Papa Francisco: Vivamos una Navidad
“verdaderamente cristiana, libres de toda mundanidad”
VATICANO, 21 Dic. 14 / 10:21 am (ACI/EWTN Noticias).- Al presidir hoy el rezo del Ángelus en el cuarto y
último domingo de Adviento,
a pocos días de Navidad, el Papa Francisco invitó a los fieles a vivir una
Navidad “verdaderamente cristiana”, al tiempo que señaló a María y a José como
ejemplos de cómo recibir a Jesús en nuestras almas.
El
Santo Padre indicó que “hoy, cuarto y último Domingo de Adviento, la liturgia
quiere prepararnos a la Navidad, ya a las puertas, invitándonos a meditar el
relato del anuncio de Ángel a María. El Arcángel Gabriel revela a la Virgen la
voluntad del Señor, que ella se convierta en la madre de su Hijo unigénito:
‘Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será
grande y será llamado Hijo del Altísimo’.
“Fijemos
la mirada sobre esta sencilla muchacha de Nazaret, en el momento en que se
vuelve disponible al mensaje divino con su ‘sí’; captamos dos aspectos
esenciales de su actitud, que es para nosotros modelo de cómo prepararse a la
Navidad”.
Según
cita Radio Vaticano, el Papa destacó “ante todo” la fe de María, “que consiste
en escuchar la Palabra de Dios para abandonarse a esta Palabra con plena
disponibilidad de mente y de corazón”.
“Al
responder al Ángel María dijo: ‘Yo soy la sierva del Señor, que se cumpla en mí
lo que has dicho’. En su ‘sí’ lleno de fe, María no sabe por cuáles caminos
deberá aventurarse, cuáles dolores deberá padecer, cuáles riesgos afrontar.
Pero es consciente que es el Señor quien pide y ella se fía totalmente de Él,
se abandona a su amor. Ésta es la fe de María”.
Francisco
señaló que “otro aspecto es la capacidad de la Madre de Cristo de reconocer el
tiempo de Dios. María es aquella que ha hecho posible la encarnación del Hijo
de Dios, ‘revelando un misterio que fue guardado en secreto desde la
eternidad’”.
María,
subrayó el Santo Padre, “ha hecho posible la encarnación del Verbo gracias
precisamente a su ‘sí’ humilde y valiente. María nos enseña a comprender el
momento favorable en que Jesús pasa por nuestra vida y pide una respuesta rápida y generosa”.
“Y
Jesús pasa. En efecto, el misterio del nacimiento de Jesús en Belén, que se
produjo históricamente hace ya más de dos mil años, se produce como evento
espiritual, en el ‘hoy’ de la Liturgia”.
Francisco
aseguró que “el Verbo, que encontró morada en el seno virginal de María, en la
celebración de la Navidad viene a llamar nuevamente al corazón de cada
cristiano. Pasa y llama. Cada uno de nosotros está llamado a responder, como
María, con un ‘sí’ personal y sincero, poniéndose plenamente a disposición de
Dios y de su misericordia, de su amor”.
“Eh,
cuántas veces Jesús pasa por nuestra vida. Y cuántas veces nos envía un ángel.
Y cuántas veces no nos damos cuenta, porque estamos tan ocupados e inmersos en
nuestros pensamientos, en nuestros asuntos e incluso, en estos días, en nuestra
preparación de la Navidad, que no nos damos cuenta que Él pasa y llama a la
puerta de nuestro corazón pidiendo acogida, pidiendo un ‘sí’, como el de
María”.
El
Santo Padre recordó que “in santo decía: ‘Tengo temor de que el Señor pase’.
¿Saben por qué tenía temor? Temor de no darse cuenta y dejarlo pasar”.
“Cuando
nosotros sentimos en nuestro corazón: ‘Pero yo querría ser más bueno, más
buena, me he arrepentido de esto que he hecho’, aquí está precisamente el Señor
que llama, que te hace sentir ganas de ser mejor, las ganas de permanecer más
cerca de los demás, de Dios”.
“Si
tú sientes esto, detente. Allí está el Señor. Y ve a rezar, tal vez a la
Confesión. A limpiar un poco el orujo. Eso hace bien. Pero acuérdate bien, si
tú sientes esas ganas de mejorar, es Él quien llama. No lo dejes pasar”.
El
Papa destacó que “en el misterio de la Navidad, junto a María está la silenciosa
presencia de San José, tal como es representada en todo pesebre, también en el
que pueden admirar aquí, en la Plaza de San Pedro”.
“El
ejemplo de María y de José es para todos nosotros una invitación a recibir
acoger, con total apertura del alma a Jesús, que por amor se ha hecho nuestro
hermano”.
Jesús,
dijo, “viene a traer al mundo el don de la paz: ‘En la tierra, paz a los
hombres que él ama’, como anunciaron a coro los ángeles a los pastores. El don
precioso de la Navidad es la paz, y Cristo es nuestra paz verdadera. Y Cristo
llama a nuestros corazones para darnos la paz. La paz del alma. Abramos las
puertas a Cristo”.
“Nos
encomendamos a la intercesión de nuestra Madre y de San José, para vivir una
Navidad verdaderamente cristiana, libres de toda mundanidad, dispuestos a
acoger al Salvador, el Dios-con-nosotros”, concluyó.
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