Ecología: un desafío de todos
Por: P. Guillermo Marcó
VALORES RELIGIOSOS
22 DE JULIO DE 2015: Nadie puede acusar al Papa
Francisco de no actualizarse en el planteo de problemáticas globales como el
medio ambiente. En ese sentido, debemos celebrar su actitud de destacar a
través de una encíclica -Laudio si (“Alabado seas”)- la necesidad de cuidar
nuestra casa común, sobre todo con el fin de prevenir una catástrofe por el
calentamiento global. Si bien la encíclica fue recibida con entusiasmo por el
mundo científico, que ve una apertura de la Iglesia hacia el tratamiento de
esta problemática, despertó críticas de sectores que defienden la
industrialización y el beneficio del consumo para salir de la pobreza de muchas
poblaciones. Francisco afirma: “más allá de cualquier previsión catastrófica,
es cierto que el actual sistema mundial es insostenible”.
Hace unos días, leía en el sitio italiano Vatican Insider que “las tesis e
hipótesis de Francisco, son tildadas de imprudentes por el padre Robert Sirico,
presidente del Acton Institute, un ‘think tank’ cuyo objetivo es la promoción
de una sociedad libre, virtuosa y humana mediante la reflexión profunda sobre
el vínculo entre la fe y la libertad. Este instituto, de hecho, apoya la
absoluta libertad del mercado y de los mercados como solución para los
problemas del mundo y trata de relacionarla con la doctrina social de la
Iglesia”.
En la
encíclica Francisco expone un panorama realista. A la vez que advierte acerca
de “la sumisión de la política a la tecnología y a las finanzas” y denuncia que
“muy facilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y a
manipular la información para no ver afectados sus proyectos. Los poderes
económicos -afirma- continúan justificando el actual sistema mundial, donde
priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera, y hoy cualquier
cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses
del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta”.
El presidente del Acton Institute reivindica el capitalismo por considerar que “ha estimulado la mayor reducción de la pobreza global de la historia mundial”. Y, en base a datos de la Organización Internacional del Trabajo, afirma que el número de personas que viven con $1,25 al día pasó de 811 millones en 1991 a 375 millones en 2013. La creación de riqueza -añade- puede disminuir la pobreza; y la pobreza y la explotación a menudo van de la mano”.
El presidente del Acton Institute reivindica el capitalismo por considerar que “ha estimulado la mayor reducción de la pobreza global de la historia mundial”. Y, en base a datos de la Organización Internacional del Trabajo, afirma que el número de personas que viven con $1,25 al día pasó de 811 millones en 1991 a 375 millones en 2013. La creación de riqueza -añade- puede disminuir la pobreza; y la pobreza y la explotación a menudo van de la mano”.
Las
críticas del Papa no responden sólo a su juicio: el evangelio promueve una
austeridad de vida y la ayuda generosa hacia los pobres. El capitalismo mira a
la renta y para generarla crea trabajo y este -que debe ser digno- genera en
las personas deseos de mejorar su calidad de vida. Así, al incentivarse el
consumo, se genera más trabajo, pero a la vez aquel y la industria contaminan y
muchas veces dejan al planeta exhausto de recursos.
Queremos
celulares que usan batería de litio y electricidad que se transmite por cables
de cobre, y movernos en medios de transporte que emplean combustibles fósiles,
todos contaminantes. Habrá que encontrar, pues, un equilibrio porque -como dice
el Papa- nadie quiere volver a la época de las cavernas. Y porque incentivar el
con- sumo genera trabajo, y eso es mejor que la ayuda social o la dádiva a los
pobres, que termina siendo una forma de esclavitud: “Ganarás el pan con el
sudor de tu frente”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario