sábado, 25 de julio de 2015

ECOS DE LA PALABRA - XVII DOMINGO ORDINARIO

 

Lecturas de la Misa
Domingo 26 de Julio de 2015
XVII Domingo Ordinario
Primera Lectura
II Reyes 4:42-44
42Vino un hombre de Baal Salisa y llevó al hombre de Dios primicias de pan, veinte panes de cebada y grano fresco en espiga; y dijo Eliseo: «Dáselo a la gente para que coman.»43Su servidor dijo: «¿Cómo voy a dar esto a cien hombres?» El dijo: «Daselo a la gente para que coman, porque así dice Yahveh: Comerán y sobrará.»44Se lo dio, comieron y dejaron de sobra, según la palabra de Yahveh.


Salmo Responsorial
Salmo 145:10-11, 15-18
10Te darán gracias, Yahveh, todas tus obras y tus amigos te bendecirán;11dirán la gloria de tu reino, de tus proezas hablarán,15Los ojos de todos fijos en ti, esperan que les des a su tiempo el alimento;16abres la mano tú y sacias a todo viviente a su placer.17Yahveh es justo en todos sus caminos, en todas sus obras amoroso;18cerca está Yahveh de los que le invocan, de todos los que le invocan con verdad.


Segunda Lectura
Efesios 4:1-6
1Os exhorto, pues, yo, preso por el Señor, a que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados,2con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor,3poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.4Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados.5Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,6un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.


Evangelio
Juan 6:1-15
1Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades,2y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos.3Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos.4Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos.5Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: «¿Donde vamos a comprar panes para que coman éstos?»6Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer.7Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco.»8Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro:9«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?»10Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente.» Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000.11Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.12Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda.»13Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.14Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.»15Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.

DECIMO SEPTIMO DOMINGO
EN TIEMPO ORDINARIO
(Julio 26, 2015)

"Dios no creo la muerte, Dios no se regocija con la destrucción de los vivos” 
Pongamos nuestras vidas en manos de Jesús con total confianza 

Perspectiva Salesiana

San Francisco de Sales dice en la Introducción a la Vida Devota que hay dos clases de personas que deben estar en comunicación frecuente: aquellos que son fuertes, para que no se vuelvan débiles, y quienes son débiles, para que se hagan fuertes; los enfermos para que su salud sea restaurada, y quienes gocen de salud, para que no caigan en la enfermedad. 

San Francisco nos dice que debemos tener confianza en Dios: Dejen en manos de la amada providencia de Dios todo aquello que les resulte doloroso y crean firmemente que El los conducirá con dulzura, que guiará sus vidas y todos sus asuntos: “Cuando nos enfrentemos a una persecución, o a una contradicción que nos amenaza con convertirse en un gran problema, debemos retirarnos, debemos refugiarnos, y nuestros afectos, bajo la Santa Cruz, con la creencia verdadera de que todo tendrá un buen fin para aquellos que aman a Dios”. 

Un día una mujer común y corriente decidió adentrarse en una comunidad donde las personas experimentaban un ciclo constante de pobreza y crueldad. Ella observó la difícil situación de todas aquellas personas menos afortunadas que ella y decidió que necesitaba, hacer algo al respecto y personalmente. Entonces tomó todo lo que poseía y decidió rentar un viejo edificio con un piso de tierra. El edificio no era necesariamente agradable a la vista, pero era un comienzo para el trabajo que ella sintió que debía comenzar. Al día siguiente la mujer caminó por todo el vecindario ofreciendo clases para los niños. Utilizó el edificio como su salón de clases. No tenía libros, ni escritorios, tampoco sillas ni mesas. Su tablero era el piso de tierra. Lo alisaba con un viejo trapo viejo y utilizaba una vara para escribir en él. Esta fue la forma en que esta mujer lucho en contra de la pobreza y la crueldad a su alrededor.

A los ojos de un observador casual puede parecer una respuesta patética y minúscula ante tal grado de sufrimiento humano, pero ella depositó su confianza en Dios. 

¿Qué ocurrió con la mujer y su iniciativa? Hoy en día existen alrededor de ochenta escuelas completamente equipadas, trescientos dispensarios, setenta clínicas para leprosos, treinta hogares para los moribundos, treinta hogares para los niños abandonados, y cuarenta mil voluntarios alrededor del mundo que continúan la labor que esta singular mujer comenzó. 

Esta mujer era la Madre Teresa. 

No existe una mejor historia para ilustrar el punto de la primera lectura y de la lectura del Evangelio para hoy. El muchacho le dio todo lo que tenía a Jesús, y Jesús hizo todo lo demás. Pongamos lo poco que tengamos en manos de Jesús con total confianza. El nos aceptará, nos bendecirá y hará que nuestras vidas crezcan muy por encima de nuestras más grandes expectativas. Es de este modo que experimentamos –de primera mano – la importancia de lo insignificante. 

El Padre Michael S. Murray, OSFS es el Director Principal del Centro Espiritual De Sales. 


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