Mons. Martín llamó
ser una Iglesia que vive de la misericordia del Señor
Mons. Eduardo Eliseo Martín, arzobispo de Rosario.
Rosario (AICA) Viernes 31 Jul 2015 | 11:54 am: El arzobispo de Rosario, monseñor
Eduardo Eliseo Martín, dictó una conferencia sobre el papa Francisco y la
cultura del encuentro que él predica, ante empleados de comercio de la ciudad y
otros invitados especiales. El prelado invitó a construir una Iglesia que
posibilite el encuentro del hombre con Jesucristo, para experimentar la misericordia
divina, y llamó a propiciar una cultura del encuentro más solidaria e
inclusiva.
El
arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín, dictó una conferencia
sobre el papa Francisco y la cultura del encuentro que él predica, ante
empleados de comercio de la ciudad y otros invitados especiales.
Luego de haber estado en Roma, con motivo de la bendición del palio arzobispal, y de haberse encontrado en privado con Francisco, el prelado se refirió al mensaje y a la visión de un mundo cada vez más necesitado de alegría evangélica, claridad profética y amor universal.
El prelado comenzó su disertación observando que el cristianismo es “ante todo un hecho”, un acontecimiento que tiene la forma de encuentro humano, y aseguró que no se puede comprender esta dinámica del encuentro que suscita el estupor y la adhesión sin la misericordia.
“Sólo quien ha sido acariciado por la ternura de la misericordia conoce verdaderamente al Señor. El lugar privilegiado del encuentro es la caricia de la misericordia de Jesucristo en mi pecado”, dijo el arzobispo de Rosario en un momento de su discurso, en el que citó reiteradas veces los documentos y discursos del papa Francisco.
Puesto que el cristianismo nace de un encuentro, monseñor Martín planteó cómo se da hoy ese encuentro. Advirtió que los acondicionamientos humanos “son elementos para la encarnación de lo divino”, que quiere hacerse presente a través de lo humano, y esa humanidad de la Iglesia es la que permite vivir un encuentro concreto con el Dios hecho carne: “Es así que podemos vivir una experiencia, una verificación de la pretensión de Jesucristo de estar presente entre nosotros”.
“Así como la experiencia de la misericordia en el encuentro con Cristo nos hace capaces de un bien mayor; así ha de ser el camino de la Iglesia, de una Iglesia que vive de la misericordia del Señor, se hace ella misericordia, y no se queda, se convierte en una Iglesia en salida. El llamado de la Iglesia es también éste: dejar que se manifieste la gran misericordia de Dios”, sostuvo el prelado.
Luego de haber estado en Roma, con motivo de la bendición del palio arzobispal, y de haberse encontrado en privado con Francisco, el prelado se refirió al mensaje y a la visión de un mundo cada vez más necesitado de alegría evangélica, claridad profética y amor universal.
El prelado comenzó su disertación observando que el cristianismo es “ante todo un hecho”, un acontecimiento que tiene la forma de encuentro humano, y aseguró que no se puede comprender esta dinámica del encuentro que suscita el estupor y la adhesión sin la misericordia.
“Sólo quien ha sido acariciado por la ternura de la misericordia conoce verdaderamente al Señor. El lugar privilegiado del encuentro es la caricia de la misericordia de Jesucristo en mi pecado”, dijo el arzobispo de Rosario en un momento de su discurso, en el que citó reiteradas veces los documentos y discursos del papa Francisco.
Puesto que el cristianismo nace de un encuentro, monseñor Martín planteó cómo se da hoy ese encuentro. Advirtió que los acondicionamientos humanos “son elementos para la encarnación de lo divino”, que quiere hacerse presente a través de lo humano, y esa humanidad de la Iglesia es la que permite vivir un encuentro concreto con el Dios hecho carne: “Es así que podemos vivir una experiencia, una verificación de la pretensión de Jesucristo de estar presente entre nosotros”.
“Así como la experiencia de la misericordia en el encuentro con Cristo nos hace capaces de un bien mayor; así ha de ser el camino de la Iglesia, de una Iglesia que vive de la misericordia del Señor, se hace ella misericordia, y no se queda, se convierte en una Iglesia en salida. El llamado de la Iglesia es también éste: dejar que se manifieste la gran misericordia de Dios”, sostuvo el prelado.
“El
camino de la Iglesia es precisamente el de no condenar a nadie para siempre y
difundir la misericordia de Dios a todas las personas que lo piden con corazón
sincero”, agregó el disertante.
Ir al
encuentro de los alejados
El arzobispo
rosarino sostuvo que el encuentro con Jesús lleva a la Iglesia a ir en busca de
los alejados, hacia las periferias esenciales de la existencia. “Así como el
Verbo de Dios se hizo el último de todos y el servidor de todos; así como
Jesucristo salvó la distancia y se hizo tan cercano que se hizo uno de
nosotros, también nosotros debemos hacer lo mismo”, apuntó.
Para esta
misión, monseñor Martín propuso imitar a Jesús, que se hizo “el último de
todos, el más pobre de todos”. Al respecto agregó: “Es lógico que debamos
empezar por el encuentro con los pobres”. También observó la necesidad de
construir día a día un orden querido por Dios, que comporta una justicia más
perfecta entre los hombres, y una paz que es fruto del desarrollo de
todos.
El
arzobispo recordó algunos principios que el Papa pregona desde hace tiempo para
crecer en la cultura del encuentro: “el tiempo es superior al espacio”, “la
unidad prevalece sobre el conflicto”, “la realidad es más importante que la
idea”, y “el todo es superior a las partes”.
Finalmente,
monseñor Martín animó a ir contracorriente “de esta cultura eficientista, de
esta cultura del descarte”, como dijo el Papa. “El encuentro, la recepción de
todos y la solidaridad son elementos que hacen nuestra civilización verdaderamente
humana”, aseguró.
“Que este testimonio luminoso y comprometido del Papa Francisco nos anime a ser artífices de esta cultura del encuentro en nuestra patria, comprometiendo en ello nuestras vidas”, concluyó el arzobispo.+
“Que este testimonio luminoso y comprometido del Papa Francisco nos anime a ser artífices de esta cultura del encuentro en nuestra patria, comprometiendo en ello nuestras vidas”, concluyó el arzobispo.+
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