto Rivera Carrera; el brasileño Raymundo
Damasceno Assis, el chileno Francisco Errázuriz, el canadiense Marc Ouellet y
el estadounidense Sean O'Malley.
Para
leer la homilía completa del Papa, ingrese a: https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-homilia-del-papa-francisco-en-la-misa-por-la-virgen-de-guadalupe-72071/
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