lunes, 20 de julio de 2015

LA COMUNION A LOS DIVORCIADOS, PROPUESTA IMPOSIBLE


«UN PASTOR NO DEBE DECIDIR CON BASE EN LOS APLAUSOS DE LOS MEDIOS»

Monseñor Gänswein: «¿La comunión a los divorciados que se han vuelto a casar? Propuesta imposible»

El Prefecto de la Casa Pontificia y secretario del Papa emérito: «Un pastor no debe decidir con base en los aplausos de los medios; la medida es el Evangelio, la fe, la sana doctrina»
«Es cierto que no todos los errores provienen» de Alemania, «pero el punto en cuestión seguramente sí: hace veinte años, Juan Pablo II, después de una larga y difícil negociación, no aceptó que los cristianos que se han vuelto a casar pudieran acceder a la Eucaristía. Entonces, no podemos ignorar su magisterio y cambiar las cosas».
Es lo que afirmó el Prefecto de la Casa Pontificia y secretario del Papa emérito Benedicto XVI, Georg Gänswein, durante una entrevista con Zenit sobre el próximo Sínodo de la familia que será celebrado en octubre y, en particular, sobre la situación de las parejas «irregulares» y del problema de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar.
«¿Por qué algunos pastores -se preguntó Gänswein- quieren proponer lo que no es posible? No lo sé. Tal vez ceden al espíritu del tiempo, tal vez se dejan guiar por el aplauso humano provocado por los medios de comunicación. Estar en contra de los medios de comunicación es menos agradable; pero un pastor no debe decidir con base en los aplausos de los medios; la medida es el Evangelio, la fe, la sana doctrina, la tradición».
«Un desafío para el Sínodo -observó Gänswein- son los cristianos que se encuentran en una situación matrimonial, teológicamente llamada «irregular». Quiere decir personas que se divorciaron y se volvieron a casar por lo civil. Debemos ayudarlas, claro, pero no de manera reductiva. Es importante acercarse a ellos, crear contacto y mantenerlo, porque son miembros de la Iglesia como todos los demás, no están expulsadas ni mucho menos excomulgadas. Ellos deben ser acompañados, pero hay problemas relacionados con la vida sacramental. Hay que ser muy sinceros -subrayó-, por parte de la Iglesia y también por parte de los fieles que viven en esta situación. No se trata solamente de decir: ‘Pueden o no pueden’. Y ahí, según mi opinión, se debería afrontar de manera positiva».
«La cuestión del acceso a la vida sacramental -añade- debe ser afrontada sinceramente con base en el magisterio católico. Espero que en los meses de preparación antes del Sínodo se presenten propuestas que ayuden y sirvan para encontrar las respuestas adecuadas a tales estos difíciles desafíos».


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