Papa Francisco en Caacupé: María testimonia que Dios no defrauda en
tiempos difíciles
El Papa Francisco ante la Virgen de Caacupé en su
santuario en Paraguay. Foto David Ramos / ACI Prensa
ASUNCIÓN, 11 Jul. 15 / 10:58 am (ACI).- El Papa Francisco hizo una
sencilla y profunda reflexión sobre María en el Santuario de la Virgen de
Caacupé en Paraguay, y explicó que ella es una verdadera Madre que da
testimonio de que Dios nunca abandona y que es posible mantener la fe y la
esperanza en medio de los tiempos difíciles.
Ante miles de fieles presentes,
el Santo Padre dijo que “estar aquí con ustedes es sentirme en casa, a los pies
de nuestra Madre la Virgen de los Milagros de Caacupé. En un santuario los
hijos nos encontramos con nuestra Madre y entre nosotros recordamos que somos
hermanos. Es un lugar de fiesta, de encuentro, de familia”.
“Venimos siempre con
nuestra vida, porque acá se está en casa y lo mejor es saber
que alguien nos espera”.
A partir el pasaje del Evangelio
de la Anunciación-Encarnación, el Pontífice meditó sobre tres momentos en la
vida de la Madre de Dios y cómo ella siempre se mantuvo fiel y esperanzada: el
nacimiento de Jesús en un pesebre, la huida como inmigrantes en Egipto y la
muerte de Cristo en la cruz.
“Vemos su vida, y nos sentimos
comprendidos, entendidos. Podemos sentarnos a rezar y usar un lenguaje común
frente a un sinfín de situaciones que vivimos a diario. Nos podemos identificar
en muchas situaciones de su vida. Contarle de nuestras realidades porque ella
las comprende”.
Ella, dijo el Papa, “es la mujer
de fe, es la Madre de la Iglesia, ella
creyó. Su vida, es testimonio de que Dios no defrauda, que Dios no
abandona a su Pueblo, aunque existan momentos o situaciones que parecen que Él
no está. Ella fue la primera discípula que acompañó a su Hijo y sostuvo la
esperanza de los apóstoles en los momentos difíciles”.
La Virgen María, prosiguió el
Santo Padre, “ha estado y está en las mesas de cada hogar. Ha estado y está en
la formación de la Patria, haciéndonos Nación. Siempre con una presencia
discreta y silenciosa. En la mirada de una imagen, una estampita o una medalla.
Bajo el signo del rosario, sabemos que no vamos solos, que Ella nos
acompaña”.
María, resaltó el Papa Francisco,
aprendió a escuchar, a no temer y a invitar constantemente a sus hijos a “hacer
lo que Él les diga”. La Madre de Dios, remarcó el Pontífice, “no tiene un
programa propio, no viene a decirnos nada nuevo, más bien le gusta
estar callada, tan solo su fe acompaña nuestra fe”.
Para leer la homilía completa,
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