Mons. Arancedo:
“Hablar y acompañar al pobre es un tema evangélico”
Santa Fe (AICA) Sabado 18 Jul 2015 | 09:52 am: El arzobispo de Santa Fe
de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, diferenció la compasión que es
“apertura, sensibilidad y capacidad de ponerse en el lugar del otro” del
egoísmo en el que “no hay lugar para los demás” y “lleva a un individualismo
que aísla y empobrece espiritualmente”. “¡Cuánta gente tiene un conocimiento
estadístico de las necesidades que hay, pero que pocos se acercan al que sufre!
Hablar de la pobreza es un tema sociológico e incluso ético, hablar y acompañar
al pobre es un tema evangélico”, advirtió.
“La compasión parte de un ver, de un
conocimiento de la realidad que lo lleva a identificarse con ella y a
comprometerse. La compasión integra el conocimiento con el amor. La compasión
no es algo ciego, supone el conocimiento, pero no nos deja como espectadores de
lo que vemos sino que nos mueve a responder a ese dolor o ausencia que vemos.
El otro pasa a ser mi prójimo no un extraño”, diferenció el arzobispo de Santa
Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, en su reflexión
semanal.
“La
compasión nos habla de apertura, sensibilidad y capacidad de ponerse en el
lugar del otro. A partir de ello es posible el gesto oblativo de darse y asumir
el problema del hermano”, sostuvo y advirtió: “Lo que se opone a la compasión
es el egoísmo que nos tiene como centro excluyente de nuestra vida y
preocupaciones. Nos hacemos objeto de nosotros mismos, no hay lugar para los
demás. Esto lleva a un individualismo que nos aísla y empobrece
espiritualmente”.
El
prelado destacó que “Jesucristo, en cambio, vio y se identificó con el dolor de
su hermano, salió de sí para acompañar al otro” e insistió en afirmar que “la
compasión no es un sentimiento de lástima sino un gesto superior de la
caridad”.
“¡Cuánta
gente tiene un conocimiento estadístico de las necesidades que hay, pero que
pocos se acercan al que sufre! Hablar de la pobreza es un tema sociológico e
incluso ético, hablar y acompañar al pobre es un tema evangélico”, aseguró y
recordó que “cuando san Pablo nos dice: ‘Tengan los mismos sentimientos de
Cristo Jesús’, nos están diciendo sean compasivos con el que sufre”.
Monseñor
Arancedo indicó, además, que la paz es misión del auténtico pastor y destacó
que “esto lo vemos muy claro hoy en el testimonio de Francisco”.
“Un signo
de su presencia es el encuentro, el diálogo y la solidaridad como expresión de
un camino hacia la paz. A ello se opone la indiferencia que crea distancia, el
individualismo que corta lazos de pertenencia, las ideologías que no parten del
valor único de cada persona y el ejercicio del poder cuando no está al servicio
del bien común. El pastor no es un líder que busca adhesiones, es un testigo
que valora la existencia del otro, que crea relaciones y orienta a la
comunión”, concluyó.+
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