jueves, 30 de julio de 2015

IGLESIAS ARGENTINAS DE EXPORTACION

Tres dimensiones: Iglesias argentinas de exportación
Valores Religiosos, 30 de julio de 2015
En 65 años, curas salesianos proyectaron 700 edificios como la basílica en la que bautizaron a Francisco y otras para EE.UU. Manejaron la única oficina técnica de arquitectura religiosa que hubo en el país. La conducía el sacerdote Ernesto Vespignani.


Almagro. María Auxiliadora. Basílica diseñada por Vespignani, y en la que cantó Gardel.
Me llama el profesor Juan Antonio Lázara, un estudioso de la arquitectura eclesiástica que ya descubrió a un prolífico arquitecto argentino que construyó, él solito, 36 iglesias en sólo 8 años (1944-1959). Ahora, Lázara tiene otro descubrimiento: una oficina argentina que llevó adelante 700 iglesias y colegios en todo el país y que llegó a exportar proyectos a El Salvador, Paraguay, Uruguay, Perú, Nicaragua, Costa Rica y los Estados Unidos.
“El mes pasado me tropecé con unas cajas olvidadas en un viejo archivo eclesiástico”, me dice misterioso Lázara, y agrega: “Como sabrás, en el 55 se quemó el archivo del arzobispado, pero revolviendo depósitos, encontré datos de la única oficina técnica de arquitectura religiosa que hubo en la Argentina, conducida por el sacerdote Ernesto Vespignani y continuada por el argentino Florencio Martinez”.
Lázara sostiene que el cura italiano (1861-1925) se preparó en arquitectura por indicación directa del mismísimo San Juan Bosco y que el mismo Santo lo mandó para acá con una gran misión: crear la imagen de la congregación. “Vespignani no era arquitecto, pero en Buenos Aires, la Sociedad Central de Arquitectos lo mandó a pedir el diploma a la Universidad porque acreditaba la idoneidad suficiente”, me explica el profesor Lázara.
En esa época, fines del siglo 19 y principios del 20, los salesianos estaban en auge en Italia. Pero, en América, tenían que competir con congregaciones más viejas como la de los jesuitas y franciscanos
“Vespignani llegó en 1901 al país con la misión de construir iglesias para los salesianos y, de la nada, armó una oficina que hizo obras para su congregación y muchas otras”, me dice el profesor.
Vespignani fue un adelantado para su época, se destacó en ingeniería y arquitectura introduciendo el hormigón armado en la arquitectura religiosa argentina. Las bóvedas de la Catedral de Luján, por casos, fueron calculadas por Vespignani y participó en la construcción de la Catedral de La Plata
Hoy, este cura constructor es conocido por varias obras notables y otras anecdóticas. Por ejemplo, él le tomó los primeros votos del sacerdocio al padre Lorenzo Massa, fundador de San Lorenzo de Almagro. En el mundo de la arquitectura se lo conoce por ser autor de la iglesia más grande de la ciudad, la Basílica Nuestra Señora de Buenos Aires, en Avenida Gaona al 1700. Además, hizo la enorme Basílica de San Carlos Borromeo y María Auxiliadora donde fue bautizado Jorge Bergoglio, el actual Papa Franciso y en la que cantó el mismísimo Carlos Gardel.
La oficina de Vespignani también proyectó el Santísimo Sacramento, la iglesia que está detrás del Edificio Kavanagh, en Plaza San Martín. “Es mas conocido por esas enormes obras y menos por otros cientos de proyectos en el interior y en el exterior”, se lamenta Lázara, y afirma que, si bien la actuación del cura se limita al primer cuarto de siglo XX, la oficina de arquitectura que organizó, y los discípulos que formó, continuaron otros veinticinco años más produciendo bajo la influencia de sus mismos principios.
Leé también: "El especialista en clonar iglesiasDecidido a implantar la marca salesiana, Vespignani tomó como modelo el palazzo renacentista con patio central y galerías para construir escuelas. Pero, para las iglesias, prefirió el neorrománico ecléctico, un estilo medieval de paredes gruesas y arcos curvos con una ornamentación recargada que le permitía representar la diversidad cultural argentina. Ese estilo “tolerante” y abierto a la diversidad dista mucho de las ideas de uniformidad que campearon en la Argentina a partir del 30 y que dieron origen a una arquitectura más opresiva e igualadora.
La oficina de Vespignani llegó a exportar proyectos. En 1936, por caso, envió a New Rochelle, Nueva York, Estados Unidos, el proyecto de dos colegios y, al año siguiente, los planos de una casa de formación a Richmond, California.
Pero la extraordinaria productividad de la oficina de Vespignani se basaba en la sistematización y la repetición. Por ejemplo, los colegios para New York eran copias de otros construidos en Curuzú Cuatiá y en la ciudad de Corrientes. En cambio, el proyecto para Richmond fue realizado especialmente por Florencio Martínez desde las oficinas de Buenos Aires aunque parece que nunca fue pagado. “El padre Martínez no era arquitecto, pero dirigió el estudio de su maestro 37 años después de su muerte, entre 1925 y 1962. Cuando lo cerró, acomodó toda la historia de la oficina en las cajas que encontré en la Inspectoría Salesiana por casualidad el mes pasado”, concluye Lázara.

Fuente: diario Clarín 


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